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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ajustes autonómicos: asimétricos y de magnitud incierta

Dejando al margen las relaciones financieras con la Unión Europea, la restricción presupuestaria del sector público español es un sistema cerrado. Para financiar el gasto hay que cobrar impuestos. Para reducir el déficit, hay que recortar el primero o subir los segundos.

Las cosas son distintas para las comunidades autónomas contempladas de forma aislada. Su restricción presupuestaria es abierta, porque existen transferencias intergubernamentales de magnitud muy relevante. Los 15.000 millones de reducción del déficit autonómico en 2012 citados de forma recurrente estos días pueden dejarse en manos exclusivas de las comunidades autónomas, o no. Basta con que la Administración central incremente sus transferencias para ayudar y compartir fatigas. Por ejemplo, el esfuerzo real de las haciendas autonómicas puede aliviarse significativamente si se vuelve al criterio de anticipar los fondos de convergencia creados en la reforma de 2009 y no adelantados en 2011, pese a las reclamaciones de los Gobiernos de Galicia y Cataluña, entre otros. O puede incrementar la dotación global de alguno de los fondos del sistema de financiación. Obviamente, eso significaría que la Administración debería subir sus impuestos o recortar su gasto directo (inversiones de Fomento, gasto en Defensa…) para compensar y conseguir su propio objetivo de déficit. Por tanto, hasta que conozcamos el contenido de los Presupuestos Generales del Estado para 2012 no sabremos cuánto le tocará ajustar realmente a los diferentes niveles de Gobierno.

La segunda nota a destacar es que los ajustes van a ser asimétricos en el espacio. Muy asimétricos, de hecho. Porque la situación de partida, el déficit para 2011, es muy diferente en los distintos territorios. Algunas comunidades tienen que recortar más de cinco puntos (Castilla-La Mancha) y otras ya cumplen (Madrid), o casi (Galicia). No obstante, sería engañoso pensar que la intensidad del esfuerzo en cada territorio va a depender solo de la distancia que media entre el ratio entre déficit y PIB de 2011 y el 1,5% acordado hace unos días. La fuerte nivelación interterritorial que existe en España hace que el presupuesto de Extremadura, por ejemplo, equivalga a casi 30 puntos del PIB extremeño, mientras el de Madrid se queda cerca de los 10 puntos y Cataluña no llega a 15. De ahí que recortar gasto por un importe equivalente al 1% del PIB extremeño va a ser menos duro y difícil que recortar el equivalente al 1% del PIB catalán. Aproximadamente la mitad.

Haber definido los objetivos de déficit en función del PIB regional y no del tamaño del presupuesto de cada comunidad es lo que explica ahora este desequilibrio de esfuerzos para recorrer, aparentemente, el mismo camino.

Santiago Lago Peñas. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo.

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