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El PP achaca a un plan del PSOE el clima de “conflictividad social”

Rubalcaba: “Ellos van con la Conferencia Episcopal; nosotros, con los sindicatos”

Rubalcaba (de perfil) y otros dirigentes del PSOE, antes de la reunión de su Consejo Territorial.
Rubalcaba (de perfil) y otros dirigentes del PSOE, antes de la reunión de su Consejo Territorial.J. L. CEREJIDO (EFE)

Las manifestaciones de estudiantes del pasado miércoles en varias capitales españolas —que juntaron a miles de personas y degeneraron en episodios de violencia en algunos casos— no son fruto del descontento por los recortes y la reforma laboral del Gobierno, ni botón de muestra de un estado de opinión en un sector de la población, sino consecuencia de una “estrategia del PSOE con el ánimo de crear un clima de conflictividad social” en plena tormenta. Una forma de poner “palos en las ruedas” del Ejecutivo justo cuando los ojos de Europa están puestos sobre España. Es la interpretación que hizo este jueves el número tres del PP, Carlos Floriano, que salió en rueda de prensa a condenar los incidentes violentos y adjudicárselos a los socialistas.

Floriano culminaba así varios días de acusaciones del PP al PSOE por su respaldo a las manifestaciones contra la reforma laboral, que el primer partido de la oposición —que hizo su propia reforma laboral en 2010 y enfrentó por eso una huelga general— ha convertido en principal frente de ataque al Gobierno. Y el Gobierno, en principal frente de ataque a la oposición. Dirigentes populares ya habían señalado a los socialistas por “abandonar el Parlamento” y “echarse a la calle” a dar “voces”; por querer, dijo la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, convertir a España “en Grecia”, donde el nivel de tensión social está al límite.

El PP rehúye centrar las críticas en los ciudadanos que protestan —el presidente, Mariano Rajoy, les pidió el miércoles que “entiendan que las cosas no son tan fáciles”— y fija el tiro en el PSOE. Los populares no quieren medias tintas en su apoyo al Gobierno, porque el principal cometido del partido en los próximos meses va a ser precisamente vender los recortes. Lo explicó el vicesecretario de Organización y Electoral, Carlos Floriano, tras su nombramiento el mes pasado, y ayer estrenó ese papel de portavoz duro.

Pero, si la posición del PP es firme, la del PSOE lo es también: “El derecho de manifestación está consagrado en la Constitución y los españoles se manifiestan libre y pacíficamente cuando quieren. El PP lo ha hecho durante ocho años, y el PSOE lo hará, porque ejercemos nuestro derecho”, respondió ayer Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general de los socialistas, tras la reunión del Consejo Territorial de su partido en Oviedo. Y añadió: “Cada uno lo hace con quien quiere: el PP se manifestaba con la Conferencia Episcopal y nosotros con los sindicatos. Cada oveja, con su pareja”.

El PP ha dicho

28/2. Alfonso Alonso (portavoz parlamentario). Acusa al PSOE de dar "voces" en la calle y le pide que "reflexione". La actitud de los socialistas, afirma, va "absolutamente en contra" de la oposición "responsable y útil" que prometió Alfredo Pérez Rubalcaba. Han "abandonado" el Parlamento y se han "echado a la calle", dice Alonso. "Han iniciado una campaña de agitación y propaganda".

29/2. Esperanza Aguirre (presidenta de Madrid): "Me sigue escandalizando que el PSOE, responsable en una medida muy alta de lo que está ocurriendo en España, ahora se una a estas protestas. ¿Qué es lo que quieren conseguir, que con mucho jaleo en la calle, España se convierta en Grecia?".

1/3. Alberto Ruiz-Gallardón (ministro de Justicia): "Esas imágenes de Barcelona, que estos días se ha convertido en la vanguardia, nos han hecho mucho daño y probablemente nos habrán costado muchos puestos de trabajo y muchas inversiones. El Gobierno llama a la responsabilidad".

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No todos los manifestantes han salido a la calle “pacíficamente”: en Barcelona, por ejemplo, grupos de jóvenes rompieron cristales, quemaron contenedores y tiraron piedras a la policía. Hubo 12 heridos —siete de ellos, mossos— y 12 detenidos. Preguntado por eso, Rubalcaba subrayó que cualquier violencia es “detestable”. Pero no quiso darle más importancia: “El problema no es la violencia, el problema es que alguien quiera relacionar al PSOE con la violencia”.

La relación del PSOE con los sindicatos pasó por su peor momento en 2010, cuando la reforma laboral del Gobierno socialista provocó una huelga general. Ahora los socialistas han apoyado desde el principio las reivindicaciones sindicales contra la reforma, aun más dura, del PP, y, según las palabras del secretario general, van a seguir haciéndolo.

Floriano, que había comparecido antes de Rubalcaba, acusó al PSOE de estar detrás de las protestas y de querer “ocupar las calles”. “Para replicar las políticas del Gobierno, hay una estrategia del PSOE con el ánimo de crear un clima de conflictividad social”, sostuvo Floriano. Y, tras exigir a Rubalcaba un rechazo claro a la violencia, opinó que a través de esa “conflictividad social” los socialistas intentan “ocultar” su minoría en el Congreso y los resultados del 20-N. Rubalcaba y su partido, que han traído a España a la “situación” en la que está, afirmó el número tres del PP, están poniendo “palos en las ruedas” a las reformas que el Gobierno ha impulsado “para sacar” al país “de este pozo de déficit y paro”.

La arremetida del dirigente popular incluyó la cobertura de las manifestaciones que realizó la televisión pública. Los responsables de los informativos de TVE —que aún son los mismos que había con el PSOE— se están “comportando como unos servidores de intereses concretos y no servidores de intereses generales”, opinó Floriano. A continuación, les exigió que sean “cuidadosos” en el tratamiento de las protestas, ya que, según el PP, no están “contribuyendo a dar la imagen” apropiada y real de España. Línea que había apuntado por la mañana el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón: “Esas imágenes de Barcelona nos han hecho mucho daño y probablemente nos habrán costado muchos puestos de trabajo y muchas inversiones”.

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