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OBITUARIO

Carmen Schrader, Justa entre las Naciones

Junto con su marido, diplomático español, ocultó a varios judíos en el Berlín nazi

Carmen Schrader, en 2005.
Carmen Schrader, en 2005.

Carmen Schrader (Grethem, Baja Sajonia, 1913) era la única española incluida en los Justos entre las Naciones que quedaba con vida. Junto a su marido, José Ruiz Santaella, fallecido en 1997, fue distinguida en 1988 con ese reconocimiento por la organización Yad Vashem, que distingue a los gentiles que prestaron ayuda a los judíos durante el genocidio organizado por los nazis. Jugándose la vida, ambos protegieron a varios judíos en el corazón de la Alemania nazi. Por ello sus nombres figuran en el museo de Yad Vashem en Jerusalén, junto con otros dos españoles, los diplomáticos Ángel Sanz-Briz y Eduardo Propper de Callejón.

 Carmen falleció el lunes en Córdoba, donde residió más de media vida. Tenía 99 años y mantuvo la lucidez hasta el final. Todavía seguía en contacto con Ruth Arndt, una de las personas que salvó la vida gracias al matrimonio. Tras la guerra, logró huir a Estados Unidos con su familia. “Nunca dejaron de cartearse las dos”, destaca Margarita, la hija de Carmen Schrader, que recuerda el último encuentro que mantuvieron ambas mujeres en persona. Fue hace dos años, en Berlín, la misma ciudad en la que lograron zafarse de la persecución nazi.

Carmen Schrader, de familia protestante, cambió su nombre original, Waltraud, por el de Carmen al casarse con el católico José Ruiz Santaella. Nacido en Baena (Córdoba) en 1904, Ruiz Santaella estudiaba ingeniería agrícola en la Universidad de Halle (Alemania). Carmen y él se casaron en febrero de 1936. Tras unos años en España, se trasladaron a Berlín en 1942. Ruiz Santaella había sido nombrado agregado de Agricultura de la Embajada de España.

Una costurera judía que había conseguido sobrevivir a la persecución acudía todas las semanas a casa de Carmen y José. La muchacha se llamaba Gertrud Neuman y el matrimonio terminó escondiéndola con ellos. Poco después llegarían otras dos personas: Ruth Arndt y su madre, ambas judías. Ruth era amiga de Gertrud. Siempre en la clandestinidad, las tres fueron cobijadas por el matrimonio español. “Ruth y su madre se hablaban entre ellas de usted, como dos perfectas desconocidas para que nadie supiese que eran madre e hija”, describe Margarita. José Ruiz, además, alimentaba al padre de Ruth, escondido en otra casa.

Los Arndt fueron una de las contadas familias hebreas europeas en la que todos sus miembros sobrevivieron a la Shoah. Gracias a su testimonio, Carmen Schrader y su marido fueron reconocidos como Justos entre las Naciones. “Mis padres actuaron así espontáneamente, porque era lo que había que hacer”, termina Margarita.

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