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Dos políticos distintos unidos a la fuerza

El presidente español recibió este jueves un espaldarazo de quien, hace pocas semanas, menos quería recibirlo

Mariano Rajoy recibió este jueves un espaldarazo de quien, hace pocas semanas, menos quería recibirlo. Con las palabras y con los hechos, el presidente español ha marcado distancias en repetidas ocasiones con el Ejecutivo italiano. Durante la campaña electoral española, que coincidió con la dimisión inducida de Silvio Berlusconi y la ascensión al poder de Mario Monti, el líder del Partido Popular (PP) dijo en un mitin celebrado en Zaragoza: “Hay quien dice que los mercados han ganado a la política, que están incluso por encima de la soberanía nacional, que llega la época de los tecnócratas. Pues yo digo: lo que llega ahora es la época de los buenos gobernantes elegidos por los ciudadanos”. Ya en el poder, Rajoy se organizó para visitar a todos los grandes líderes europeos —Merkel, Sarkozy, Cameron y Barroso— antes de recalar en Roma.

Como suele suceder en política, nada es por casualidad. El equipo económico de Rajoy tenía como objetivo alejarse lo más posible de Monti para no salir en la foto junto a un país, Italia, con la prima de riesgo disparada y con el fantasma tan cercano de Grecia amargándole los días. Los españoles preferían estar, aunque fuera de rondón, más cerca de los presidentes de Francia o Alemania, los jefes de facto de la política europea. Sobre todo de Angela Merkel, la líder más poderosa.

Sin embargo, a nadie se le escapa —tampoco a Rajoy y los suyos— que en las últimas semanas Mario Monti, y por tanto Italia, son ya más parte de la solución que del problema. Y, por si fuera poco, Rajoy ha presenciado cómo Monti ha sido capaz de poner en marcha una batería de ajustes sin que le tiemble el pulso, una veces con el apoyo de los partidos y las organizaciones sociales y otras solo ante el peligro de las huelgas y las manifestaciones. Se podría decir que el tecnócrata italiano le ha ido abriendo el camino al político español (aunque, puestos a compararlos, habría que ver quién de los dos tiene más de tecnócrata y quién más de político).

En cualquier caso, Mario Monti ofreció una calurosa acogida a Mariano Rajoy en Roma, y al presidente español —aun sin tablas en el escenario europeo— se le vio complacido. Además, y como se encargó de recordar a Monti una periodista italiana durante la conferencia de prensa conjunta, el primer ministro tiene los días contados. Su mandato terminará, y así se ha comprometido en repetidas ocasiones, en la primavera de 2013, que es la fecha en la que se hubieran cumplido los cinco años del malogrado Gobierno de Silvio Berlusconi. Por el contrario, Rajoy dispone de cuatro años por delante y del aval político de una mayoría absoluta formada por 185 diputados.

En el estadio europeo de la política, Monti parece ir en cabeza, a veces incluso por delante de Merkel y Sarkozy, pero su brillante carrera será tan corta como veloz. Como la liebre que en las pruebas atléticas marca el ritmo y el camino para después retirarse y que la carrera siga. La de Rajoy será mucho más larga.

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