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los recortes de Rajoy

Mas apoya a Rajoy para que el Gobierno avale las deudas de Cataluña

Rajoy aprovecha la crisis financiera de Cataluña y logra el apoyo de CiU Cataluña es, con la Comunidad Valenciana, tal vez la que tenga un problema más acuciante

Carlos E. Cué

En los últimos días, en los despachos del poder de Madrid y Barcelona, ha habido un intenso movimiento. Desde que Mariano Rajoy decidió dar un giro de 180 grados a su política y aprobar una gran subida de impuestos —6.200 millones de euros—, el presidente se fijó un objetivo político clave: debía lograr el apoyo al menos de CiU, y si era posible del PNV. La idea: compartir el coste político de unas medidas muy impopulares. Rajoy no necesita los votos, tiene mayoría absoluta, pero no quiere estar solo.

Desde ese día, se han producido movimientos políticos de todo tipo. Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta, ha hablado varias veces con Josep Antoni Duran. Alfonso Alonso, el portavoz parlamentario y persona de confianza de Sáenz de Santamaría, ha tratado de rematar esa tarea. Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, ha mantenido varios contactos con Andreu Mas Colell, el consejero de Hacienda y cerebro económico del Gobierno de Artur Mas. Y por último Luis de Guindos, ministro de Economía, también ha contactado con Josep Sánchez Llibre, mano derecha de Duran y hombre muy cercano al empresariado catalán.

Después de esos movimientos llegó ayer la noticia: CiU asume ese coste político y apoya los recortes y subidas de impuestos del PP. Fue el único grupo que lo hizo. Y es especialmente llamativo porque los nacionalistas siempre han defendido, como el PP, que no había que subir los impuestos, sino bajarlos. Un gesto político de primer nivel, que coloca a CiU como socio clave de Rajoy, y es comparable a la abstención de mayo de 2010, que permitió que salieran adelante los recortes del PSOE —el PP votó en contra y salieron por un solo voto—.

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Hace solo tres semanas, los nacionalistas votaron “no” a la investidura de Rajoy como presidente. Fue una sorpresa para el PP, que creía que tras la charla de Rajoy y Duran —fue el único portavoz al que recibió—, CiU se abstendría. Desde entonces ha habido muchos movimientos en ambos lados para reconducir esa relación.

Fuentes cercanas a la negociación aseguran que no se han pactado contrapartidas a cambio del apoyo de CiU ayer. Los catalanes insisten en que han apoyado el ajuste por “responsabilidad en un momento delicado y como mensaje a los mercados”, como antes apoyaron —con una abstención, no con un sí— los recortes de Zapatero. Esto es, CiU quiere mantener su imagen de seriedad y cooperación en momentos críticos.

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Sin embargo, todas las fuentes consultadas asumen que detrás está también en la situación financiera de la Generalitat. Casi todas las comunidades tienen problemas de liquidez. Les vencen plazos de deuda, y apenas tienen dinero en la caja. Pero Cataluña es, con la Comunidad Valenciana, tal vez la que tenga un problema más acuciante.

El Gobierno de Rajoy ha aprovechado así un momento de debilidad de las finanzas catalanas para buscar el apoyo de CiU. Ha sido sobre todo Mas-Colell, según estas fuentes, quien más ha presionado para que CiU cambiara la relación con el PP, maltrecha después de la votación de investidura. No es momento, habría pensado Mas Colell, de enfrentarse con Moncloa, a la que tal vez tenga que pedir ayuda en cualquier momento como lo acaba de hacer la Comunidad Valenciana. En cualquier caso CiU insiste en que ellos ya están “haciendo los deberes” con los recortes y reclaman un nuevo modelo de financiación para resolver sus cuentas.

Desde el Gobierno insisten en que el compromiso firme del Ejecutivo pasa por no dejar caer a ninguna comunidad. No se va a permitir que haya un impago así, esto es que alguna autonomía deje de pagar sus deudas. Ya se respaldó a la Comunidad Valenciana con una deuda que tenía del Deutsche Bank.Y se hará si es necesario con otras, aseguran.

Mas-Colell incluso ha oficializado este cambio de rumbo con una carta que ha enviado a Montoro. En ella se plantean una serie de condiciones o prioridades para recuperar la buena relación. Entre ellas, además de la reclamación de 759 millones que estaban comprometidos en el desarrollo del Estatut, está la de que se establezcan mecanismos de deuda conjunta. Esto es, que el Estado respalde las deudas catalanas. Todas las comunidades tienen problemas de financiación y algunas llevan tiempo, como la valenciana, hablando de unos hispanobonos, deuda autonómica respaldada por el Estado.

A la Generalitat no solo le conviene llevarse bien con el Gobierno central por su situación financiera. CiU necesita además el apoyo del PP en Cataluña (le faltan seis votos) para sacar adelante sus impopulares presupuestos. Desde el PP catalán insisten en que las negociaciones en el Congreso no tienen nada que ver con lo que se haga allí, aunque admiten que todo está abierto y los populares podrían apoyar a CiU. Sería una muestra más de esa nueva relación que parece haber comenzado ayer.

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