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El Supremo y el Constitucional impiden las últimas recusaciones de Garzón

El juez pretendía evitar que le juzgara quien fue instructor de la causa por prevaricación por los crímenes del franquismo Varela y Marchena le juzgarán por las escuchas de Gürtel

El juez Garzón llega al Supremo para declarar el pasado diciembre.
El juez Garzón llega al Supremo para declarar el pasado diciembre.

Los tribunales Supremo y el Constitucional han rechazado de plano las últimas recusaciones formuladas por Baltasar Garzón contra los jueces Luciano Varela y Manuel Marchena, que han sido los instructores de los procesos abiertos contra él por presunta prevaricación en los casos de los crímenes del franquismo o los fondos por los cursos de la Universidad de Nueva York, respectivamente. Y ambos, que le han perseguido con toda la crudeza posible, ahora se sentarán en el tribunal para juzgarle por el caso de las escuchas de la Gürtel, que se iniciará el próximo día 17 de enero.

Sin embargo, lo más llamativo ha sido la forma en la que se ha producido el rechazo a las recusaciones. El Supremo sabía que si daba trámite al incidente tendría que retrasar la vista de las escuchas y se juzgaría antes el caso de la presunta prevaricación por tratar de abrir una causa por los crímenes del franquismo sin ser competente, a juicio del tribunal.

De modo que el Supremo ha rechazado a limine, es decir, de plano y sin instruir el incidente, la recusación presentada contra Varela. Este juez ya demostró en su momento cómo el archivo de una querella podía convertirse en un arma arrojadiza contra Garzón o cómo, frente a la lentitud habitual, dictó siete resoluciones en un día para hacer posible que el sector conservador del CGPJ (elegido a propuesta del PP) pidiera un pleno extraordinario para suspender a Garzón de sus funciones y frustrar la salida honorable que desde instancias internacionales le habían ofrecido.

Una de las causas de recusación es que quien ha sido instructor de la causa no puede juzgar, porque ha podido adquirir prejuicios contra el acusado. Varela ha sido instructor del proceso contra Garzón por presunta prevaricación en el caso de los crímenes del franquismo. Sin embargo, el Supremo considera que los prejuicios que adquirió en esa instrucción no le inhabilitan para juzgar otra causa —la de las escuchas de la Gürtel— también por prevaricación.

El hecho de que Varela hubiera pronunciado ante otros compañeros de Sala opiniones descalificadoras de Garzón, tampoco tiene mayor relevancia para el Supremo, porque de “una eventual expresión, informal y en privado, de una supuesta opinión sobre el recusante, no se puede deducir (…) que pudieran existir dudas sobre la imparcialidad (de Varela) que pudieran considerarse objetivamente justificadas”.

El tribunal considera que Garzón presentó la recusación de forma extemporánea y justifica el rechazo de la pretensión del todavía juez de la Audiencia Nacional en que se trata de una maniobra dilatoria para evitar ser juzgado.

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