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El sobrecoste en grandes proyectos en Valencia suma tanto como el tijeretazo

La Ciudad de las Artes ya ha costado 700 millones más de lo previsto El gasto disparado de los grandes proyectos asfixia a la Generalitat

Los sobrecostes de los grandes proyectos construidos durante los últimos años, superan, en un cálculo somero, el coste total del último ajuste aplicado por el Gobierno autonómico del presidente Alberto Fabra, que acaba de aprobar un tijeretazo de 1.057 millones de euros que ha mutilado el presupuesto aprobado el pasado 21 de diciembre en las Cortes Valencianas.

Los datos revelan que con una gestión y un control del gasto más estrictos, la Comunidad Valenciana podría disfrutar de las mismas infraestructuras sin tener que padecer medidas tan drásticas como las presentadas por el Consell. Asimismo, debilitan la justificación del Consell de que si hay tanto déficit y tanta deuda es porque la Comunidad Valenciana requería un esfuerzo que la ha situado en el mayor nivel autonómico de deuda, con el 19,9% de su PIB.

“En determinados momentos en esta comunidad se ha tenido que optar o por no endeudarse y quedarse atrás ante una financiación autonómica totalmente discriminatoria, o, a pesar de todo, endeudarse para que los ciudadanos valencianos tuvieran las infraestructuras que se merecen”. Así justificó el endeudamiento el vicepresidente de la Generalitat y portavoz del Consell, José Ciscar, tras presentar las medidas del tijeretazo de Año Nuevo.

Ciscar también defendió la idoneidad de las infraestructuras levantadas al calor de una política de grandes eventos: “Yo creo que los ciudadanos en esta comunidad están muy contentos y muy orgullosos, a pesar de la deuda, de las infraestructuras”, explicó. Y añadió: “Si le pusiésemos [a cualquier ciudadano] en la disyuntiva de que desaparece la Ciudad de las Artes y de las Ciencias o desaparece la deuda, yo creo que se quedaría con la Ciudad de las Artes y de las Ciencias”.

Los sobrecostes de los grandes proyectos más importantes ya suman más que los 1.057 millones previstos, que implican recorte salarial a los funcionarios y una mayor presión fiscal, sobre todo en impuestos directos, para los ciudadanos. El buque insignia del despilfarro es precisamente el ejemplo que puso Ciscar: la Ciudad de las Artes, que ya ronda los 700 millones en sobrecostes. Si se le suman los sobrecostes de la Ciudad de la Luz (240) y los de Terra Mítica (107), ya se supera el tijeretazo.

La Ciudad de las Artes y de las Ciencias tenía un presupuesto inicial de 331 millones. A finales de 2009 ya contaba con un desfase de 600 millones de euros, es decir, casi un sobrecoste del 200%, según la propia Sindicatura de Comptes. Pero lo más grave es que no se ha pagado. A 31 de diciembre de 2010, según la ejecución del presupuesto, la empresa que la gestiona, CACSA, debía 494 millones de euros a largo plazo y otros 245 a corto plazo, es decir, 739 en total.

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Casi todos los proyectos han ido disparando sus costes finales. Si L’Hemisfèric, el más barato de los elementos, se proyectó por 18 millones, costó al final 30. Si el Museo de las Ciencias iba a costar 62 millones, se acabó gastando 142. Si L’Umbracle se ajustó a 14 millones, los valencianos pagaron al final 33.

L’Oceanogràfic fue quizá el hito que reventó más su presupuesto, al pasar de 39 millones a 172. Y el Palau de les Arts se comió la mayor cantidad de dinero: se estimó en 109 millones y costó 382,5, aunque sigue pendiente la liquidación de las obras.

Pero lo peor es que año tras año, los desfases van siendo mayores a medida que la Sindicatura de Comptes tiene más datos. Así, en el informe de la institución entregado el pasado 23 de diciembre por el Síndic, Rafael Vicente Queralt, a las Cortes Valencianas, se desvelaba que el Ágora, un edificio azul y blanco que no tiene una utilidad definida, supera los 39,9 millones de sobrecoste. Se adjudicó por 41,3 millones y la dirección de obra se encargó al arquitecto de todo el complejo, Santiago Calatrava, por otros 4,9. Las cantidades finales han pasado a ser 76,9 y 9,2 millones, respectivamente. Y eso que todavía no se ha acabado y los últimos desperfectos costarán otros 3,2 millones.

Lo mismo ocurre con el puente de l’Assut, cuyo coste se eleva a 63,2 millones, cuando la adjudicación inicial era de 23,2.

Otra infraestructura que siembra dudas sobre el interés de su construcción es otro gran icono de la política del PP, el parque temático Terra Mítica de Benidorm. Se presupuestó en 270 millones y alcanzó los 377 (con un claro sobrecoste de 107 millones), aunque entre ayudas, ampliaciones de capital y deudas que arrastra dispara con creces esa cifra. Ahora se vende a precio de saldo para enjugar deudas. En la Ciudad de la Luz, también en venta, y en cuya construcción se iban a invertir 100 millones, el coste final se superó con creces: el propio presidente de la Generalitat aseguró que costó 340 millones.

Para levantar el aeropuerto de Castellón, en el que casi un año después todavía no ha aterrizado un solo avión, se han invertido más de 150 millones de euros, aunque salió a un precio de licitación de 113 millones de euros. Y ahora la empresa que lo gestiona tiene deudas por 198 millones, lo que quizá corresponda a los excesos de las infraestructuras.

En el capítulo de la mala gestión también habría que incluir la fórmula 1, que según el Consell “no iba a costar ni un euro” a los valencianos y ya supone 25 millones al año (20,5 de canon y 4,4 por televisarla). Al igual que otras curiosidades, como pagar 15,2 millones de euros a Calatrava por el proyecto de tres rascacielos que nunca se han construido.

Al final, los grandes proyectos se han construido con un gran sobrecoste, pero están muy lejos de haber sido pagados y la deuda asfixia al Consell. Es más, el tijeretazo que ahora impone no sería suficiente para enjugar las deudas de tres de las empresas públicas que gestionan grandes proyectos: el Aeropuerto de Castellón, con 198 millones en deudas; CACSA, con 740, y la Sociedad de Proyectos Temáticos, con 671 millones.

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