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Los barones del PSOE asumen que ninguno podrá imponer un candidato

Los socialistas encaran con desánimo un congreso con riesgo de fractura

Anabel Díez
Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, en un acto electoral del PSC en Barcelona, el pasado 17 de noviembre.
Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, en un acto electoral del PSC en Barcelona, el pasado 17 de noviembre.MARCELI·LÍ SÀENZ

“¿En 40 días vamos a redefinir el modelo socialdemócrata, encontrar la tesis que alumbre a los partidos de la Internacional Socialista y recuperar a los cuatro millones y medio de ciudadanos que nos han abandonado?”. Esta pregunta retórica, expresada con tono más amargo que irónico y cargada de profundo escepticismo, la lanza un dirigente socialista para poner en entredicho el afán de los protagonistas más activos en el proceso congresual del PSOE de hacer creer que solo les interesa el debate de ideas. Así, dejan en segundo plano quién debe liderar el partido; como asunto de menor relevancia.

Pues bien, en la mayoría de las federaciones socialistas se percibe que sus militantes y dirigentes quieren que en el 38º congreso del PSOE, que se celebrará los días 3, 4 y 5 de febrero en Sevilla, se elija a un líder y a un equipo que consiga generar ilusión, recuperar la moral y encarar con optimismo y fortaleza la travesía del desierto desde la oposición. De momento, hay desánimo y síntomas de división profunda, según se constata en distintas federaciones.

Los afiliados esperan 

En las organizaciones territoriales se da por seguro que Carme Chacón, diputada por Barcelona y exministra de Defensa, dará el paso y aspirará a la secretaría general del PSOE. También creen que entrará en la carrera el candidato electoral del 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba, exministro del Interior, ex vicepresidente primero del Gobierno y diputado por Madrid. Entonces, ¿A qué esperan, por qué no lo han dicho ya abiertamente?

Este es un comentario generalizado en muchos militantes socialistas, que tiene su razón de ser ya que ellos tienen la potestad de elegir, mediante votaciones secretas, a los delegados que les representarán en el 38º congreso.

Los nervios están a flor de piel. Los militantes y cuadros locales y provinciales quieren saber ya quienes van a solicitar su voto. Los barones territoriales, es decir, los secretarios generales de cada comunidad, no podrían decir a quién votaría su federación, en el supuesto de que compitan Chacón y Rubalcaba, pero sí tienen claro que no solo deben abstenerse de indicar a los suyos que apoyen a uno u a otro, sino incluso, en algunos casos, no deben decir en alto cuál es su opción. “Es muy difícil que las federaciones vayan cerradas porque no hay liderazgos fuertes”, señala un veterano diputado que habla de su organización territorial pero sabe que ocurre así en la mayoría de ellas. Un recorrido por los feudos de partido del PSOE ofrece un panorama muy similar.

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La mayoría de los secretarios generales se encuentran en precario desde que perdieron las elecciones autonómicas del pasado mayo y la derrota se remachó en las generales. Muchos de ellos son conscientes de que carecen de apoyo no solo para orientar el voto en el congreso federal, sino que probablemente tampoco lo tendrán para repetir en sus respectivos congresos. Entre todas las federaciones socialistas se hace la excepción del Partido Socialista de Euskadi, donde su secretario general, el lehendakari Patxi López, sí goza de un predicamento entre los suyos mayor que en el resto.

Aun así, en principio, será muy prudente en la expresión de su preferencia. Todos los barones piensan en sus respectivos congresos. “Muchos militantes van a votar más en clave regional que federal pensando en sus congresos”. Esta previsión se repite en varios interlocutores de distinas federaciones de España. “No pueden abanderar ninguna opción porque les puede perjudicar en su territorio”, insisten experimentados militantes. “La batalla se dará en varios tableros: local, regional y federal, y el último no es el más importante”, añaden. Por su parte, los barones consultados reconocen que “el congreso será muy abierto” con dificultades para prever su resultado.

Este dependerá de un cuerpo electoral de 960 delegados en representación de 220.000 militantes. No es una elección universal, como piden Tomás Gómez, secretario general del PSM, y la corriente Izquierda Socialista, pero supone una representación por delegación muy estimable. La votación final será individual y secreta.

Pero los militantes no quieren empezar a ciegas su proceso de votaciones de delegados al cónclave de Sevilla. Quieren saber quiénes se van a presentar, señalan a este periódico cuadros medios del PSOE de distintas regiones.

“Es muy difícil que las federaciones vayan cerradas porque no hay liderazgos fuertes”, señala un veterano diputado

Las cosas no han empezado bien, desde la perspectiva de muchos socialistas. La presentación el pasado 20 de diciembre de la plataforma Mucho PSOE por hacer, en la que figuran una treintena de socialistas de la que Carme Chacón señala que es “una más”, ha desconcertado a muchos militantes. Después se publicó en EL PAÍS el artículo Yo sí estuve allí, de ex altos cargos del PSOE molestos por entender que los anteriores arremetían contra la gestión de Zapatero. Las hostilidades se abrieron y muchos militantes interpretaron que se ha utilizado a Zapatero como excusa de la batalla. El expresidente no se decantará por nadie.

Pero en las federaciones avisan de que el desasosiego cunde en una situación en la que el PSOE ha dejado de ser relevante por la pérdida casi absoluta de poder institucional. “Todos somos perdedores, no hay nadie de quien tirar para que devuelva la ilusión y las ganas de luchar”, señala un conocedor muy cualificado del PSOE. Sí podrían ser Patxi López o Eduardo Madina, dicen muchas voces. El primero está comprometido con las elecciones vascas, y Madina, sobre el que continúan las presiones, insiste en que no quiere dar ese paso.

El 38º congreso del PSOE puede terminar cerrado en falso o con la sensación de que ha sido de transición, empiezan a aventurar en algunas federaciones. Lo que no hay es ilusión, según reconoce la mayoría. “Sí, pero mejor sin ilusión que rotos”, señalan. Pero este riesgo existe.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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