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Un exembajador encargado de resolver el secuestro del Sáhara

Los rehenes están en manos de una escisión de Al Qaeda

El embajador de España en Etiopía Antonio Sánchez Benedito.
El embajador de España en Etiopía Antonio Sánchez Benedito.ULY MARTÍN

El Gobierno español ha elegido a un joven diplomático pero con larga con experiencia en África subsahariana, Antonio Sánchez-Benedito, de 43 años, para tratar de desenredar el secuestro más misterioso de cuantos han sufrido ciudadanos españoles en el extranjero: el que se produjo hace ya casi mes y medio en Rabuni, la capital administrativa del Frente Polisario en el desierto del Sáhara, según señalan fuentes gubernamentales.

El malagueño Sánchez-Benedito fue subdirector general de África Subsahariana en el Ministerio de Asuntos Exteriores antes de ser nombrado, en 2008, embajador de España en Etiopía. Con 39 años fue el más joven embajador de España.

Cuando desempeñaba ese cargo participó desde Adis Abeba en las negociaciones para liberar a los pescadores del atunero vasco Alakrana secuestrado por piratas somalíes. Acudió, en noviembre de 2009, a Puerto Victoria (Seychelles) para recibirles tras su liberación.

La elección de Sánchez-Benedito obedece no solo a su experiencia sino al deseo de dar continuidad a una hipotética negociación para obtener la liberación de los rehenes, señalan fuentes diplomáticas. Un alto funcionario no tiene porque cambiar cuando se produzca el relevo en el Gobierno.

El diplomático Sánchez-Benedito hizo en noviembre un viaje a Mali

Nunca hasta octubre se había producido en el Sáhara un secuestro de occidentales sin ser reivindicado. Sorprendentemente, el apresamiento de dos cooperantes españoles y de una italiana, el 23 de octubre, en Rabuni, la capital administrativa del Frente Polisario, en el sureste de Argelia, no ha sido reivindicado por nadie. La rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) había asumido hasta ahora la autoría de todos los secuestros en un plazo máximo de dos semanas.

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Los españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y la italiana Rossella Urru no están en manos de Al Qaeda ni de uno de sus jefes argelinos, Mokhtar Belmokhtar, apodado El Tuerto, en cuyo poder sí estuvieron, entre otros, los tres rehenes catalanes apresados en noviembre de 2009 en Mauritania.

Es la primera vez que un secuestro en el Sáhara no es reivindicado

Belmokhtar dirige una de las dos principales katibas (célula terrorista) que operan en el norte de Malí, pero su grupo sufrió una escisión este año. De esta rama disidente forma parte Hakim Ould Mohamed M'Barek, un saharaui al que se atribuye cierta responsabilidad en el triple secuestro de Rabuni. El grupo escindido ha solicitado el ingreso en Al Qaeda como una katiba independiente, pero Belmokhtar se opone a ello porque, según él, sus miembros son delincuentes comunes y no auténticos combatientes islámicos.

El cabecilla de los disidentes, que operan en el norte de Mali, utiliza a sus tres rehenes para forzar su reconocimiento por la dirección magrebí de Al Qaeda. Si lo logra la organización asumirá como propio el secuestro y lo reivindicará.

Así se explica que Al Qaeda no haya publicado hasta ahora ningún comunicado sobre el secuestro ni tampoco lo haya mencionado en su boletín número 35 que abarca los atentados y ataques perpetrados hasta el 21 de noviembre. Belmokhtar concedió ese mismo mes una larga entrevista a la agencia de prensa privada mauritana ANI en la que hablaba de otros rehenes, pero no de los españoles.

Pese a la inexistencia de una reivindicación el diplomático Sánchez-Benedito efectuó, a finales de noviembre, un viaje a Malí para conocer a sus autoridades y solicitar su colaboración cuando se inicien los contactos con vistas a lograr la puesta en libertad.

El anterior secuestro de españoles duró casi cinco meses para la mujer, Alicia Gámez, y nueve meses para los dos varones, Albert Vilalta y Roque Pascual. Fueron puestos en libertad a cambio de un rescate y de la excarcelación del delincuente que les capturó por cuenta de Al Qaeda.

Tres colaboradores del secuestro de Rabuni, dos saharauis y un mauritano, fueron detenidos el lunes por la policía de Mauritania en Nuadibú, la segunda ciudad del país, y trasladados a la capital para ser interrogados, según informó la agencia ANI. No encargaron la operación de Rabuni, pero sí ayudaron a ejecutarla. La agencia de prensa oficial marroquí MAP no dudó en señalar que los dos saharauis detenidos son miembros del Frente Polisario.

Pese al incremento de la inseguridad cerca de mil españoles viajaron durante este doble puente, en cinco vuelos charters y en vuelos regulares, a los campamentos de refugiados para expresar su solidaridad. El Polisario prometió a las autoridades españolas que velaría por la seguridad de todos ellos.

A los voluntarios de Tinduf hay que añadir otras dos españolas, Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, secuestradas también en octubre en Kenia. Ambas trabajan para Médicos Sin Fronteras. En contra de lo que se sospechó en un primer momento no están en manos de la milicia islamista somalí Al Shabab sino de delincuentes comunes.

13 cautivos europeos en Mali

Un mes después del secuestro de los dos españoles y de la italiana en Rabuni, el 25 de noviembre, la rama magrebí de Al Qaeda secuestró, a punta de pistola, a tres turistas en un hotel de Tombuctú, en el norte de Malí, y mató a un cuarto, de nacionalidad alemana, que se resistió a subir al vehículo.

Dos días antes dos franceses, que se declaraban geólogos, fueron también apresados en otro hotel de Hombori, una pequeña ciudad en la misma región. Se añaden a otros cuatro franceses, empleados en Níger de una filial de la multinacional nuclear Areva, que llevan ya casi 15 meses en manos de Abu Zeid, el jefe de una de las dos katibas (celula terrorista) más importante de Al Qaeda en Malí.

En total las diversas katibas que operan en la zona tienen en su poder a 13 europeos, dos de ellos españoles. Es el número más elevado desde que 2003 el Grupo Salafista de Predicación y Combate, predecesor de Al Qaeda, secuestró en el sur de Argelia a 32 turistas europeos, la mayoría alemanes. Parte de ellos fueron también trasladados a la franja septentrional de Malí.

La presencia de fuerzas de elite francesas en Níger y ahora también en Malí —rastrearon la zona de Hombori en busca de los dos geólogos— no ha impedido a Al Qaeda continuar con su actividad.

El turismo en el desierto de Argelia ha caído en picado desde febrero y prácticamente ha desaparecido de gran parte de Malí asestando un duro golpe a la maltercha economía de uno de los países más pobres del mundo.

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