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El PP debe la mayoría absoluta más al colapso del PSOE que a su resultado

Con un aumento de 600.000 votos logra subir 32 escaños respecto a 2008

Ha sido más el enfado que el entusiasmo. El malestar de los votantes del PSOE con este partido ha decantado más las elecciones generales que el propio entusiasmo que haya podido provocar el PP entre los ciudadanos.

Según el análisis de los datos, el grado de fidelidad de los votantes socialistas, que estaba por debajo del 40% según las encuestas de Metroscopia, se ha traducido en un trasvase a otras formaciones, más que en la desmovilización. Hasta ahora, cuando el PSOE era castigado por sus electores esa situación se traducía en un incremento de la abstención. En esos casos, simplemente, lo que los especialistas llaman el “votante exquisito de la izquierda” castigaba al PSOE quedándose en casa. En esta ocasión, según las estimaciones de Metroscopia, ha habido 3,9 millones de ciudadanos que votaron al PSOE en 2008 y que en esta ocasión han preferido apoyar a otras opciones. Además, otros 500.000 sí optaron por la abstención, hasta completar los 4,3 millones de votantes que el PSOE ha perdido con respecto a 2008.

De esos votantes que ha perdido el PSOE, 2,4 millones se han ido a opciones como Izquierda Unida y UPyD, sobre todo. La primera formación ha ganado 700.000 votos que tienen que ver con los electores de izquierda, molestos por la gestión que el PSOE ha hecho de la crisis económica.

La segunda formación que más votos ha recibido del PSOE es UPyD, que ha ganado 800.000 votos. De ellos, todos no son del PSOE y hay algunos que proceden del PP, pero en su mayoría son antiguos electores de la izquierda. La aparición del partido de Rosa Díez ha servido como plataforma para captar votantes del PSOE molestos con este partido, pero no lo suficiente como para votar al PP. Es lo que algunos especialistas llaman “opciones refugio”. Aun así, la estimación es que 1,5 millones de anteriores votantes del PSOE se han pasado al partido de Mariano Rajoy.

En cambio el PP ha mantenido fieles prácticamente a todos sus votantes. Lo curioso es que el PP ha ganado menos de 600.000 votos con respecto a las generales de 2008, en las que perdió y solo logró 154 escaños, 32 menos que ahora.

Y, además, el PP logra mayoría absoluta y su mejor resultado de la historia democrática con 459.000 votos menos que los que logró el PSOE en 2008, cuando solo consiguió 169 escaños, a siete de la mayoría absoluta. En porcentaje, el PP solo tiene 0,7 puntos más que lo que logró el PSOE en 2008, es decir, le sirve para la mayoría absoluta la pérdida de voto del PSOE, hacia la abstención y hacia otras opciones, más que su propio resultado.

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En 2000, el PP logró mayor porcentaje de voto, el 45,24%, pero tuvo menos escaños, 183, porque el PSOE no cayó tanto como ahora. Entonces tuvo casi 500.000 votos menos que ahora, pero el censo era menor y, por tanto, no pueden compararse esas cifras absolutas.

Otra ventaja del PP ahora es el reparto de sus votos y, más concretamente, su ascenso en Andalucía, donde por primera vez supera al PSOE y si se extrapolaran los datos a unas autonómicas lograría una clara mayoría absoluta. La subida del PP es más homogénea que nunca y en Andalucía es donde más escaños hay en juego. En Cataluña sube el PP, pero menos de lo que mostraban las encuestas. En esta comunidad se ha producido un efecto curioso, porque las encuestas no previeron el ascenso espectacular de CiU, entre otras cosas porque, según los expertos, el voto a los nacionalistas ha sido un voto oculto que no se confesaba en los sondeos.

En el caso del País Vasco, la extrapolación de datos a unas elecciones autonómicas deja un escenario político más que complicado. Para empezar, el PP no sería decisivo en ninguna de las combinaciones probables y sí habría dos hipótesis diferentes: un Gobierno consecuencia de un acuerdo entre Amaiur y el PNV o, como alternativa, un Ejecutivo fruto de un pacto entre el PNV y los socialistas. El PP no sumaría ni con el PNV ni con el PSE.

El mantenimiento de esos datos supondría que el PSOE podría quedarse en esta legislatura sin Gobiernos autónomos.

Otra conclusión de los resultados es que la adopción de recortes en un territorio no supone por sí solo desgaste en las urnas. Es el caso de CiU en Cataluña y del PP en Castilla-La Mancha. Los expertos suelen decir que no hay acontecimientos que supongan desgaste en sí mismos, sino que lo que desgasta es si se gestiona de mala manera. Por ejemplo, explican que el 11-M no acabó con el Gobierno de Aznar, pero sí la forma negativa en que el PP gestionó esa crisis en 2004. En el caso de CiU, pese a los recortes y las protestas en esa comunidad, le ha supuesto casi 300.000 votos con respecto a su resultado de 2008 y un aumento notable respecto a las autonómicas. Lo mismo le ha ocurrido al PP en Castilla-La Mancha, donde ha llegado al récord de 55,85%.

Otra conclusión es que el enorme castigo que los electores propinaron al PSOE en las municipales y autonómicas les debió parecer poco, porque ahora lo han repetido aumentado. Entonces el PP le sacó al PSOE menos de 10 puntos y ahora esa diferencia ha sido de 15,89 puntos, es decir, un 50% más, la mayor diferencia en todas las elecciones generales de la historia.

En las de 2000, cuando el PP de Aznar logró mayoría absoluta, la diferencia en favor de los populares fue de 10,53 puntos. Y cuando el PSOE de Felipe González alcanzó en 1982 los míticos 202 escaños ante la AP de Fraga, la ventaja para los socialistas fue de 14,36 puntos, es decir, inferior a la registrada ahora.

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