Todo demasiado previsible
No hay noche más feliz. Para los niños está claro cuál es su noche mágica, sin embargo para los políticos ha sido esta
En una muestra más de que en este país nada es como parece, las televisiones privadas no ha realizado sondeos porque no tienen dinero, pero sí las teles públicas (que pierden al año chorrecientos millones); sondeo, sin embargo, que sí ha sido chupado unos segundos después por las teles privadas (excepto Tele 5) y así montar sus tertulietas con algo de humo; un sondeo que, por cierto, ha acertado poco.
El dato fundamental: mayoría absoluta del PP nadie lo ha puesto en duda, y así a las 20.10, 50 minutos antes de que cerraran las urnas en TeleCanarias, Miquel Iceta (PSC-PSOE) sale en Cataluña para reconocer que los resultados han seguido “el patrón de conducta electoral europeo”, y felicitarse por que el PSC sigue siendo number one en Cataluña (luego resultó falso).
Será por la crisis o no, pero los escenarios de TVE y TV3 son sombríos, tirando a tétricos; la Sexta, como siempre en plan coleguilla; Cuatro, con deportes. La goleada estaba muy prevista.
Las teles miman a la sede del PP donde se vive una “celebración contenida”, ya falta poco para celebrarlo con “champán y mujeres”, como ha dicho el presidente del PP de Valencia.
A las 10 de la noche, Matías Prats en Antena 3 entra a saco. Enfrenta a Arturo Fernández, de la patronal CEOE, y a Ignacio Fernández Toxo, de CC OO para debatir sobre el paro. ¿100 días de gracia? Ni un puro le han dejado fumarse a Rajoy.
Sale Rubalcaba a las 10.20 y ya pide un congreso del PSOE. A las 10.45 sale el vencedor, que pide sangre, sudor y lágrimas. Igual las fundaciones de los partidos dejarán de ser financiadas por el IRPF, y el cine dejará de ser financiado por las televisiones públicas, las televisiones públicas por las telefónicas, las organizaciones no gubernamentales por el dinero gubernamental, los sindicatos obreros por los tiranos empresarios... en un sistema donde nada es lo que parece, solo queda mirar que anoche, después de 35 años de democracia, todas lo han hecho correctamente, sin sorpresas ni estridencias. Todo demasiado previsible, como el mismo resultado electoral, como el mismo tiempo que nos espera.
