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información privilegiada

La agenda secreta de Rajoy

El candidato del PP ha prodigado los contactos con los grandes banqueros y empresarios, que ha intensificado ante la crisis de la deuda, para preparar la llegada al Gobierno

Miguel Ángel Noceda
Mariano Rajoy, junto al presidente del Instituto de la Empresa Familiar Isak Andic.
Mariano Rajoy, junto al presidente del Instituto de la Empresa Familiar Isak Andic.

Cuenta Mariano Rajoy, y es verdad, que se ha tirado toda la legislatura aprendiendo economía. Se puso a ello —como a estudiar inglés— con vistas a su asalto a La Moncloa. Además de despachar con los expertos del PP (Cristóbal Montoro, Álvaro Nadal, Luis de Guindos, que no es del partido pero como si lo fuera, y otros) para que le explicaran conceptos que le permitan desenvolverse mejor en la materia, se ha preocupado por mantener reuniones con empresarios y banqueros del país. Se han intensificado en los últimos tiempos y acelerado los últimos días con algunos encuentros y contactos telefónicos, seguramente por la urgencia de Rajoy por consultar sus opiniones sobre la crisis de la deuda y la persistente reforma financiera.

Han sido reuniones discretas con la que ha formado una agenda secreta de empresarios a los que consulta o se reúne con frecuencia. Entre sus interlocutores habituales están los ejecutivos nombrados por el PP Francisco González en 1996 en Argentaria (luego BBVA) y César Alierta, primero en Tabacalera y luego en Telefónica, y el más reciente Rodrigo Rato, su compañero de partido, en Caja Madrid. Pero también han sido frecuentes las consultas a Isidro Fainé, presidente de La Caixa y de la patronal CECA, y en menor medida a Emilio Botín (Santander) y su paisano Ángel Ron (Popular). Además figura un ramillete más extenso de empresarios de los sectores más importantes, en algunos casos a petición de la otra parte.

Una de las cosas que más afligen a Rajoy es, precisamente, el futuro del sector financiero y la conveniencia o no de constituir un banco malo (las entidades aportan todos los activos tóxicos, inmobiliarios básicamente, de sus balances y el Estado los adquiere a precios de mercado). Rajoy, según las manifestaciones de la recta final de campaña, no le gusta esa solución y se inclina más por que sigan las fusiones, que en todo caso iban a seguir. Esa postura es más cercana a la que en su día defendió el Banco de España (BE) y sobre la que han discrepado dos de sus asesores, Montoro (a favor) y De Guindos (en contra).

Asimismo, coincide con la de los principales bancos, que tampoco parecen estar por la labor (para el Santander, esos activos suponen menos del 3% de los activos y son manejables; y para el BBVA, que tiene en torno al 5%, parecido) y prefieren que el saneamiento vaya por otras vías. No así las cajas, que se vieron muy afectadas por la búrbuja inmobiliaria y achacan al lastre del ladrillo la baja concesión de créditos. El BE cuantificó en 170.000 millones los activos problemáticos, de los que un 30% están provisionados. Es decir, unos 120.000; aunque en realidad, los realmente tóxicos se quedarían en 40.000.

La carrera hacia La Moncloa ha hecho que hayan proliferado también las peticiones para reunirse con el candidato popular por empresarios de todos los sectores clave para reclamar lo suyo y que Rajoy ha recibido. Además de departir con el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, que le ha entregado el programa reivindicativo sobre la reforma laboral, ha estado con otras organizaciones, como el Instituto de la Empresa Familiar, el Consejo de la Competitividad (presidido por Alierta), las Cámaras de Comercio o el Círculo de Empresarios, que le han entregado papeles (también remitidos a los otros partidos).

¿Qué le han pedido los empresarios a Rajoy? Durante los últimos 17 días este periódico ha publicado diariamente la opinión de otros tantos empresarios de distintos sectores. Más allá de las urgencias para ganar la confianza de los mercados y defender el euro, se abre un enorme abanico de peticiones. Coinciden en la adopción de medidas urgentes a las primeras de cambio: reforma del mercado de trabajo; reforma fiscal que incentive la inversión con mejor tratamiento a las pyme; control del gasto público —estatal, autonómico y local—, reforma de las Administraciones Públicas y completar el citado saneamiento del sistema financiero. Además exigen la modernización del modelo productivo, con la mejora de la competitividad en base a la productividad y la eficacia; reforma del sistema energético; mejora del sistema educativo; racionalización de los organismos reguladores; programa de inversiones públicas; apoyo a los emprendedores; apoyo a la automoción; agilizar la internacionalización.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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