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“América será ahora la salvación del editor español”

El editor Juan Casamayor especializó su sello en el cuento para hacer frente a la crisis

Juan Cruz
El editor Juan Casamayor.
El editor Juan Casamayor.SAMUEL SÁNCHEZ

Hace seis años, cuando su hijo Fernando tenía tres, Juan Casamayor y su mujer, Encarnación Molina, llevaban al niño al piso donde fundaron Páginas de Espuma. Ahora el chico tiene nueve años, ellos están pensando en mudar el trabajo a otro lugar más espacioso y, aunque la crisis aprieta al sector editorial, él, Juan, cree que “América será la salvación del editor español, hasta que aquí nos recuperemos”.

“Es curioso”, dice Casamayor. ¿Qué es curioso? “Que hace años Carlos Barral dijera que América era el cementerio de los editores españoles. ¡Y resulta que ahora es un factor imprescindible de nuestra resurrección!”.

La fe en América no es la única que expone Casamayor para afianzar ese optimismo que utiliza “como pancarta contra la crisis”. Tiene la certeza de que “el paradigma está cambiando y ya no podemos ser editores como lo fuimos, y no solo porque venga Internet con más o menos fuerza a nuestras vidas”.

¿Y qué deben hacer él y sus colegas? Primero, “utilizar la Red para vender mejor nuestros libros, para divulgar a los autores, para reunirlos con más gente”. Cuando empezó la crisis, “hubo quienes creyeron que la gente se quedaría en casa leyendo. Eso no iba a ser así, eso no fue así”. Desde los inicios de la crisis “se dieron síntomas de que esta dejaría maltrecha la red de librerías, que es lo que más nos debe preocupar. Pues, sin librerías, se hundiría de veras el negocio”.

Pero no hay que arredrarse, “hay recursos para seguir adelante. La crisis es real, tiene su raíz económica, es cierto que nunca sufrieron tantos por las culpas de unos pocos. Ojalá esto fuera culpa de un partido político, o de un Gobierno, porque tendríamos a quien señalar directamente... Pero yo soy un tipo optimista, si no de qué iba a ser un editor independiente”. ¿Cómo ha resistido? “Porque desde finales de los noventa nos especializamos, hallamos que el cuento en español tenía porvenir y mercado, y nos colamos con esa especialización tan quirúrgica, de modo que conectamos con muchos jóvenes que querían el cuento, y nos juntamos con veteranos que lo practicaban y tenían pocos lugares donde publicarlos”.

Eso le abrió las puertas de América, donde ve ahora la salida española de la crisis. “Andrés Neumann dice que el humor es la conciencia del dolor. Con humor estamos abordando la crisis. Se trata de decirle a la crisis: ‘si tú vienes a hundirme te voy a plantar cara...”. Pero, ¿cómo? “Recortando tiradas, vigilando la elección de títulos, fortaleciendo la política de fondo del catálogo, buscando alternativas, como la creación del premio que hemos hecho con Ribera de Duero...”.

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¿Y no le muerde el libro digital? “Ahí está. No nos asusta, no tiene por qué asustar. Debo confesar que el 25% de nuestra producción se puede vender en Internet, pero hasta ahora el efecto de ese comercio es infinitesimal en las ventas”. ¿Qué produce esa evidencia? “Que tenemos todas las expectativas para el futuro y todas las reservas para el presente... Estamos esperando algo que viene muy lentamente, pero nos debe hallar trabajando en los dos frentes. Ahí estamos, con los libreros, con los autores, con los distribuidores. Si bajamos la guardia nos hunde el pesimismo. Y ahí estamos, ahora con la luz encendida en América. Gracias a eso, entre otras cosas, estoy seguro de que seguiremos pudiéndole dar de comer a Fernando”.

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