Las grandes ausencias
En un debate encorsetado hay muchos asuntos sobre los que los candidatos han evitado dialogar
El debate entre los candidatos ha estado sujeto a un férreo guión del que sus protagonistas apenas se han salido un ápice. Todo estaba previamente pactado, los tiempos, la distribución en el plató, el orden de intervención, incluso el orden de llegada... Pero si algo estaba perfectamente acordado eran los temas. En un escenario tan encorsetado, la inclusión de sorpresas estaba descartada. Sin embargo, el tercer bloque del debate, política exterior y otros temas, por la indeterminación de su temática, se prestaba a cierta flexibilidad a la hora de introducir algunos asuntos conflictivos.
Pero los aspirantes no han arriesgado. La corrupción, los indignados, la cultura, el medioambiente, el independentismo, el problema del agua, la política energética, la lucha contra la violencia de genero... incluso ETA -que se ha abordado de refilón- han sido temas que se han soslayado del debate.
En la primera parte del debate, la destinada a economía y empleo, Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy también se han olvidado de abordar la crisis griega. Ni siquiera Europa ha merecido mucha mayor atención, más allá de la propuesta del candidato socialista de solicitar al BCE una bajada de tipos.
En un formato tan milimétricamente medido, es natural que sean pocos los temas que se aborden y los que se han debatido han sido asuntos de máxima actualidad e importancia para la opinión pública. Otros asuntos de interés, sin embargo, hubieran merecido algunos segundos dentro del férreo cronometraje del debate.
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