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Zapatero, tras Suárez en Ajuria Enea

La visita del presidente recuerda a la del fundador de UCD hace 31 años antes de dejar el poder

Luis R. Aizpeolea
Adolfo Suárez, con Carlos Garaikoetxea en 1980.
Adolfo Suárez, con Carlos Garaikoetxea en 1980. GARCÍA FRANCÉS

José Luis Rodríguez Zapatero será el segundo presidente del Gobierno de la democracia española que visite el Palacio de Ajuria Enea, la residencia del lehendakari del Gobierno vasco. El primero fue Adolfo Suárez, hace casi 31 años. Zapatero se entrevistará con Patxi López, y ofrecerán una rueda de prensa conjunta. Después, tomará la palabra en un acto del PSE, en un hotel de Vitoria, organizado como reconocimiento a su papel en el fin del terrorismo de ETA. Euskadi es la comunidad en la que Zapatero es más reconocido. Su visita a Vitoria es su despedida de los socialistas vascos, con los que ha mantenido un lazo especial en su mandato.

Esta visita no tiene parangón con la que realizó Suárez. Zapatero visita Ajuria Enea dos semanas después de que ETA haya anunciado su cese definitivo y tras más de dos años sin asesinatos ni atentados. Y, además, con una situación económica insólita: Euskadi está por debajo de la media europea en desempleo.

Nada que ver con el País Vasco que visitó Adolfo Suárez hace casi 31 años. El primer presidente democrático visitó Ajuria Enea en el curso de una gira de tres días a Euskadi —9, 10 y 11 de diciembre de 1980—, un año que se cerró con 92 asesinatos de ETA, en el que Euskadi encabezaba las listas de paro y mes y medio antes de que dimitiera de su cargo, el 29 de enero de 1981.

Tras su dimisión sucedieron hechos muy graves. El mismo día de su dimisión, ETA secuestró al ingeniero de la central nuclear de Lemoiz José María Ryan, al que asesinó el 6 de febrero, lo que originó una gran movilización callejera contra ETA. Justo una semana después moría en la cárcel, como consecuencia de torturas en la comisaría, el militante de ETA Joseba Arregi, lo que neutralizó la movilización anti-ETA que había generado el asesinato de Ryan.

Antes, el 4 de febrero, el rey Juan Carlos visitó la Casa de Juntas de Gernika y sufrió una sonora protesta de los junteros de Herri Batasuna, que fueron desalojados por los servicios de seguridad en medio de gran tensión. Unos días más tarde, el 23 de febrero, el coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero asaltó el Congreso e invocó el terrorismo y la situación vasca como excusas para intentar un golpe de Estado.

Garaikoetxea hizo escuchar a un sorprendido Suárez el himno del PNV
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La visita de Suárez al País Vasco, tan sólo unos días antes de aquellas jornadas tan dramáticas, reflejó la enorme tensión que entonces se vivía en Euskadi, como consecuencia, sobre todo, de la virulencia del terrorismo de ETA. Y sin olvidar la desafección del nacionalismo. En ese momento, sus reivindicaciones se centraban en el Concierto económico y la policía autónoma, que se estaban negociando.

Desde que pisó Vitoria, a primera hora del 9 de diciembre de 1980, Suárez se encontró con la parálisis total de la actividad de 108 Ayuntamientos guipuzcoanos y vizcaínos, gobernados por el PNV, "por la total ineficacia de esta visita, que se produce sin resultados positivos en cuanto al desarrollo autonómico, en el aspecto concreto de los conciertos económicos". La parálisis se materializó en decretos firmados por los alcaldes y sin convocatoria previa de plenos.

En el aeropuerto de Vitoria le esperó a Suárez el lehendakari Carlos Garaikoetxea, del PNV, que, tras un frío apretón de manos, señaló lacónicamente a la prensa: "Espero que esta sea una jornada histórica, para bien, por supuesto". En el camino a Ajuria Enea, Suárez pudo ver un cartel de las juventudes del PNV que rezaba: "Suárez no eres bien recibido". El cartel concordaba con las calles, ausentes de símbolos o de expectación.

Ya en Ajuria Enea, Garaikoetxea le hizo escuchar, ante las escaleras, a un Suárez sorprendido, el Eusko Abendaren o Gora ta Gora, el himno del PNV en aquel momento. Por la noche, Suárez se reunió con la Ejecutiva de UCD de Álava en su pequeño piso de Vitoria. "Vengo a ver a mis compañeros de UCD, una UCD castigada, hostigada violentamente por asesinos. Sé lo que es ser hostigado y vapuleado y quiero deciros que estoy emocionado. El recuerdo de todos nuestros compañeros muertos debe impulsarnos a sacrificarnos por nuestros principios. Sé lo difícil que es ser de UCD del País Vasco", dijo.

En aquel momento, ETA político-militar protagonizaba una campaña de asesinatos contra militantes de UCD. Murieron Ramón Baglietto, José Ignacio Ustaran, Jaime Arrese, Felipe Extremiama y Juan de Dios Doval.

El presidente de la Diputación invitó a comer al presidente y le dejó plantado

Al día siguiente, los nacionalistas dieron otro plantón a Suárez. Almorzaba en la Diputación de Vizcaya, invitado por su presidente, José María Makua. El PNV organizó una manifestación de protesta a la llegada. A Makua, militante del PNV, sus dirigentes le exigieron que no acudiera a la comida. Makua cumplió con la exigencia de su partido, pero pidió a Garaikoetxea que le sustituyera para evitar el plantón. Cuando Suárez abandonó la Diputación, algunos grupos le gritaron.

A última hora del día, ETA militar interfirió la segunda edición del Telediario de TVE en Guipúzcoa para leer un extenso comunicado relativo a la visita de Suárez. La imagen se mantuvo sin interferencias y en el momento en que apareció el presidente en la pantalla, la voz se interrumpió y comenzó a oírse el comunicado de la banda.

Suárez estuvo en aquella visita con los partidos y con numerosas fuerzas sociales. Pocas semanas después, a fin de año, cerró el acuerdo sobre el Concierto económico y el despliegue de la Ertzaintza. Fue una de sus últimas iniciativas importantes antes de dimitir el 29 de enero.

La explicación la dio en la rueda de prensa con que culminó su visita: "La pacificación que desean el Gobierno español y la inmensa mayoría del pueblo vasco se va a lograr, con la dimensión de tiempo que requiera, con medidas policiales, políticas y económicas y, fundamentalmente, con el desarrollo del Estatuto vasco".

Han pasado 30 años para que se inicie la pacificación, que ve la luz con el otro presidente que visita Ajuria Enea: Zapatero. Pero se despide de una Euskadi infinitamente mejor de la que se despidió Suárez. 

Cerrar la Transición

Los algo más de 30 años que separan la visita de Adolfo Suárez al palacio de Ajuria Enea de la que hoy va a cursar José Luis Rodríguez Zapatero marcan un cambio de ciclo en Euskadi y el cierre del principal problema pendiente de la Transición: el terrorismo de ETA. Quizás por eso coincida el que sean los dos únicos presidentes de Gobierno democráticos que han visitado el palacio presidencial del Gobierno Vasco.

Suárez fue a Ajuria Enea en los años de plomo —en 1980 se batió el récord de asesinatos de ETA—, en un intento casi a la desesperada de contribuir a sacar a Euskadi del agujero en que estaba. Protagonizó una amplia ronda de contactos con partidos y fuerzas sociales para hacerse una idea más clara de la situación. De aquella ronda concluyó que tenía que tomar la iniciativa política y decidió impulsar el Estatuto de Gernika.

Zapatero visita una Euskadi muy distinta. Con una economía mucho mejor que la de la media española, porque allí se hizo la reconversión en los años 80. Y con una situación política incomparable a la de 1980. El terrorismo de ETA acaba de terminar y su relación con el nacionalismo nada tiene que ver con la que tuvo Suárez.

Zapatero va a Vitoria a cerrar simbólicamente el ciclo del fin de ETA, el problema pendiente de la Transición. Una tarea que se fijó como prioridad en su investidura en 2004 y uno de sus éxitos más espectaculares. Y el PSE se lo quiere reconocer.

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