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Una historia con 4.360.926 caras

Las cifras del paro se vuelven nombres y apellidos en las oficinas de empleo

Inés Santaeulalia

Marco Calvo perdió su empleo como diseñador de estands en una empresa de organización de eventos el 24 de octubre. Tras 10 años en plantilla, Calvo es una de las 134.182 personas que perdieron su trabajo durante el mes pasado. Esta mañana apura un cigarrillo a las puertas de la oficina de empleo del barrio de la Concepción (Madrid) mientras espera su turno para tramitar la prestación. En el interior, decenas de personas pierden la vista en el marcador automático que, a cuentagotas, sube de número para que pase el siguiente. En silencio entra un parado detrás de otro. Aquí en la Concepción o en cualquier barrio de España. Hoy como cualquier mañana. Hay 4.360.926 números a los que llamar, todos con nombres y apellidos.

La página web del Ministerio de Trabajo e Inmigración alerta a quien busca la palabra INEM en Internet: “El INEM (Instituto Nacional de Empleo) no existe”. Aunque se refiere al cambio de nombre -en 2003 pasó a denominarse Servicio Público de Empleo Estatal- para la mayoría de desempleados la frase es una realidad. “Aquí solo ofrecen cursos, trabajo nada”, se lamenta Concha Nogales a la salida. Lleva dos años parada y, como había trabajado de empleada del hogar, tampoco ha tenido derecho a una prestación.

La historia de Nogales o Calvo se pierde en una maraña de cifras que esta mañana, como es habitual desde que comenzó la crisis, se escriben en rojo. Este mes no ha sido diferente. Además, el mal dato hecho público hoy por el Ministerio de Trabajo se ha colado de lleno en la campaña electoral. Para el PP es la demostración de que “España necesita otra cosa”, para el PSOE es un nuevo golpe a solo unas horas de que comience la campaña.

En la oficina de empleo del barrio de la Concepción el silencio inunda la sala y los políticos solo se abren hueco en las páginas de los periódicos que algunos hojean. “No voy a votar, no me convence ningún candidato, es lo mismo de siempre”, dice en la puerta Saúl Martínez, de 26 años, y bombero forestal en paro. Tampoco lo hará Redouane Fetouak que, tras 11 años en España no tiene la nacionalidad: “Ni puedo votar ni entiendo de política”.

En medio de tanto silencio y caras largas Berta Domínguez, 37 años y madre de tres niños, cuela algo de optimismo. “Al día siguiente de quedarme sin trabajo monté mi empresa, una ludoteca, arranco en tres semanas y estoy muy contenta haciendo lo que quiero”, cuenta. Ella sí piensa votar: “Al PSOE. Lo del PP es un engañabobos”.

Domínguez pone una de las pocas sonrisas que se ven en el antes llamado INEM en esta mañana de lluvia. Ajenos a estrategias electorales, los protagonistas del dato siguen con su número en la mano, sentados y esperando a que les llamen, en cualquier oficina de empleo de España.

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Redouane Fetouak: “Si esto sigue así vuelvo a Marruecos”

Desde que llegó a España hace 11 años en busca de un futuro, Redouane Fetouak nunca había estado tanto tiempo parado. En los últimos ocho meses no le ha salido nada a pesar de que está dispuesto a trabajar de lo que sea. “He trabajado, principalmente, en la construcción, pero también he hecho algo de hostelería”, dice.


Con los 440 euros que cobra por la prestación apenas le da para ir tirando. “Para estar gastando dinero sin recibir nada prefiero volver a mi país”, cuenta tras renovar su tarjeta de desempleo. Fetouak ni se inmuta cuando se le pregunta por las próximas elecciones o los políticos. “Ni tengo la nacionalidad ni entiendo la política”.


Berta Domínguez: “El primer día parada monté mi empresa”

Es casi imposible ver a alguien salir de una oficina de empleo con una sonrisa, pero Berta Domínguez parece encantada tras su visita. Ha pasado los dos últimos años en paro pero no ha perdido el tiempo: en tres semanas abre su propia empresa, una ludoteca infantil. Tuvo la idea de montarse algo por su cuenta al día siguiente de perder su empleo en una empresa de márketing. Reconoce que gracias al empleo de su marido no han pasado demasiadas estrecheces económicas, pero ni los tres hijos ni el miedo paralizaron a esta emprendedora, que se confiesa “muy contenta de hacer lo que quiere”.


Más o menos cuando abra su empresa se celebrarán las elecciones generales. Domínguez tiene claro que irá a votar “al PSOE”. “Parece que el PP da más ayudas a los emprendedores y a los empresarios pero es un engañabobos, las ayudas no llegan a todo el mundo y las exigencias son imposibles ¿qué joven menor de 30 años tiene capital para montar su empresa?”, se pregunta.


Mariam Mañón: “Votaremos por el cambio”

Mariam Mañón va a la oficina de empleo acompañada de su pareja, que sí trabaja y gana unos 850 euros al mes. Ha pasado los últimos cuatro meses trabajando en un centro de estética hasta que hace unos días le dijeron que tenían que recortar personal. “He venido a inscribirme, ahora no tengo nada”, dice.


A la hora de hablar de las próximas elecciones Mañón prefiere dejarle hablar a él, que asegura que no se perderá la cita electoral. Aunque prefiere “mantener en secreto” su voto, deja clara su intención: “Esperemos que la cosa cambie. Votaré por el cambio”.


Concha Nogales: “¿Se supone que aquí buscan empleo?”

Concha Nogales es de las que no cree “en lo del INEM”. A pesar de llevar dos años en paro, no se apuntó en la oficina de empleo hasta hace unos meses. Tras varios años como empleada del hogar en una vivienda particular se quedó sin trabajo y sin posibilidad de prestación. Sale de la oficina de empleo malhumorada y con ganas de hablar. “¿No se supone que aquí tienen que buscar empleo a la gente? ¡Solo ofrecen cursos!”.


Nogales tiene claro que si ella llegara a presidenta reforzaría el servicio de empleo contratando a más gente para que los funcionarios puedan llevar un seguimiento más personal de los parados. Como por ahora aún no se plantea presentarse a las elecciones, se conformará con votar aunque sin convencimiento: “Yo seguiría con el socialismo”.


Saúl Martínez, 26 años: “No voy a votar”

Saúl Martínez es de los que consiguió colocarse en la campaña de verano. Pero como su nombre indica, al llegar septiembre se quedó en el paro. Los tres meses como bombero forestal son aún insuficientes para tener una prestación, así que se dispone “a tirar de ahorros”. Con un panorama como el actual, Martínez es de los que ha decidido prepararse una oposición, aunque espera que le salga algo en los próximos meses para poder compaginar estudios y trabajo.


Estas que se avecinan son las terceras elecciones generales en las que Martínez podría votar, pero no lo va a hacer. “No votaré, es lo mismo de siempre, ningún candidato me convence”.

Marco Calvo, 42 años: “Votaré al PSOE”

El 24 de octubre, después de 10 años como diseñador de estands en una empresa de organización de eventos, Marco Calvo se quedó sin trabajo. Esta mañana, con su preceptiva cita previa, se ha ido a apuntar a la oficina de empleo. No es optimista ni piensa que el servicio estatal le vaya a sacar de la cola del paro, por eso ya barrunta cómo establecerse por su cuenta.


Ni una crisis como la actual, ni el giro que acaba de dar su vida al quedarse sin trabajo han hecho a Calvo replantearse su voto. Votará el 20-N como ha hecho siempre. “Al PSOE”, confirma.


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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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