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“La crisis no la hemos notado: nacimos con ella”

Beatriz Macías relata relata el periplo de su empresa, que acerca la tecnología a los discapacitados

Fernando J. Pérez
La emprendedora Beatriz Macías
La emprendedora Beatriz MacíasJULIÁN ROJAS

En ningún manual está escrito que las empresas innovadoras deban tener su sede en un sobrecogedor rascacielos de acero y cristal. En una habitación de 15 metros cuadrados que sirve como laboratorio, oficina, almacén y cafetería, la logopeda Beatriz Macías, de 29 años, y sus amigos Salvador Sancha y Esther García, ambos ingenieros y de la misma edad, están levantando Eneso, una compañía que desarrolla aparatos que permiten a personas con discapacidad manejar fácilmente ordenadores, televisores o juguetes.

La empresa, fundada en 2008 en Málaga, ha vendido en el último año y medio más de 400 unidades de su producto estrella, EnPathia, un sustituto del ratón y el teclado que capta el movimiento de cualquier parte del cuerpo en la que el usuario conserve movilidad y lo transmite al ordenador. “EnPathia funciona con cables. Ahora estamos desarrollando un modelo inalámbrico y tendremos el prototipo a final de año”, afirma Macías.

La oficina de Eneso está situada en una incubadora de empresas del Ayuntamiento de Málaga. “Para compartir un espacio tan pequeño hay que llevarse bien”, bromea Salvador Sancha, sentado ante una mesa en la que reposan un osciloscopio, una lupa industrial y un soldador, entre otros instrumentos que le sirven para fabricar y probar circuitos electrónicos. A los tres socios, la buena relación les viene de antes: Macías, de Linares (Jaén) y Esther García, de Motril (Granada), se conocieron en el año 2000, cuando el destino les hizo compartir habitación en su primer año de carrera en la residencia universitaria Jiménez Fraud. El marbellí Sancha pronto se incorporó a la cuadrilla.

“Nos creímos nuestra idea cuando vimos que se vendía”, dice Macías

Eneso surgió cuando Macías empezó a trabajar de logopeda tras acabar los estudios. “Cuando buscaba ayuda tecnológica para mi trabajo vi que era muy cara, poco variada y poco adaptable, así que nos planteamos la idea de unir nuestras experiencias y conocimientos técnicos”. Los tres amigos fueron dando forma poco a poco a su proyecto y en 2008 obtuvieron un accésit del concurso Spin-off de proyectos empresariales de alumnos de la universidad de Málaga. Este premio les permitió dar sus primeros pasos en el Parque Tecnológico de Andalucía.

Los tres amigos, sin ningún tipo de formación ni experiencia empresarial, se encargan tanto del diseño como de la fabricación a gran escala —entre Madrid, Málaga y EE UU— y la venta de EnPathia. Solo han dejado en manos de un gestor las cuentas de la empresa. “Lo más duro del arranque fue la falta de conocimientos de temas como el marketing o las finanzas de la empresa. Cuando vimos que EnPathia se vendía, nos lo empezamos a creer. Hasta entonces no sabíamos si nuestra idea era algo serio o una pachanguilla entre amigos”, recuerda Macías.

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Los socios aseguran no haberse visto especialmente afectados por la crisis económica: “No la hemos notado, porque nacimos con ella y no tenemos una referencia de cómo eran antes las cosas”, afirma Macías. Más que ayudas y subvenciones para la empresa, reclaman políticas que permitan a las personas con discapacidad acceder a sus productos. “A nosotros, más que que nos recorten los gastos, lo que nos interesa es vender nuestros productos. Si no vendemos, tendremos que cerrar”. De todos modos, los amigos son optimistas: “En el futuro nos vemos como una empresa con más trabajadores, con una variedad mayor de productos y más especializada. Y con una oficina más grande”, sonríe la empresaria Macías.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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