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EL ACENTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La guerra de las camisetas

Las movilizaciones del sector de la enseñanza han alterado a Esperanza Aguirre

MARCOS BALFAGÓN

Las movilizaciones del sector de la enseñanza han alterado a Esperanza Aguirre. Y la perturbación se ha trasladado a todo el Ejecutivo madrileño. Llevamos días de atónitos espectadores de la risible guerra de las camisetas, con Esperanza Aguirre de encocorada mariscala de campo, pero es que ayer tuvimos que soportar la ridícula comparecencia del consejero de Servicios Sociales, Salvador Victoria, gastando tiempo y dinero del que pagamos los contribuyentes para acudir a la Delegación de Hacienda —¿acostumbra el señor consejero a hacer él en persona todas las gestiones de traer y llevar papeles?— para denunciar un presunto fraude de 51.000 euros facturados y no declarados.

Este episodio de película cómica tuvo su inicio el jueves pasado, cuando los diputados de IU se presentaron en la Asamblea de Madrid, en un pleno agitado, con camisetas verdes en las que figuraba el lema “Escuela pública de todos y para todos” que ya llevan cinco años circulando por los barrios y que ahora se han convertido en el modelo preferido en las manifestaciones de los profesores.

Ayer tuvimos que soportar la ridícula comparecencia del consejero de Servicios Sociales

Aguirre acusó a las asociaciones que habían encargado las camisetas de hacer un “negociazo”, porque han costado tres euros y se han vendido por cinco. El monto de este escándalo que no es tal llegaría a la terrible cifra de unos soberbios beneficios de 9.000 euros. Da risa ver cómo la Administración madrileña, y más concretamente una Consejería tan comprometida como la de Asuntos Sociales, malgasta esfuerzos y medios que podía dedicar, por ejemplo, a atender a las necesidades que incumple de la Ley de Dependencia.

Pero también enfada la patochada, porque es inadmisible este ejercicio con aires de amenaza de matón a las organizaciones que mantienen abierta la batalla a favor de la escuela pública. Manda el sentido común que la presidenta de la Comunidad repliegue velas y dé carpetazo a esta chifladura, en lugar de hacer trabajar inútilmente a la Agencia Tributaria, que tiene cosas más importantes que hacer. Como luchar contra el fraude fiscal multimillonario que también existe en Madrid. Contra ese escándalo sí debiera protestar Esperanza Aguirre.

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