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La izquierda 'abertzale' mantiene su hoja de ruta ante su expectativa el 20-N

Los sondeos apuntan que pueden lograr cinco diputados La condena a Otegi no va a hacer cambiar sus objetivos

Luis R. Aizpeolea
Manifestación a favor de los presos ayer por la tarde en San Sebastián.
Manifestación a favor de los presos ayer por la tarde en San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

Al núcleo dirigente de la izquierda abertzale no le ha cogido de sorpresa la sentencia condenatoria del caso Bateragune. Arnaldo Otegi, según fuentes cercanas, había encargado con antelación desde la prisión que, una vez conocido el fallo, se publicara una declaración suya en la que llamaba a las bases de la izquierda radical a que mantuvieran la hoja de ruta de Zutik Euskalherria (la ponencia Euslkaherria en pie), marcada por el rechazo a la violencia, aprobada masivamente en febrero de 2010. Una hoja de ruta que le ha propiciado los mejores resultados de su historia en las elecciones municipales y forales del pasado 22-M y que, con el acuerdo en agosto de Aralar con la coalición Bildu -de la que la izquierda abertzale forma parte con Eusko Alkartasuna y Alternatiba- le permite disputar al PNV, por vez primera con posibilidades de éxito, la hegemonía del nacionalismo vasco en las próximas elecciones generales del 20-N.

En esas condiciones se ha generado, según fuentes del entorno abertzale, el comunicado de Bildu, del viernes, afirmando la irreversibilidad de su apuesta por el fin de la violencia, pese al revés sufrido por la condena de Otegi. Una pena que recrea un escenario similar al del 22-M. Si entonces Bildu logró una gran movilización de apoyo y publicidad ante el riesgo de su ilegalidad, en este caso la condena de Otegi por la Audiencia Nacional le sitúa en el papel de víctima, dándose, además, la circunstancia de que Otegi ha protagonizado desde la izquierda abertzale el desmarque de ETA. De ahí que el lehendakari, Patxi López, expresara ayer su preocupación por una publicidad de la que la izquierda radical se va a volver a beneficiar como el 22-M.

Los independentistas barajan, en estos momentos, no solo la posibilidad de desplazar al PNV como primera fuerza política en Euskadi sino de lograr grupo parlamentario propio en el Congreso con cinco diputados (dos en Gipuzkoa; uno en Vizcaya; uno en Álava y otro en Navarra). De ahí que la condena de Otegi no altere sus objetivos ni que tampoco lo haga la rebaja del plan de máximos que tenía trazado para antes de la celebración de las elecciones generales.

La izquierda abertzale tenía previsto, como plan de máximos para antes de la celebración de las elecciones generales, el logro de la legalización de Sortu -su propio partido- y que la revisión de la aplicación de la doctrina Parot fuera allanando la situación de los presos de ETA.

Con esos logros, pensaba que podía tener fuerza suficiente para lograr de ETA el comunicado de cese definitivo de las armas. Estas expectativas fueron aún mayores cuando en vísperas de las elecciones del 22-M, Bildu -la coalición de la que forma parte con Eusko Alkartasuna y Alternatiba- fue legalizada por el Tribunal Constitucional.

Sin embargo, estas expectativas se le han ido torciendo. Tras la legalización de Bildu, los magistrados del Tribunal Constitucional fueron sometidos a una enorme presión desde la derecha política y mediática que no se ahorró descalificaciones contra quienes votaron a favor de la legalización de la coalición de la izquierda radical.

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Además, los cargos más relevantes de Bildu, especialmente el diputado general de Gipuzkoa, Marín Garitano, en vez de contribuir a reafirmar las posiciones favorables al rechazo a la violencia, irritaron a las asociaciones de víctimas del terrorismo por su condescendencia con los familiares de los presos de ETA y su olvido de las víctimas de la banda terrorista.

En los ambientes judiciales y políticos madrileños se instalaba la idea de que la izquierda abertzale se había acomodado institucionalmente, de que no estaba dispuesta a dar más pasos en el reconocimiento de las víctimas del terrorismo y en presionar a ETA a favor de su cese definitivo. Y que, al final, solo avanzaba con la presión judicial. También se conocía que los líderes más emblemáticos de la izquierda radical -como Otegi o Rafael Díez Usabiaga, condenados el viernes por al caso Bateragune- estaban irritados con las actitudes de Garitano.

En esas condiciones, durante el verano ya se percibía en los medios judiciales que la sentencia de Bateragune iba a ser negativa para Otegi y que los magistrados del Tribunal Constitucional iban a aplazar la decisión sobre Sortu y la aplicación de la revisión de la doctrina Parot para después del otoño. Eso, unido, a que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció el 29 de julio que adelantaría las elecciones de marzo de 2012 al 20 de noviembre próximo, dejaba sin margen a la izquierda abertzale para lograr sus objetivos, así como el comunicado de ETA con su cese definitivo, antes de las elecciones del 20-N.

Por si había alguna duda, el pasado jueves, el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, en la apertura del Año Judicial, aseguraba, delante de todos los magistrados del Tribunal Constitucional, que Sortu no debía ser legalizada mientras ETA no cesara definitivamente. Mientras, en los pasillos del alto tribunal ya circulaba la noticia de la condena de la Audiencia Nacional a Otegi y Usabiaga.

Lo mismo que Conde-Pumpido había dicho tan solo unos días antes, ha sido expresado por el ministro del Interior, Antonio Camacho, y el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. La filosofía de todos ellos es común y se resume en "no precipitarse y no repetir los errores del pasado". Esto es, rechazan reabrir un proceso dialogado con la banda terrorista como fórmula para lograr su final y creen que "es ETA quien debe dar el paso del cese definitivo y después el Estado de derecho actuará en consecuencia".

Pese a que la izquierda abertzale no ha logrado su objetivo máximo -que el 20-N y antes del cambio a un nuevo Gobierno hubiera sido fijada una hoja de ruta con Sortu legalizada y un objetivo para los presos-, no parece que vaya a desandar su camino. Los independentistas no tienen otra salida que su apuesta por vías políticas y pacíficas que, además, las urnas ya han confirmado. También se espera que ETA ratifique esta línea en un próximo comunicado, pero que no será el del cese definitivo.

 

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