_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No cabe en un tuit

Aquella mañana me levanté y eché un vistazo a Twitter, a Facebook y a Bloomberg. De un solo vistazo había recibido decenas de impactos indiferenciados que contenían noticias, opiniones, simples chascarrillos o la situación del bono alemán y su diferencial con el español o el italiano.

Luego vinieron el café y los periódicos y entonces me di cuenta de que estaba haciendo algo más que una lectura transversal de los mismos.

Sinceramente creo que la sociedad del conocimiento es el futuro y que la democratización de la información es buena, como también lo es que no haya cientos de emisores y millones de receptores pasivos, sino que opine y participe la mayor cantidad de personas posibles.

Cuatro ojos ven más que dos y ocho más que cuatro, perdón, pero los castellanos somos refraneros.

Defiendo las nuevas tecnologías de la información y defiendo el papel de los medios de comunicación convencionales, cada uno juega su papel.

Sin embargo tengo una sensación extraña y creciente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Por razones obvias estoy siguiendo al detalle la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba. Una campaña que no es fácil si atendemos al contexto demoscópico y al clima adverso generado sobre la política.

Puede que mi sensación vaya contra corriente, no lo sé, pero la siento de manera sólida.

Hace pocos días escuché a una persona al salir de uno de los Diálogos que está manteniendo el candidato con ciudadanos anónimos, voluntarios, que están acudiendo a charlar con Rubalcaba. Según él, si los más de cuarenta millones de españoles escucharan y participaran de estas charlas Rubalcaba obtendría mayoría absoluta seguro.

Me hizo recordar otra anécdota, la que me contó alguien que participó hace muchos meses en un encuentro cerrado con Rajoy. Según él le habían pedido que enviara su pregunta con antelación y lo vio como algo normal porque entendía que todos los partidos lo hacían así.

Mi sensación no es melancólica, todo lo contrario, es muy positiva. No soy capaz de adivinar el resultado electoral, pero sé que Alfredo está recuperando la mejor esencia de la política justo en el momento más adverso, o quizás en el momento propicio, porque la gente se ha cansado ya de slogans, argumentarios y frases ocurrentes.

Creo que somos muchos los que nos reconocemos en la forma de hacer política que ha elegido el candidato: pocas alusiones y ninguna descalificación al rival, propuestas serias y con una financiación posible detrás y sobre todo honestidad intelectual. Honestidad en el fondo, recuperando lo bueno de la política clásica: la deliberación, la elección de las preguntas correctas antes de las respuestas, la argumentación seria y documentada, de fondo, pero sin la renuncia al perfil ideológico presente siempre al lado de cada dato objetivo…

Vivimos en una sociedad veloz, que consume en tiempo real y donde una semana contiene más que un año en sociedades anteriores. No me cabe duda de que la globalización encierra más oportunidades que amenazas y que nuestra obligación es aprovechar esas oportunidades y minimizar las amenazas.

Los mercados seguirán actualizando sus valores en tiempo real, Twitter y Facebook seguirán ardiendo al minuto, las radios y las televisiones seguirán emitiendo sus totales de 20 y de 30 segundos y los periódicos se extenderán algo más, seguro que cada vez más…

Pero agradezco lo que está haciendo el candidato, su tono y su fondo, el ir por la verdad por delante aunque se arriesgue un titular retorcido, el hablar de los temas sólo cuando se conocen a fondo y escuchando a otros que también saben, el negarse a caer en el ilusionismo programático, el trabajar quince horas diarias y no robarle ni un solo minuto a cada foro, a cada encuentro o a cada reflexión de todos aquellos que aportan….

Tengo la sensación de que somos muchos, más de lo que algunos creen.

Aquel día volví a acostarme echando un vistazo a Twittery a Facebook, volví a entrar en la aplicación deBloomberg para ver cómo habían cerrado los mercados de deuda y escuché una tertulia radiofónica nocturna, pero había visto y escuchado a varios ciudadanos opinando y preguntando, participando, y a un político hacer política de la grande, de verdad, sin artificios ni artimañas, con honestidad….

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_