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Rubalcaba propondrá subir la presión fiscal a ricos y bancos

El candidato presentará el martes a la Ejecutiva del PSOE un borrador de su programa electoral Centrará su campaña en Andalucía y Cataluña, las dos comunidades donde se juega la victoria

Luis R. Aizpeolea
El candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, en un acto con simpatizantes en Bilbao
El candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, en un acto con simpatizantes en BilbaoMiguel Toña (EFE)

El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, inicia el martes una nueva etapa en su precampaña para las elecciones del 20-N: la presentación de sus propuestas para la Conferencia Política del PSOE, que se celebrará del 30 de septiembre al 2 de octubre. Para ello, ha convocado a la Comisión Ejecutiva del PSOE, a la que expondrá su borrador que, tras la conferencia, será la base del programa electoral.

Sus principales ideas se referirán a los grandes retos de España en estos momentos: la creación de empleo, la economía sana, la igualdad y la política democrática. Pero a lo largo de este mes, Rubalcaba va a centrar su discurso en dos propuestas: el aumento de la imposición sobre los bancos para promover la creación de empleo y el impuesto a las grandes fortunas. Su objetivo es promover el empleo y reducir el déficit aumentando ingresos fiscales.

Con ese discurso, Rubalcaba trata de situarse en la órbita de los países europeos que han empezado a plantear políticas keynesianas de revisión fiscal. Y trata de aproximarse, además, a la izquierda y a una parte del Movimiento 15-M. Y más aún cuando su principal opositor, Mariano Rajoy, ha manifestado claramente que, por el contrario, pretende bajar los impuestos.

“Los que menos han sufrido la crisis son los que tienen que hacer mayor esfuerzo”. Con esta frase, pronunciada en su presentación como candidato el 9 de julio, Rubalcaba ya adelantó lo que ahora se confirma como una bandera de su campaña: esta subida impositiva. Ahora le toca precisarla.

Rubalcaba, tras la reactivación de su precampaña el martes en Madrid, pretende recorrer toda España. Pero se concentrará, sobre todo, en las dos comunidades donde se juega la victoria: Andalucía y Cataluña, los históricos graneros de votos del PSOE, que visitará próximamente. Aprovechará su viaje a Cataluña para recorrer, también, Aragón y la Comunidad Valenciana.

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En las últimas elecciones generales, los socialistas catalanes obtuvieron un resultado espectacular: 1.672.777 votos y 26 escaños, frente al PP, que logró 604.964 votos y 7 escaños. En Andalucía, el PSOE también obtuvo buenos resultados. Logró 2.342.277 votos frente a 1.721.824 que obtuvo el PP. En la suma de ambas comunidades, el PSOE logró casi 1,7 millones de votos más que el PP. Rubalcaba también tendrá muy en cuenta el País Vasco, una comunidad a la que dedicó especial atención en sus más de cinco años de ministro del Interior y donde tiene una espléndida acogida por sus éxitos en la lucha antiterrorista, como comprobó en su última visita, el pasado jueves.

Con la nueva etapa, centrada en la elaboración del programa electoral, Rubalcaba da por superada la fase destinada a marcar su perfil propio, que ha transcurrido en los dos meses que median desde su presentación como candidato. En este tiempo ha tratado de dar a conocer su propia ideología y su estilo, ya que durante su dilatada carrera política ha sido un número dos, tanto de José Luis Rodríguez Zapatero como de Felipe González, de quien también fue portavoz de su Gobierno.

En el terreno ideológico se ha presentado como un socialdemócrata clásico, centrando su discurso en la creación de empleo y en el papel clave que con ese fin juegan la Educación y el cambio de modelo productivo, con el estímulo a los emprendedores. Ha tratado de salvar el reproche de presentar propuestas, justo tras abandonar el Gobierno, con el argumento de que lo que plantea ahora es posible en los próximos cuatro años y no lo era antes.

El debate sobre la reforma constitucional exprés ha interrumpido y contrariado su precampaña. Pero le ha dado la oportunidad no solo de afianzar su liderazgo en el PSOE (de facto ejerce de secretario general) sino de reafirmar su sentido de Estado, con su intervención en el pacto con el PP frente a la crisis que, según su entorno, desean muchos españoles. También le han servido estos meses para mostrar un nuevo estilo de hacer política: alejado del mitin, centrado en el diálogo sobre propuestas y lejos de la confrontación crispada con el PP.

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