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La casa de Blas Infante y el sitio de su fusilamiento, lugares de memoria

La Junta acelera la protección de los emplazamientos de la represión franquista

L. L.
Mar Moreno (al fondo), durante la visita a la casa de Blas Infante en Coria del Río.
Mar Moreno (al fondo), durante la visita a la casa de Blas Infante en Coria del Río.GARCÍA CORDERO

Desde primeros de agosto, el Gobierno andaluz ya cuenta con cobertura jurídica para proteger los llamados lugares de memoria, es decir, aquellos sitios donde ocurrieron asesinatos o vejaciones en contra de la libertad durante la Guerra Civil y la dictadura franquista Y las primeros zonas que recibirán esa distinción están ligadas a Blas Infante, el precursor del andalucismo y al que el Parlamento andaluz reconoce desde 1983 como padre de la patria andaluza.

Villa Alegría, la casa de Infante en Coria del Río (Sevilla), desde donde salió esposado el 2 de agosto de 1936 para no volver jamás, y el antiguo cortijo de Hernán Ceballos, en el kilómetro cuatro de la antigua carretera de Carmona, también en Sevilla, donde fue fusilado ocho días más tarde, serán los dos primeros lugares de memoria que reconocerá la Junta de Andalucía. Los consejeros de la Presidencia, Mar Moreno, y de Gobernación, Francisco Menacho, aprovecharon un acto celebrado ayer en Villa Alegría, donde también tiene su sede el Museo de la Autonomía, para anunciar la protección de los dos sitios, que serán los primeros en figurar en el catálogo de los lugares de la memoria.

El acto en la casa de Infante en Coria del Río consistió en un sencillo homenaje al que asistieron no más de medio centenar de personas, entre ellas, su hija María de los Ángeles Infante. Esta consideró “lo más correcto del mundo” que Villa Alegría y el sitio donde fue fusilado su padre, junto al diputado socialista Manuel Barrios Jiménez y el exalcalde de Sevilla José González y Fernández de Labandera, fueran reconocidos como los primeros lugares de la memoria.

Aunque todos los miembros de la Mesa del Parlamento fueron invitados, tan sólo acudió el vicepresidente socialista Manuel Gracia.

El homenaje de ayer fue el quinto de los celebrados desde que el Parlamento celebrara a principios de julio un acto institucional para conmemorar su nacimiento, el 5 de julio 1885. Como suele ocurrir todos los años, los partidos se mostraron unidos en la ceremonia institucional, aunque después cada uno convocó su acto particular.

“Nadie mejor que Blas Infante encarna la memoria de las víctimas del franquismo y la intolerancia”, dijo la consejera de la Presidencia, Mar Moreno, durante el acto. “No hay un andaluz más ilustre que merezca más encabezar estos lugares de memoria”, resaltó, para explicar por qué el catálogo de los lugares de memoria se estrenará con los sitios donde vivió y murió el andalucista.

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Moreno destacó que la protección de los lugares de memoria, una idea que ha visto la luz por el empeño del comisario de la Memoria Histórica, Juan Gallo, supone también una “llamada de atención para no bajar la guardia” ante la intolerancia y evitar que se produzcan crímenes “contra la pluralidad de pensamiento” como la masacre ocurrida en Oslo y la isla de Utoya en la que un ultraderechista mató a 77 personas.

Antes del acto y a preguntas de los periodistas, la consejera de la Presidencia expresó la “sorpresa” y “el profundo malestar” del Gobierno andaluz por el homenaje que el día anterior dedicó el PP a Blas Infante en el Parlamento. El Partido Popular convocó a una reunión a su grupo parlamentario donde Javier Arenas habló de todo un poco y luego realizó una ofrenda floral ante el busto del andalucista situado en uno de los patios de la Cámara. “Arenas le dedicó dos minutos a Blas Infante y diez a cargar contra el presidente socialista de la Junta de Andalucía”, dijo la consejera, quien recordó que junto a Blas Infante fueron asesinados dirigentes del PSOE por lo que le pidió que no aprovechara ese tipo de actos para arremeter contra los socialistas.

La consejera reconoció que “no hay salidas jurídicas claras” para anular la sentencia de muerte de Infante, que se dictó cuatro años después de su fusilamiento.

 

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