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La encrucijada de Lloret

El alcalde quiere prohibir la prostitución y evitar que se sirva alcohol de mala calidad y a menores

Fachada de la discoteca 'Rockefellers' de Lloret de Mar (Girona).
Fachada de la discoteca 'Rockefellers' de Lloret de Mar (Girona).EFE

Lloret de Mar (Selva) necesita un cambio. Lo tienen claro los comerciantes y vecinos, hartos de soportar los inconvenientes del turismo low cost. Y lo tiene claro el alcalde, Romà Codina (CIU), empeñado en regenerar la imagen del municipio. Los últimos incidentes no le ayudan en la tarea: la madrugada del domingo pasado, decenas de jóvenes turistas se enfrentaron a botellazos con la policía a la salida de las discotecas. El 17 de julio, un chico de 15 años murió apuñalado a manos presuntamente de un hombre de origen francés.

“Hemos de reconducir el modelo turístico de Lloret”, dijo Codina ayer en declaraciones a medios locales. La raíz del problema, según el alcalde, está en los locales de ocio nocturno. “Hay un sector de la noche que no está haciendo las cosas bien”, declaró. "La gente que está vendiendo alcohol a menores de 18 años, está haciendo mal su trabajo y lo está haciendo descaradamente, esto no lo podemos permitir. Tampoco podemos permitir que se dé un alcohol de muy mala calidad a un precio reventado", insistió.

El consistorio se plantea modificar las ordenanzas para, entre otras cosas, obligar a las discotecas a cerrar antes, aunque el propio alcalde reconoce que tiene que estudiar si es posible hacerlo con la ley en la mano.

Codina quiere prohibir la prostitución en calle y evitar que las prostitutas, en su mayoría nigerianas y de Europa del Este, contribuyan a espantar a las familias que visitan Lloret buscando algo distinto a la fiesta y la borrachera. El otro colectivo que no es bienvenido es el de los jóvenes franceses de origen magrebí que llegan desde el sur del país vecino y causan continuos problemas por sus actitudes violentas, sobre todo los fines de semana. El alcalde pretende evitar que estos jóvenes puedan dormir en los coches, como acostumbran a hacer. La policía ha instalado controles a la entrada de la localidad para vigilar que no lleven sustancias ilegales o armas, lo que no les ha disuadido de seguir visitando Lloret.

Apremiado por los últimos incidentes, el Consistorio ha pedido ayuda al Departamento de Interior, que se ha comprometido a blindar la zona donde se concentran las discotecas con agentes antidisturbios y una Brigada Móvil enviada desde Barcelona. “En total, habrá entre cinco y siete furgonetas policiales”, explicó el alcalde. El consejero de Interior, Felip Puig, echó más leña al fuego: “Hay extranjeros que se atreven a hacer aquí lo que no hacen en su casa”. Puig defendió la carga de la policía en la madrugada del domingo: “Los Mossos d´Esquadra reaccionaron bien, contundentemente”, dijo. Lo que se necesita es “procurar que nadie entienda que estas actitudes se toleran”.

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