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Fabra toma posesión en medio del descrédito de la política del Consell

Fabra pretende que “se vuelva a hablar en positivo de la Comunidad Valenciana”

Fabra en el momento en el que jura su cargo.
Fabra en el momento en el que jura su cargo.JORDI VICENT

La toma de posesión del nuevo presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha concentrado todos los problemas acumulados en los últimos tiempos. La crisis institucional que desembocó en su nombramiento está lejos de resolverse y apenas confían los dirigentes del PP en el paréntesis vacacional que propicia el mes de agosto para mitigar sus efectos.

Alberto Fabra ha jurado su cargo ante un hemiciclo en el que su predecesor, Francisco Camps, haciendo de tripas corazón, ocupó un escaño en la tercera fila del Grupo Popular, entre la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y la de Alicante, Sonia Castedo. Esta última está imputada el caso Brugal, que no es el más acuciante de los problemas que se ciernen sobre el PP que ahora preside Fabra ni sobre el Consell del que ayer se hizo cargo.

Camps ocupó un escaño en la tercera fila entre la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y la de Alicante, Sonia Castedo

“Aspiro a conseguir que se vuelva a hablar únicamente en positivo de la Comunidad Valenciana”, ha dicho el nuevo presidente de la Generalitat en su breve declaración de intenciones ante las Cortes Valencianas. La reactivación de la investigación del caso Gürtel, en lo que atañe a la supuesta financiación irregular del PP en las campañas electorales de 2007 y 2008 y a las adjudicaciones a una trama de corrupción de diversos contratos de la Generalitat; el escándalo derivado de la intervención por el Banco de España en la Caja del Mediterráneo, que ha revelado el lastre político de la entidad, la falta de control del Instituto Valenciano de Finanzas y los tratos de privilegio de sus directivos; la crisis interna en el propio PP de la Comunidad Valenciana, reflejada en la actitud desafiante del presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, y la perspectiva inmediata del expresidente Francisco Camps, sentado en el banquillo ante un jurado popular el próximo otoño para responder de cargos de cohecho de los que la mitad de los imputados en el caso ya se han declarado culpables, dibujan un panorama complicado para el Gobienro valenciano.

Fabra ha fotografíado con el mismo Consell, al completo, que hizo Camps hace un mes a la medida de sus problemas judiciales y ha celebrado un pleno exprés que ha de permitirle tomarse un respiro estival ante la cantidad de dificultades que se acumulan en el horizonte.

La ausencia notable de Cospedal

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Entre los invitados al pleno de toma de posesión de Alberto Fabra se ha notado la falta en las Cortes a la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, cuya presencia había dado por hecha hasta el mismo Alberto Fabra, un dirigente de poco lustre que ha llegado a su cargo empujado por la direccional nacional del PP. Una dirección, la que encabeza Mariano Rajoy, que, con su ausencia, ha dejado desasistido al nuevo jefe del Consell. En cambio, sí que ha estado presente, en representación del Gobierno de España, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que después del pleno se ha entrevistado con Fabra.

El nuevo presidente de la Generalitat, que sustituye a Francisco Camps dos meses después de las elecciones tras la dimisión de este por su procesamiento en la causa de los trajes, una ramificación especialmente llamativa del caso Gürtel, insistió en que el suyo es “un proyecto lleno de consensos que se construye con el mismo espíritu de la Declaración de Castellón de 2005. Un gran acuerdo que unió a alcaldes de diferentes territorios e ideologías en defensa del Corredor Mediterráneo”.

Precisamente desde la diversidad de ideologías representadas en el hemiciclo de las Cortes Valencianas le han llovido a Fabra las críticas. “Fabra tiene desde ya la obligación de defender a los valencianos y valencianas del ataque del PP, liderado por María Dolores de Cospedal”, dijo el líder del principal grupo de la oposición, el socialista Jorge Alarte, en referencia a la defensa de Cospedal y otros presidentes autonómicos del PP del Corredor Central, alternativa estratégica al Corredor Mediterráneo.

Pese a que la consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig, ha declarado hoy mismo que “el corredor central y el corredor mediterráneo no son incompatibles”, aunque el mediterráneo sea “innegociable”, Alarte ha asegurado que Fabra está obligado a “defender los intereses de los valencianos y valencianas, no solo en su discurso, sino también de una decisión conjunta de todos los presidentes autonómicos del PP, que se oponen al Corredor Mediterráneo”. Los socialistas no solo están decididos a dar la vuelta como un calcetín al victimismo idiosincrático que ha convertido el PP en una de sus principales zas, ahora que el partido de Rajoy domina las comunidades autónomas implicadas en la mayor parte de los objetos de conflicto, sino que van a presionar sobre el escándalo de la CAM.

El portavoz adjunto del grupo parlamentario del PSPV-PSOE, Francisco Toledo, ha preguntado “si Fabra sabía que la CAM comprometió 200 millones de deuda pública de la Generalitat tres días antes de la intervención” y reclamó una explicación urgente. Los socialistas han pedido formalmente la convocatoria de una Diputación Permanete de las Cortes Valencianas y la comparecencia del consejero de Economía e Industria, Enrique Verdeguer, para dar explicaciones.

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