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Un presidente ni gris ni brillante

El bagaje de Alberto Fabra en la alcaldía de Castellón no deslumbra

Antonio Fabra.
Antonio Fabra.EFE

Nacido en 1964, Alberto Fabra cursó estudios de Arquitectura técnica en Valencia. Casado y con dos hijos, se afilió a Alianza Popular en 1982 y, ya como miembro del PP, en 1991 fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Castellón, donde ocupó las áreas de Juventud, Medio Ambiente, Servicios Públicos y Urbanismo, hasta que en 2005 dio el salto a la alcaldía, apadrinado por Carlos Fabra, que forzó la renuncia del entonces alcalde, José Luis Gimeno. Fue un golpe del entonces presidente de la Diputación y del PP en la provincia de Castellón, que sustituyó a Gimeno, con quien siempre había mantenido notables diferencias, por Alberto Fabra, a quien proclamó como nuevo delfín.

Desde entonces, el alcalde favorito de Fabra ha logrado dos victorias por mayoría absoluta en el Consistorio, aunque con una sensible pérdida de votos respecto a su predecesor.

De carácter afable, trato correcto e incluso cercano en ocasiones, no se ha distinguido sin embargo por su gestión ni por el cumplimiento de sus compromisos electorales. Heredó una ciudad con pleno empleo y la ha dejado con una tasa de paro superior al 25%.

No ha conseguido concluir la ronda de circunvalación, prometida por el Partido Popular desde 1991, ni el nuevo Ayuntamiento, ni la línea del transporte público TRAM. Este proyecto se ha convertido en uno de los caballos de batalla del hasta ahora alcalde de Castellón, quien anunció que el pasado mandato estaría conectada la línea del bus guiado entre la Universitat Jaume I y el Grao de Castellón. En cambio, solo está concluido un pequeño tramo entre la UJI y el Parque Ribalta, mientras que se encuentra en obras la plataforma reservada en la avenida del Mar. Falta por resolver toda la conexión del bucle por el centro de la ciudad, que es el que presenta los problemas más graves y mayor complejidad. De momento, ni siquiera hay fecha para el inicio de los trabajos.

El problema del intenso tráfico en una ciudad caótica tampoco ha sido resuelto por Alberto Fabra, a pesar de los diversos planes de choque presentados. El único aspecto positivo en el haber de Fabra en este asunto ha sido la implantación del Bicicas o servicio de préstamo de bicicletas, que ha tenido una buena acogida por parte de los usuarios.

El urbanismo, a pesar de su formación y experiencia, tampoco ha sido el punto fuerte de Alberto Fabra, ya que el Plan General de Ordenación Urbana fue anulado por el Tribunal Supremo, y mantiene litigios con asociaciones vecinales por el planeamiento urbano. De hecho, la asociación de vecinos Mestrets ha llevado al Supremo la decisión de Alberto Fabra de cargar en los terrenos de unos pocos propietarios el suelo dotacional que correspondía por la ejecución de varios de sus proyectos estrella como el Centro de Convenciones de Calatrava, el nuevo rectorado de la VIU del arquitecto Frank Gehry o la ejecución de más de 3.000 viviendas protegidas. Ninguna de estas promesas se ha materializado todavía.

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Otro proyecto que tampoco ha visto la luz ha sido la Ciudad de Las Lenguas, prometida desde 2005 y que debe construirse en los terrenos del aeródromo de Castellón, frente a la fachada marítima.

Tampoco ha destacado Alberto Fabra en política social, porque 10 años después de que fuera anunciado el proyecto, aún no ha sido abierto el centro Gran Vía para dependientes, que debe dar servicio a 268 personas entre pacientes de Alzheimer y enfermos de daño cerebral sobrevenido u otras enfermedades mentales. Las instalaciones fueron concluidas hace ya dos años, pero la Generalitat las mantiene cerradas por falta de presupuesto, y han sido escasas las ocasiones en las que Fabra ha reclamado con energía al Consell su puesta en marcha. Sin embargo, el Gobierno de Camps no cumplió muchos de sus compromisos con la ciudad de Castellón.

El hasta ahora alcalde también ha fracasado a la hora de iniciar los proyectos conjuntos con la UJI del Edificio de Hacienda, cuya propiedad cedió el Estado, o el antiguo palacio de Justicia de la plaza del Juez Borrull, que iban a ser aprovechados por los universitarios, asociaciones de vecinos y delegaciones de las consejerías. Durante su último mandato también ha recibido críticas de los colectivos vecinales por subir los impuestos por encima del IPC real a pesar de la situación de crisis.

Alberto Fabra tuvo también la oportunidad de retirar la Medalla de Oro de la ciudad a Francisco Franco y a otros seis cargos franquistas, pero votó en contra en los dos plenos en los que se solicitó.

“Ni gris ni brillante”, con “escasa iniciativa” y un discurso “poco profundo” según coinciden tanto muchos sus defensores como la mayoría de sus detractores, se ha caracterizado durante el último mandato por mostrarse reivindicativo ante el Gobierno central a cuenta del AVE, el Corredor Mediterráneo, los accesos sur al puerto o el desvío de la N-340, pero su nivel de exigencia ha sido prácticamente nulo con la Generalitat. Siempre a la sombra de Carlos Fabra, le ha defendido públicamente en reiteradas ocasiones cuando se conocieron sus imputaciones judiciales por cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal, o si ha surgido alguna novedad sobre el proceso. Incluso después de anunciar su retirada, el todavía presidente provincial del Partido Popular fue tentado después de las pasadas elecciones por Alberto Fabra para que formara parte de la actual Corporación como concejal no electo por Castellón. Alberto Fabra dijo entonces que la participación y experiencia de Carlos era “fundamental” para luchar contra la crisis gracias a sus “contactos” con otras Administraciones, o su capacidad para atraer “inversiones” y “generar empleo”. Carlos Fabra acabó rechazando la oferta, alegando que todo había sido “una broma”.

Ungido por el todavía presidente provincial del PP como candidato, Alberto Fabra es diputado autonómico por Castellón desde 2007 y, desde 2009, coordinador general del PP valenciano. Alberto Fabra ha designado como sucesor en la alcaldía de Castellón al vicealcalde Alfonso Bataller, que es el número cinco en la lista del PP y carece de experiencia alguna en la gestión municipal o de peso orgánico en el partido. La incorporación de Bataller no fue casual, según fuentes del Partido Popular. Hace semanas Alberto Fabra comentó a empresarios y allegados la posibilidad de sustituir a Camps, y ha querido contar con aquel para el relevo en la alcaldía.

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