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CiU saca adelante los presupuestos de los recortes gracias a la abstención del PP

El Gobierno ahorrará 2.860 millones para reducir el déficit hasta el 2,6%, el doble del objetivo acordado La izquierda critica las rebajas en políticas sociales y la supresión del impuesto de sucesiones

Lluís Pellicer
El consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas Colell.
El consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas Colell.EFE

El Gobierno catalán ha logrado sacar adelante hoy en el Parlament los Presupuestos para 2011, que consagran los recortes sociales, gracias a la abstención del Partido Popular y el apoyo del diputado Joan Laporta. El proyecto que ha preparado el consejero de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, supone un inédito tijeretazo del 10% en las cuentas públicas catalanas para reducir el déficit público del 3,9% de 2010 al 2,6% del Producto Interior Bruto (PIB) a finales de año. A pesar de que ese ahorro de 2.860 millones de euros devuelve a la Generalitat a niveles de gasto de 2007, el déficit duplica el objetivo del 1,3% acordado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

El tijeretazo es superior al 20% en las áreas de competitividad empresarial y medio ambiente y urbanismo, y algo inferior a la media en sanidad y educación. Aun así, las rebajas sanitarias están siendo especialmente dramáticas. Sobre el papel, el recorte es inferior al 10%, pero en realidad es superior, porque el dinero que se gastó en salud en 2010 superó con creces lo estimado en el Presupuesto que elaboró el exconsejero socialista Antoni Castells. CiU ha defendido los Presupuestos porque, a juicio del diputado Antoni Fernández, contribuyen “al crecimiento económico y a la igualdad de oportunidades” y fomentan el desarrollo empresarial.

La abstención del Partido Popular ha permitido la aprobación de los Presupuestos después de haber arrancado del Gobierno algunos compromisos, como la racionalización de las oficinas de representación de la Generalitat en el exterior. El diputado José Antonio Coto ha reivindicado como suyas propuestas que han permitido “garantizar la sanidad y educación universales”, a pesar de que cada día siguen cerrándose servicios de urgencias y se presentan expedientes de regulación de empleo (ERE) en centros hospitalarios. Sin ir más lejos, frente al Parlament se ha reunido un centenar de trabajadores del sector de las ambulancias, que está en huelga, para protestar por la congelación salarial y la reducción del 6% del tiempo de trabajo que les han planteado.

Los grupos de izquierda, en cambio, han rechazado el proyecto. La diputada socialista Rocío Martínez-Sempere ha reprochado a CiU que no haya atendido su oferta para acordar el proyecto de Presupuestos. “No ha aceptado ni una de las 514 enmiendas que ha presentado el grupo socialista”, ha lamentado. Martínez-Sempere ha criticado las cuentas del Gobierno catalán al considerar que son “inasumibles para quien tenga una mínima sensibilidad social”, puesto que confía la reducción del déficit catalán solo a la reducción de gastos, también sociales, y en cambio se suprimen ingresos como el impuesto de sucesiones.

Desde ICV-EUiA, el diputado Joan Boada ha afeado al Gobierno de Artur Mas haber pactado las cuentas con el PP, que a su juicio ha hecho “un buen negocio” al conseguir a cambio alcaldías y carteras en la Diputación de Barcelona. “No ha conseguido más dinero para política social”, ha replicado al partido que preside Alícia Sánchez-Camacho. Boada ha asegurado que hay alternativas para reducir el déficit más allá de los recortes, y le ha reclamado recuperar el impuesto de sucesiones, implantar una tasa turística, trabajar la fiscalidad ambiental, gravar los depósitos millonarios, elevar el IRPF para las rentas más altas y emplearse contra el fraude fiscal. Sergi de los Ríos, de ERC, ha reprochado a CiU no haber mantenido la sexta hora en las escuelas y haber eliminado ayudas para las rentas bajas y medias.

También Albert Rivera, de Ciutadans, ha lamentado que los Presupuestos sean “valientes” con quienes trabajan “y levantan la persiana” cada día y, en cambio, no lo sean para reducir la estructura de la Administración.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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