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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

No fueron unos días más

El periodista vasco Gorka Angulo rememora cómo vivió el secuestro y asesinato de Blanco

Manifestación en Bilbao, el 12 de julio de 1997, por la liberación de Blanco.
Manifestación en Bilbao, el 12 de julio de 1997, por la liberación de Blanco.ALFREDO ALDAI

El día que ETA secuestró al concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco para asesinarlo a cámara lenta, me enteré de la noticia en Santurtzi (donde vivía entonces), en la calle, cuando estaba recopilando información para un pequeño reportaje. En julio de 1997 trabajaba en un periódico local y colaboraba con varios medios más. Nací en 1968, 26 días antes que Miguel Ángel Blanco, y desde los diez años estoy enganchado a la lectura diaria de los periódicos. Esto me ha servido, como suelo decir, para tener, más que una memoria histórica, una historia memorizada en mi disco duro con hechos, fechas, nombres e imágenes ligadas al terrorismo o la política vasca.

Con toda esa información presente en mi cabeza, siempre he tenido claro que, por muy periodista que fuera, ante el terrorismo no se podía ser nunca como el juez de silla de un partido de tenis. Por eso, el secuestro con fatídica cuenta atrás del concejal ermuarra me trajo a la memoria dos nombres y dos imágenes del pasado que me impresionaron vivamente cuando tenía 12 y 15 años: el del ingeniero jefe de la inacabada central nuclear de Lemóniz, José María Ryan, y el del capitán de Farmacia, Alberto Martín Barrios, ambos secuestrados y asesinados por ETA con un chantaje imposible de cumplir en un plazo estrecho de tiempo. Con ellos, dos fotos imposibles de olvidar: la de Josefa Murúa, la viuda de Ryan, y la de Martín Barrios, asesinado en Galdakao. Hay fotos que no se olvidan nunca, como la del cadáver del militar asesinado y la de aquella mujer con dos de sus cinco hijos esperando un feliz desenlace del secuestro de su marido que nunca llegó.

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Desde el minuto uno me enganché a la televisión y la radio con la esperanza de que aquellas imágenes no se volvieran a repetir y, como un ciudadano más, participé en todas las manifestaciones para pedir la libertad del joven concejal popular. Aquel día había fiestas en Santurtzi. En el balcón de mi casa, incapaz de conciliar el sueño, me preguntaba de madrugada cómo podía estar la gente divirtiéndose con lo que estaba pasando.

El entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, dijo la víspera de la manifestación celebrada en Bilbao horas antes de que venciera el plazo de los terroristas que no podía ser “un día más”. Y no lo fue. Aquel sábado, día de playa después de muchos días de junio y julio nublados, pensé que nos juntaríamos los de siempre, pero, al ver que los trenes de cercanías desde Santurtzi llegaban llenos a Barakaldo y que cientos de personas iban en dirección al lugar de salida de la manifestación, reconocí mi equivocación y recuperé la esperanza en una sociedad siempre desconcertante en su respuesta al terrorismo. Fue una manifestación multitudinaria e histórica que terminó con una desgarradora petición de vuelta a casa a Miguel Angel Blanco de su hermana Mari Mar. Una hora antes del ultimátum de ETA paseaba con un amigo por las desiertas calles de Bilbao. Fuimos a la sede del PP y allí compartimos el desenlace fatal. Prefiero no contarlo con detalle porque fueron demasiadas imágenes para no olvidar.

Al día siguiente me pidieron que leyera en la plaza Moyua de Bilbao el comunicado que había redactado Gesto por la Paz. La emoción y la impresión por tantos miles de personas delante y lo vivido aquellos días me impedían leer con calma el texto en euskera y castellano. Al final añadí un sentido ¡Viva la Libertad! Se lo había escuchado a Ramón Rubial en el funeral de Fernando Múgica y consideraba necesario que los de la generación de la democracia hiciéramos nuestro ese grito de quienes eran un referente en la lucha por la libertad. Al día siguiente algunos medios me apuntaban como miembro de Nuevas Generaciones, las juventudes del PP. No tenía edad para ello, pero ni me molesté en que lo rectificasen porque aquellos días todos fuimos Miguel Ángel Blanco.

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Gorka Angulo es periodista.

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