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PP y PSOE infligen la primera derrota a Cascos

La derecha no llegó a un acuerdo y este fracaso anuncia un futuro gobierno en minoría de Cascos sin ningún apoyo en la cámara

Primera derrota de Francisco Álvarez-Cascos en Asturias. Fernando Goñi, secretario general del PP y persona a la que Cascos puso en su punto de mira desde 2003 con críticas a su gestión, es el nuevo presidente del parlamento asturiano tras haberlo pactado así el PP (10 diputados) y el PSOE (15), que suman mayoría absoluta en una cámara de 45 escaños. Este pacto entre populares y socialistas alumbra ya, con toda crudeza, el escenario en el que se va a mover la política asturiana en la próxima legislatura: un gobierno en solitario y en minoría (16 diputados) de Foro Asturias Ciudadanos (FAC), el partido constituido por el exsecretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos, y que va a estar atenazado permanentemente por PP, PSOE e IU, que suman 29 escaños.

El PP asturiano y el FAC no consiguieron ponerse de acuerdo anoche para la elección del presidente del parlamento de la región (Junta General del Principado de Asturias) y demás miembros de la mesa de la cámara. El nuevo llamamiento de FAC hoy mismo para reanudar las conversaciones con el PP, al que le ofreció las bases para un acuerdo de legislatura, ya fue inútil.

El PSOE, la fuerza más votada en Asturias el 22 de mayo pero la segunda en escaños, y que ya anunció semanas atrás que renunciará a presentar candidatura a la presidencia del Principado, desistió también hoy de su aspiración a dirigir el parlamento y sumó sus votos al PP.

PP y PSOE habían coincidido en las últimas semanas en que un partido en minoría (el FAC) no debe ocupar simultáneamente las presidencias del Principado (Gobierno) y de la Junta General (parlamento). Tras fracasar la negociación del PP con el Foro para que ambos apoyaran a un candidato popular a la presidencia de la cámara, los socialistas accedieron hoy a respaldar al PP una vez que éste se negó a votar a un candidato socialista.

Con el PP al frente de la cámara legislativa, y el FAC gobernando en minoría, el choque entre las dos derechas, ya enfrentadas a tumba abierta desde hace meses, prefigura un escenario de fuerte erosión en los próximos cuatro años de la gobernabilidad asturiana.

Figura denostada por Cascos

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Goñi, secretario general del PP asturiano desde noviembre de 2008, está entre las figuras del PP más denostadas por Álvarez-Cascos. Fue a Goñi, de 45 años y nacido en Gijón, a quien Cascos responsabilizó de que la actual presidenta local del PP, Pilar Fernández Pardo, hubiese derrotado a los casquistas en el congreso local de Gijón de 2003, que supuso el desplome del histórico dominio de Álvarez-Cascos sobre la junta local gijonesa. Y fue Goñi uno de los dirigentes que más presionó a Fernández Pardo el pasado sábado para que recapacitara y no diera sus votos, como sí hizo, a la candidata del FAC, Carmen Moriyón, lo que permitió al FAC erigirse con la alcaldía de la mayor ciudad de Asturias pese a que el PSOE, tras 32 años al frente del ayuntamiento, había vuelto a ganar las elecciones el 22 de mayo.

Lo verdaderamente relevante de la votación de hoy en el parlamento asturiano es que no es más que el prolegómeno de lo que va a ser la próxima legislatura, una vez que, como es previsible, Álvarez-Cascos sea investido en julio como presidente de Asturias: un Gobierno del FAC en solitario y en minoría (solo tiene 16 de 45 diputados) supeditado a una mayoría de bloqueo de PSOE (15), PP (10) e IU (4).

Las dos formaciones de la derecha asturiana, a las que el electorado dio el 22 de mayo la capacidad de gobernar con mayoría absoluta si sumasen sus votos, no se entienden. Se vio el sábado pasado, cuando, salvo en Gijón y cuatro pequeños ayuntamientos, Foro y PP fueron incapaces de pactar en los municipios. Y hoy vuelve a repetirse en la Junta General de Asturias (parlamento) para la elección del presidente y demás miembros de la mesa.

Salvo que se opte por convocar elecciones anticipadas en unos meses, la fractura entre PP y FAC definirá la política asturiana durante los próximos cuatro años.

Que esto iba a ocurrir era lo previsible. El electorado asturiano lo sabía porque en 1998-1999 la derecha regional ya protagonizó una lucha cainita y fratricida, que volvió a repetir –con casi todos los mismos protagonistas estelares- en este último año y medio. Pese a esos gravísimos antecedentes, plagados de ataques políticos y personales, el electorado asturiano decidió el 22 de mayo confiar la gobernabilidad asturiana a un entendimiento entre tan enconados antagonistas. Ha sido la primera vez en la historia autonómica asturiana que la derecha supera en votos y escaños al conjunto de la izquierda y esto ha ocurrido justo cuando la derecha regional está más enfrentada y dividida, en una lucha a muerte por el control de ese espacio político.

A tumba abierta contra los populares

Con un 60% más de escaños que el PP, Álvarez-Cascos ha entrado en una dinámica a tumba abierta para arrollar a los populares. Pese a su debilidad parlamentaria, el FAC quiere imponer las condiciones. Actúa con 16 diputados como si tuviese casi la mayoría absoluta, que está en 23. Aunque el respaldo del PP le permitiría a Cascos gobernar con gran margen de maniobra, el FAC juega fuerte y no hace concesiones a sus excompañeros de partido, a los que ha ido infligiendo daños sucesivos: negó su apoyo el sábado al alcalde popular de Oviedo, Gabino de Lorenzo, el principal líder del PP asturiano, condenado ahora a gobernar la capital sin apenas margen de maniobra; logró que, pese a ese desdén hacia el PP, la presión de la derecha social gijonesa forzase a los populares a aupar al FAC a la alcaldía de Gijón; rechazó el ofrecimiento del PP de respaldar al futuro ejecutivo de Cascos a cambio de un pacto global en todas las administraciones y anoche el FAC tampoco se esmeró en llegar a un pacto en la cámara regional.

El PP dijo que estaba dispuesto a facilitarle a Cascos le gobernabilidad de Asturias durante los próximos cuatro años si se llegaba a un pacto para la composición de la mesa del parlamento. Pero no fue posible.

El FAC acusó al PP de que su única preocupación es ocupar cargos (la presidencia del parlamento, ya que ha perdido la posibilidad de presidir el Principado) y el PP reprochó al FAC que no precisara a qué tipo de acuerdo estaba dispuesto a llegar. El Foro, dada la inconcreción de su propuesta, exige, dijo el PP, un “cheque en blanco”.

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