_
_
_
_
_

Movimiento 15-M: los ciudadanos exigen reconstruir la política

La manifestación del domingo en 50 ciudades reunió a un grupo heterogéneo, del ‘ni ni’ a profesionales enfadados, con un frente común: los políticos

Concentración de jóvenes ayer en la Puerta del Sol de Madrid convocada por Democracia Real Ya para pedir un cambio político y social.
Concentración de jóvenes ayer en la Puerta del Sol de Madrid convocada por Democracia Real Ya para pedir un cambio político y social.SAMUEL SÁNCHEZ

Por primera vez la sociedad civil española se ha organizado al margen de los cauces establecidos para protestar contra los políticos. Ocurrió el pasado domingo en más de 50 ciudades de toda España. Miles de personas convocadas por una organización de apenas unos meses de vida, Democracia Real Ya, a la que se sumaron unas 200 microasociaciones de todo tipo, se echaron a las calles para gritarles a los políticos que están hartos, que no sienten que les representen y que se han cansado de que quienes eligen para protegerles, ni siquiera se molesten en escucharles.

Los organizadores están sorprendidos del eco que han tenido en la prensa

Y demostraron que a través de las redes, además de por las vías tradicionales, en un masivo boca a boca digital, es posible convocar a muchos, gentes que no representan a nadie en concreto y otras que sí, del ni ni (ni estudia ni trabaja) a profesionales enfadados, pasando por los activistas de todo tipo de causas, pero en las que confluye un enemigo común: los políticos. Sobre todo, del PSOE y el PP.

“Allí estaban representados los que han estado hasta la fecha no ocupándose de la política”, explica Javier de la Cueva, abogado de 48 años especializado en Internet, activista contra el canon digital y la ley Sinde y uno de los defensores del movimiento No les Votes. “Fue toda la gente que no estaba en la política y que ahora quiere reincorporarse”.

Fueron convocados por una pequeña asociación, de apenas unos meses de vida, Democracia Real Ya, que aglutina a gentes diversas, pero con un nivel de organización tan eficaz que pudieron sacar a las calles madrileñas un cordón de seguridad de 200 personas para evitar altercados o que tuvieron la visión de utilizar todos los trucos que permite Twitter para mantenerse como uno de los temas de conversación más populares del mundo durante todo el día, bajo la denominación común de 15-M o 15mani.

Se inspiraron en las revoluciones árabes y, antes, en las revueltas de los estudiantes en Grecia por la crisis económica, cuenta uno de los integrantes de Democracia Real Ya, Iván Olmedo, de 22 años, estudiante de turismo. Durante tres meses prepararon la manifestación, a la que se fueron sumando asociaciones y diversas personalidades a través de adhesiones en su web. También convocaron a través de las redes sociales y en asambleas locales. Casi sin ayuda y, desde luego, sin ninguna repercusión mediática. Hasta el punto de que a la rueda de prensa para anunciar la manifestación, celebrada en el Ateneo de Madrid, solo fueron tres medios, entre ellos EL PAÍS. Ayer se los rifaban para tratar de averiguar quiénes eran.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Creen que el movimiento es imparable porque atañe a mucha gente

“Cualitativamente es muy importante lo que ha sucedido”, admite Ramón Espinar, estudiante de 25 años que pertenece a Juventud sin futuro, que hace un mes convocó otra gran manifestación para protestar por la precaria situación de una generación sin expectativas, y que pronto se sumó al movimiento 15-M. “Es la primera vez que la izquierda, fuera de los grandes partidos y de los sindicatos, y sin su apoyo, con una organización espontánea, sale a la calle a escenificar la quiebra del modelo”, explica. “La gente está visiblemente cansada”.

Como ellos, todas las personas contactadas para este reportaje, que fueron a alguna de las manifestaciones convocadas, creen que el movimiento es imparable y que irá a más porque recoge el hartazgo de mucha gente. En la organización aún están sorprendidos de lo que han conseguido -miles de personas en las calles en toda España y una gran repercusión en la prensa, compitiendo con el encuentro en el Ayuntamiento de Madrid de los expresidentes Felipe González y José María Aznar y con la detención del director del FMI, Dominique Strauss-Kahn- y quieren ir con pies de plomo. Pero ya piensan en mantenerse “como un foro donde pueda tener voz la sociedad civil”, explica uno de sus portavoces, Fabio Gándara, abogado en paro de 26 años, que ahora oposita.

"Queremos recoger la indignación ciudadana"

Fabio Gándara es un abogado en paro, de 26 años, metido a opositor a la Administración Civil del Estado por las circunstancias de la vida. Ahora es también uno de los portavoces de Democracia Real Ya, la organización ciudadana que el pasado domingo sacó a la calle a miles de ciudadanos para reclamar a los partidos que les devuelvan la política.

Pregunta. ¿Cuál es el objeto de su protesta?

Respuesta. Aglutinar a toda la sociedad civil. Es el momento de dejar de lado todas las ideologías o intereses concretos y centrarnos en cosas que nos indignan. Nosotros denunciamos la falta de democracia real y la tendencia a un bipartidismo institucional, donde el nivel de corrupción en todos los estratos es escandaloso. Todas esas cuestiones unen a un numeroso grupo.

P. ¿Se esperaban la repercusión que han tenido?

R. La verdad es que no. Íbamos viendo que había apoyo, pero no nos esperábamos tanta acogida, sobre todo en ciudades grandes como Madrid. Nuestros cálculos, con fotografías, es que hubo más de 50.000 personas, aunque la Delegación del Gobierno dice que eran entre 25.000 y 30.000. En cualquier caso es un éxito rotundo.

P. ¿Tienen pensado cómo van a canalizar la movilización?

R. Por dos vías. Queremos recoger la indignación ciudadana de forma coordinada con otros países, para que los políticos de toda Europa vean que la globalización no es solo económica, sino también de las personas y las redes sociales. Ya hemos contactado con otros países como Islandia, Reino Unido o Marruecos. Y en España queremos articularnos como un foro civil para que sirva de voz de la gente civil. Seguiremos sustentándonos en Internet, a través de las redes sociales y en modo asambleario y abierto en distintas ciudades.

P. ¿Cómo se financian?

R. Somos gente normal, sin mucha experiencia en movilizaciones, así que, a través de financiación propia, colectas, venta de camisetas, donaciones… Esto es una cosa muy ciudadana.

“Esto estaba latente y no se ha querido ver, y a más que va a llegar”, advierte la periodista Rosa María Artal, prejubilada de Televisión Española. Insiste en recordar que en las primeras manifestaciones contra la guerra de Irak apenas había gente y acabó siendo una protesta masiva, también un día 15, en febrero de 2004. Ese es el futuro que le augura al movimiento. “Es terrible que la sociedad se organice por su cuenta y no quiera la firma de partidos ni de sindicatos”, avisa. “Las redes sociales han sido el fluido por donde se ha colado un movimiento civil”.

De su misma opinión es otro experto en las redes sociales, Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School y activista de No les Votes. “No hay alternativa, esto tiene que tener una continuación”, asegura. “Los partidos se han convertido en grandes empresas ineficientes y enormemente corruptas y la ciudadanía ya es consciente de esto y les ha dicho: ‘No nos representáis”.

Otro de los testigos fue el presidente de Coca-Cola, Marcos de Quinto, según él mismo contó en su cuenta personal de Twitter, y que rechazó la invitación de este periódico para comentar su experiencia. A través de un portavoz, explicó que se encontró con la manifestación a la salida del Círculo de Bellas Artes, y que su impresión es que había una heterogénea representación de la sociedad: de las familias con niños a jubilados y jóvenes universitarios. “Hoy vi el desamparo de gente huérfana de representación política, sin futuro laboral y que hasta cuando se echa a la calle se la silencia”, escribió en Twitter. También colocó en esta red social algunas fotografías de las pancartas que más le llamaron la atención.

“Para mí fue histórico”, afirma Ricardo Galli, de 45 años, socio fundador de Menéame.net y profesor de la Universidad de las Islas Baleares. Él salió a la calle en Palma de Mallorca, donde vive, y donde asegura que es difícil reunir a un millar de personas para cualquier reclamación sindical. “Había 2.000 o 3.000”, asegura. Pero también vio el mismo descontento que desde hace tiempo llena las redes sociales. “Lo triste es cómo hemos llegado a esta situación, después de que todos los reclamos fueran ignorados: la crisis económica, la ayuda a los bancos o la ley Sinde”, concluye. Aunque se dio, en su opinión, un paso a la salida del túnel: “Fue un examen a lo que somos capaces de hacer desde las redes y lo hemos sacado con nota”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_