Candidatos de dos caras

Se puede ser de dos partidos a la vez y no estar loco. Parece que esta versión política de la canción de Antonio Machín es cierta, al menos en Ourense. Unos 50 militantes del Partido Popular han sido expulsados en esta provincia en las últimas semanas por estar afiliados al partido mientras se presentaban como candidatos por otras formaciones políticas.

Uno de los casos más sonados recientemente fue el de Beariz (Ourense), un municipio de 1.285 habitantes. José Ballesteros se presentaba por primera vez, por el PSdeG, como cabeza de lista para un Ayuntamiento gobernado por el PP durante los últimos 30 años. El alcalde popular, Manuel Prado (28 años en el cargo) denunció que Ballesteros militaba en su mismo partido desde 1985. "Yo mismo le entregué el carné", asegura Prado. "No estoy afiliado a ningún partido", rebate Ballesteros. Eso sí, había simpatía y colaboración entre el alcalde y el ahora contrincante durante los 28 años de mandato.

"En enero le pregunté a Prado si contaba conmigo en las listas y me dio largas. Yo no simpatizo con ningún partido, ninguno va por el pueblo, sino por sus intereses", se justifica Ballesteros. Así que, asegura, decidió luchar por los intereses de su pueblo desde otro lado. Y el PP lo dio de baja, si es que alguna vez llegó a estar en sus listas.

No hay cifras exactas de cuántos militantes son expulsados por esta causa. Al medio centenar del PP de Ourense se suman un par en Lugo y otros dos, del PSOE, en la provincia de A Coruña. Pero tener el carné de otro partido en la cartera mientras uno se presenta bajo siglas distintas ocurre más a menudo de lo que se cree, aseguran desde las distintas formaciones. Sobre todo en unas elecciones municipales como las del 22-M. "Normalmente pasa con partidos independientes y en ayuntamientos pequeños", explican fuentes del PP. José Ballesteros, el militante (o colaborador, según a quién se crea) de Beariz argumenta que quiere luchar por los intereses de su pueblo, y dan igual las siglas. "Presentándome como independiente iba a gastar dinero que no iba a recuperar. El PSdeG me ofreció correr con los gastos. Ahora, si salgo, salgo. Y si no, no pierdo nada", señala.

Los expulsados van a lo suyo. Aseguran que defienden los intereses de su municipio por encima de los de su partido. Muchos se niegan a hablar y otros tantos, simplemente, no sabían que presentarse por su cuenta conllevaba la expulsión.

Teresa Puga se afilió al PP hace más de 10 años y decidió intentarlo por Alternativa Independiente de A Limia en el momento en que el grupo conservador "impuso un candidato" en Xinzo de Limia (Ourense). "Luego nos enteramos por la prensa de que todos los que íbamos por candidaturas independientes estábamos expulsados". No se plantea lo que significa el fin de una década como militante, sino que repite lo que parece el mantra de los independientes: "Cuando nos planteamos crear un partido es por ayudar a los vecinos".

Fuentes del PP matizan que las de estos militantes no son exactamente expulsiones, sino bajas o autoexpulsiones. Los estatutos del partido establecen que la condición de afiliado se extingue automáticamente cuando el militante se presenta por otras listas electorales.

En el PSOE, por el contrario, la decisión debe pasar por la Comisión Ejecutiva Federal (máximo órgano de mando del partido) a instancia propia o de las sedes comarcales, aunque se trata de un proceso "muy rápido". En el BNG, el procedimiento requiere abrir un expediente en la Ejecutiva Nacional y estudiarlo. "Nunca expulsamos a nadie. Se van ellos, las pocas veces que eso ha sucedido".