La fiscalía francesa imputa al chófer del autobús

La fiscalía francesa ha imputado por “heridas involuntarias” y “violación deliberada de una obligación particular de seguridad o prudencia” al conductor del autobús con 53 viajeros a bordo que se quedó empotrado el domingo en un túnel cerca de Lille, al fiarse del GPS y obviar las señales de tráfico que limitaban el paso a vehículos de su altura. 40 de los jóvenes llegaron ayer a Bilbao con magulladuras. Trece seguían ingresados, pero solo uno está en cuidados intensivos.

El autocar, operado por la agencia bilbaína Viajes Livingstone, llevaba a Ámsterdam a 53 pasajeros de Bilbao, San Sebastián y Vitoria, cuando sobre las cinco de la madrugada del domingo entró en un túnel señalizado, aunque “escasamente”, según fuentes de la compañía, y se quedó encajado, perdiendo su techo y provocando heridas y traumatismos a sus ocupantes. El conductor dio negativo en la prueba de alcoholemia y estupefacientes, pero admitió durante su interrogatorio ante la fiscalía de Lille (noroeste de Francia) que se fió del GPS y no prestó atención a la ruta ni a las señales.

El embajador español en Francia, Ramón de Miguel, aseguró ayer que el chófer está “muy traumatizado” por lo sucedido y opinó, después de ver el lugar del accidente, que el túnel “no tenía la señalización suficiente. No tenía el arco con cadenas que se suele poner porque lo había roto un camión, ni tampoco tenía advertencia luminosa y a esa hora es muy difícil, entrando en una vía abierta de doble sentido que es una circunvalación, pensar que es un túnel en esas circunstancias”, dijo.

La fiscalía francesa, sin embargo, ha imputado al conductor en aplicación del artículo 222-19 del código penal francés, que sanciona las lesiones a terceros por “torpeza, imprudencia, falta de atención, negligencia u omisión de la debida atención a una obligación de seguridad o de prudencia”. La pena que puede recibir por “violación manifiestamente deliberada” de la obligación de seguridad o prudencia es de tres años de cárcel y 45.000 euros, a los que se puede añadir una multa de 1.500 euros por las heridas involuntarias. Sin embargo, quedó en libertad para volver al País Vasco, aunque bajo control judicial.

El chófer puede volver a conducir en España, pero no podrá ejercer su actividad en Francia hasta que el juez dicte sentencia tras un juicio que podría demorarse entre 12 y 18 meses.

Cuarenta de los jóvenes que formaban parte del pasaje siniestrado volaron ayer desde el aeropuerto parisino de Orly al de Loiu, en Bilbao. Allí, un poco magullados, con vendajes y brazos en cabestrillo, fueron recibidos con emoción por sus familiares y amigos. “Nos hemos salvado”, repetía uno de ellos a su madre.