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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Salvar a Rajoy

Ante el cambio que propone Podemos, el PP opta por el regreso a los orígenes y a Aznar

Josep Ramoneda

Para afrontar la fronda de cambio sobre la que camina Podemos, el PP ha optado por el regreso a los orígenes. Rajoy, en apuros, baja la cabeza, y se acerca a Aznar. Los primeros tiempos fueron difíciles: Mariano Rajoy tenía la imperiosa necesidad de matar al padre, para demostrar que era capaz de actuar por sí mismo y no sólo como apagafuegos del expresidente. Y Aznar sintió el dolor de ver cómo el hijo ya no pedía siquiera consejo.

Rajoy sabe que nada ha deteriorado tanto su imagen como la corrupción

A Rajoy no le gusta el ruido. Aznar ha estado siempre convencido de que la política empieza por la palabra y la batalla de las ideas es fundamental. Aznar fue quien consiguió para la derecha el regreso al poder, la hegemonía ideológica, la recuperación de la autoestima. Rajoy ha decidido regar este legado que dejó marchitar. El problema es que al expresidente el rencor le ha retorcido el gesto. Ha perdido el aura. Reducido a caricatura, su ámbito de influencia se ha restringido.

¿Puede este guiño a las esencias, salvar a Rajoy? Los años de Zapatero no doblaron la hegemonía neoconservadora instalada por Aznar: competitividad y meritocracia siguen siendo los tópicos del momento. Es más, incorporaron al PSOE a la causa. Sin embargo, las avanzadas reformas en materia de derechos y costumbres demostraron también que hay una parte de la derecha que es mucho más liberal que el aznarismo. Las aceptó con toda normalidad y no tuvo empacho en defenderlas cuando Rajoy y Gallardón optaron por la regresión. El PP no puede obviar este dato.

Rajoy ha renunciado a responder a la pulsión de cambio tomando la iniciativa. Todo conservador tiene aversión al riesgo. Pero, como dice Ulrich Beck, el riesgo es la anticipación, es captar la ocasión y ponerse por delante de los demás. Rajoy cree que la ocasión está en reforzar la defensa. Pero es muy difícil resistir sin cambiar en una campaña donde el caso Bárcenas y la Gürtel tendrán presencia permanente.

Aznar fue quien consiguió para la derecha el regreso al poder, la hegemonía ideológica
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El lenguaje corporal también cuenta y la mueca que hizo Sáenz de Santamaría mientras decía que Bárcenas “es una persona que en estos momentos ya no está en el PP” era reveladora. Ya no está, pero es una pieza central en la historia reciente del Partido Popular: la que se ocupaba del dinero. Con él y con Gürtel la justicia describe unos círculos de corrupción sistémica, de casi dos décadas, que se extienden por media geografía española y que alcanzan la caja central.

Rajoy sabe que nada ha deteriorado tanto su imagen como la corrupción. Y no tiene respuesta. ¿Podrá aguantar una campaña de 10 meses como si este caso no fuera con él? La estrategia de silencio sólo tiene un sentido: antes sacrificar al partido que permitir que Rajoy asuma su responsabilidad política y se sacrifique por el PP. Pablo Iglesias ha captado la oportunidad: “O el PP o Podemos”, pero cuidado con el miedo que podría confirmar la hegemonía conservadora y salvar a Rajoy.

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