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El PP confía en que Rajoy use la caída de Mato para un cambio más profundo

El retraso en el relevo desata especulaciones de un giro en el Gobierno y el partido

Carlos E. Cué
Rajoy y Ana Mato durante un pleno del Congreso el pasado octubre.
Rajoy y Ana Mato durante un pleno del Congreso el pasado octubre.ULY MARTÍN (EL PAÍS)

Mariano Rajoy concluyó ayer, encerrado en La Moncloa reflexionando sobre los próximos cambios, “una de las peores semanas de su mandato”, según la define uno de sus fieles. La caída de Ana Mato por el caso Gürtel ha sido un alivio para muchos —a pesar del aprecio personal que le tienen—, pero a la vez una llamada de atención —la crisis ha llegado al núcleo duro del presidente— y, para la mayoría, una oportunidad. El PP, según diversos dirigentes consultados, espera ahora que Rajoy aproveche esta ocasión para hacer cambios más profundos en el Gobierno y el partido, y no se limite simplemente a un relevo técnico en el Ministerio de Sanidad. El retraso en la decisión —al menos hasta el martes, dice el Gobierno— desata las especulaciones, aunque Rajoy lleva tan en secreto estas cuestiones que nadie tiene certezas.

Varios dirigentes coinciden en una idea que dominó los corrillos el viernes y el sábado en Barcelona, donde coincidieron alcaldes, presidentes, autonómicos, ministros y cuadros del partido: el Gobierno y el PP han perdido la iniciativa y deben recuperarla. El discurso de Rajoy en Cataluña, muy criticado fuera del PP por estar pensado casi en exclusiva para su partido, ha gustado mucho dentro de esta formación, que cree que el presidente pasa a la ofensiva con la idea puesta en unas elecciones inminentes. Y varios dirigentes, sobre todo los territoriales que se la juegan en 2015, creen que ahora debe completar ese giro con un cambio claro en el Gobierno y también un refuerzo del partido, al que ven cada vez más desarbolado y sin pulso para afrontar un duro año electoral.

Rajoy tiene pendientes decisiones importantes, sobre todo las candidaturas en lugares clave como Madrid o la Comunidad Valenciana, pero también en otros lugares que pueden afectar al Gobierno como Canarias. José Manuel Soria, ministro de Industria, sigue siendo el líder del PP allí, aunque no tiene intenciones de ser candidato. Todas estas incógnitas, sumadas al hundimiento en las encuestas, empujan a algunos a pensar que, pese a la reticencia de Rajoy a los cambios, es el momento para hacer un giro. “Es ahora o nunca, si solo hay un cambio técnico volveremos a perder la iniciativa en pocos días y estaremos a merced de los próximos escándalos”, explica un dirigente.

“Rajoy centró todo en la economía y ahora se ha dado cuenta de que finalmente es la política la que puede decidir las elecciones”, señala otro. Precisamente en el momento en que la economía empieza a dar algunas buenas noticias, o al menos mucho mejores que en 2012 y 2013, es la política —sobre todo los escándalos de corrupción y la crisis catalana— la que está hundiendo a Rajoy.

“Las elecciones se han puesto muy complicadas pero Rajoy, como jefe del partido, tiene que salir a ganar. Puedes perder pero no dejar de intentarlo. Y eso implica arriesgar y poner pesos pesados en las candidaturas, si es necesario tirando del Gobierno. Perder las autonómicas y municipales implica destruir una red de miles de cuadros, es una catástrofe, como se ha visto en el PSOE, que no levanta cabeza desde su debacle en las municipales de 2011”, explica un dirigente.

Cuando José Luis Rodríguez Zapatero tuvo un momento así, en los últimos años de su mandato, hizo un Gobierno muy político, con Rubalcaba como vicepresidente y José Blanco primero como ministro de Fomento y después portavoz. Rajoy es muy distinto a Zapatero y mucho más reacio a los cambios, pero en el PP muchos esperan que haga algo. Nadie cree que vaya a tocar a María Dolores de Cospedal a unos meses de unas elecciones autonómicas en las que ella se la juega a todo o nada en Castilla-La Mancha y con buenas perspectivas, en función de los últimos resultados en las europeas, mejores que en otras comunidades. Sin embargo, por debajo de ella hay muchos movimientos posibles en el PP.

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“Desde la dimisión de Alberto Ruiz-Gallardón no levantamos cabeza. Cada semana es peor que la anterior. Necesitamos un revulsivo. Lo único que nos salva es que el PSOE está peor, en nuestro momento de mayor debilidad eso nos da algo de tiempo, pero no mucho”, resume otro destacado miembro del partido.

Rajoy es, por encima de todo un hombre de aparato, de partido. Ha dedicado a esa tarea media vida y así empezó su ascenso al poder en el mundo de Aznar, como vicesecretario de organización en los noventa, y jefe de campaña de las generales en 1993, 1996 y 2000. Ahora lo que le piden los suyos es que se preocupe de reforzar el PP ante unas elecciones muy difíciles. Si no, cada escándalo de corrupción, explica un dirigente, servirá para engordar aún más a Podemos, la formación que cada vez condiciona más todos los movimientos, aunque en el PP insisten en que perjudica mucho más al PSOE que a ellos.

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