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Dilma Rousseff: “Yo no voy a caer, eso está clarísimo”

La presidenta responde en una entrevista a un diario brasileño a quienes aseguran que va a sufrir una destitución parlamentaria

Rousseff en la presentación de los Juegos de Río 2016.
Rousseff en la presentación de los Juegos de Río 2016.EVARISTO SA (AFP)

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, acorralada por unas encuestas en las que no remonta, por una crisis económica que se cronifica y por una oposición cada vez más animada a pedir su destitución, ha salido al contraataque. En una entrevista concedida hoy a A Folha de S. Paulo asegura, saliendo al paso de los que aseguran que va dejar su cargo o que va a sufrir una destitución parlamentaria: "No voy a caer, eso lo tengo muy claro".

A inicios de esta semana la presidenta brasileña se movilizó casi de emergencia para tratar de apagar el incendio político desatado en torno a ella. En primer lugar, el Partido de la Democracia Brasileña (PSDB), que celebró un congreso el domingo para elegir como presidente al senador Aécio Neves, se acerca cada vez más a las tesis de la destitución parlamentaria de Rousseff (impeachment); en segundo, las últimas acusaciones del caso Petrobras, que surgen de las denuncias del empresario Ricardo Pessoa, implican, entre otros, al ministro de la Casa Civil (una especie de secretario de Estado de Comunicación) en la trama.

Además, el Congreso sigue siendo hostil a las medidas de ajuste, necesarias, según Rousseff —y su poderoso ministro de Economía, Joaquim Levy—, para sanear la maltrecha economía.

Para tratar de cerrar esta vía de agua, Rousseff se reunió el lunes con líderes de su propio partido (el Partido de los Trabajadores, PT), a fin de respaldar a Michel Temer, que preside la principal formación de los aliados parlamentarios del Gobierno en el Congreso, el PMDB. Era una respuesta al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que a pesar de ser del mismo partido de Temer (una formación sin una clara ideología que sirve siempre de bisagra política para el poder), no lo quiere como intermediario entre el Congreso y el Gobierno. A cambio, Temer asegura que la destitución parlamentaria no tiene fundamento: "El impeachment es algo impensable ahora".

La misma Rousseff, en una larga entrevista concedida a Folha de S. Paulo, asegura que ni va a dimitir ni hay base legal para que deje el cargo. "No voy a caer, lo tengo muy claro", dice contundente. Los que defienden la posible destitución de Rousseff se apoyan en las posibles desviaciones presupuestarias del Gobierno —a fin de cuadrar las cuentas con el déficit permitido, lo que constituye, en puridad, un delito contable pero no un robo de fondos—, algo que está estudiando algo ahora el Tribunal de Cuentas. Rousseff explica que, si el dictamen es negativo, rebatirá las tesis del tribunal, que decidirá el 21 de julio. "Lo que nosotros hemos hecho ya lo han hecho otros muchos antes", dice.

Donaciones de campaña

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El otro asunto que sirve de hipótesis para encauzar una destitución parlamentaria deriva de las investigaciones del caso Petrobras: tanto un empresario, Ricardo Pessoa, como un antiguo especialista en blanquear dinero que trabajaba para la trama corrupta, Alberto Yousseff, aseguran que dieron millones de reales para engrasar la campaña de Rousseff en 2014. Sobre el asunto, ella respondió: "Ahí hay una cosa extraña. El mismo día que a mi campaña se le hace una donación, se le hacía otra a la campaña de mi adversario [Aécio Neves, candidato a la presidencia en 2014 por el PSDB]; ¿y resulta que lo mío es soborno y lo otro no?".

Tanto Pessoa como Yousseff se han acogido a una figura judicial brasileña que permite la rebaja de condena a quien delate a posibles sospechosos. Rousseff, que sufrió torturas durante la dictadura, no está de acuerdo con este sistema: "No me gusta esta práctica (...). Me parece malo que se institucionalice eso. Convertir a alguien en delator es peligroso".

La presidenta sale al paso de rumores que aseguraban, incluso, que estaba a punto de suicidarse: "Lo pasé mil veces peor cuando estuve presa y fui torturada. Entonces no me quise suicidar, ¿cómo voy a quererlo ahora?". Rousseff calcula que el crecimiento volverá a Brasil a finales de año. Y matiza: "No esperamos una recuperación acelerada. Nadie que sea realista espera eso".

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