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El Pentágono dice que China se prepara para conflictos cortos pero intensos

El informe anual del Departamento de Defensa analiza la escalada territorial de Pekín

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, el jueves en Rumanía.
El secretario de Defensa, Chuck Hagel, el jueves en Rumanía. Octav Ganea (AP)

El informe anual del Pentágono sobre el desarrollo militar de China no llega en un momento cualquiera de las relaciones bilaterales entre la primera y la segunda potencia mundial. Lo hace cinco días después de que el secretario de Defensa, Chuck Hagel, acusara a Pekín de “intimidación” en sus disputas territoriales y le avisara de que Washington no permanecerá impasible, y a las dos semanas de que el Departamento de Justicia de EE UU acusara a cinco militares chinos de ciberespionaje industrial. Por todo ello, las afirmaciones y el análisis del documento, con datos de 2013, adquieren aún más trascendencia de la habitual, aunque en el caso del ciberespionaje las aseveraciones apenas varían respecto a las del año anterior.

El informe, remitido este jueves al Congreso, considera que el programa chino de modernización militar a largo plazo pretende “mejorar la capacidad de sus fuerzas armadas de luchar y ganar contingencias regionales de corta duración y alta intensidad”. El detallismo sobre el tipo de posibles conflictos parece ser un aviso a navegantes ante la creciente contundencia de Pekín en sus disputas territoriales con sus vecinos en los mar del sur y el este de China, que han disparado la tensión con Japón, Corea del Sur, Vietnam y Filipinas en los últimos meses.

La escalada territorial llevó al presidente de EE UU, Barack Obama, a tener que reiterar, en su gira asiática en abril, el compromiso de Washington de defensa de sus aliados, principalmente Japón, en un eventual conflicto bélico. A finales de noviembre EE UU ya hizo un gesto significativo cuando, a los pocos días de que Pekín reclamara un espacio aéreo sobre unas islas que se disputa con Japón, dos bombarderos B-52 estadounidenses sobrevolaron ese espacio en una misión de entrenamiento rutinaria.

En su informe anual, el Pentágono mantiene que el principal foco de la estrategia militar del gigante asiático sigue siendo la preparación ante un eventual conflicto con Taiwán, pero subraya que también se está preparando para “potenciales contingencias” en el sur y el este de su costa al recordar que el año pasado Pekín amplió unilateralmente su espacio aéreo y que extiende sus derechos marítimos a prácticamente todo el mar del sur de China.

Según EE UU, el programa chino de modernización militar a largo plazo pretende “mejorar la capacidad de sus fuerzas armadas de luchar y ganar contingencias regionales de corta duración y alta intensidad”

“En los últimos documentos siempre hemos visto un interés estratégico [de China] de fortalecer sus reclamaciones territoriales, pero el año pasado creció el comportamiento agresivo”, dijo este jueves un alto cargo del Pentágono en un encuentro con periodistas. El portavoz reiteró que EE UU se opone al uso de la “coerción” en estas disputas y que aboga por una solución diplomática pacífica.

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A las palabras de Hagel del sábado en una cumbre de defensa en Singapur, las autoridades militares chinas replicaron, en el mismo foro, que estaban “llenas de hegemonismo, amenaza e intimidación”, pero no adoptaron ninguna represalia concreta, como la cancelación de reuniones. Esto, según el Pentágono, es un reflejo de que la comunicación militar entre ambas potencias es sólida y puede servir de salvoconducto en momentos de tensión a nivel gubernamental.

La tesis de los estrategas del Departamento de Defensa es que, con su agresividad en sus disputas marítimas, Pekín busca “proyectar su poder en la región” y que su estrategia militar se basa en una visión a “largo plazo”, que es previa e independiente a la intención de Obama de virar el epicentro de su estrategia diplomática, su pivote exterior, hacia Asia.

Para algunos analistas, China busca, en sus disputas territoriales, poner a prueba el grado de compromiso de

Sin embargo, algunos analistas no creen que ambas estrategias sean tan independientes. Su argumento es que China busca en parte, con la escalada territorial con sus vecinos, poner a prueba a EE UU para dirimir su verdadero grado de compromiso con sus aliados. Es decir, si es puramente retórico. Por ejemplo, si Washington se quedaría de brazos cruzados si Pekín decidiera apropiarse de un territorio perteneciente a otro país. El trasfondo, con la invasión rusa de la península ucraniana de Crimea, tampoco es casual.

De hecho, el Pentágono admite que los intereses del gigante emergente pueden ir más allá de su área de influencia más cercana. "Con el aumento de los intereses, capacidades e influencia internacional de China, su programa de modernización militar se ha enfocado más en inversiones para misiones más allá de sus costas", se lee en el informe.

El documento sostiene que el horizonte del crecimiento militar de China está en el año 2020 y por ello, está invirtiendo intensamente en renovar sus aviones de combate, misiles, portaaviones y submarinos. El Pentágono estima que el presupuesto de defensa chino en 2013 fue de 145.000 millones de dólares, según explicó el mencionado alto cargo, por encima de los 119.500 anunciados oficialmente por Pekín.

Pese a que no ha dejado de crecer en los últimos años, el presupuesto militar chino sigue siendo casi cuatro veces inferior al estadounidense, que en 2013 fue de 495.000 millones al margen de otros 82.000 para la guerra de Afganistán. Aún así, el gasto en defensa de China supera al de algunos de sus vecinos, como Rusia (69.500 millones), Japón (56.900) y Corea del Sur (31.000).

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