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Tentaciones
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Del espectáculo a la política por la vía rápida

Jaime de los Santos es el último de los políticos con un pasado en el mundo del espectáculo. Pero ni mucho menos el único

David González, del punk antifascista a la política con Podemos.
David González, del punk antifascista a la política con Podemos.

Si con la llegada a la carrera electoral de Podemos —fenómeno que, junto al proceso soberanista catalán, ha marcado los pasos del resto de formaciones políticas en los últimos meses— se le prometió a los ciudadanos un cambio, lo que estos no sabían es que dicho cambio se podía realizar con un mando a distancia: Pablo Iglesias (Podemos), Carlos “El Yoyas” Navarro (Derecho, Ciudadanía y Democracia) o Jaime de los Santos (PP) han pasado de calentar las sillas en los platós de televisión a calentar, respectivamente, las del Parlamento Europeo, las del Ayuntamiento de Vilanova del Camí, y las de la Comunidad de Madrid. Sí, las comparaciones son odiosas, y la anterior —poner a un profesor de ciencias políticas a la altura de un concursante de Gran Hermano— detestable, hay que reconocer una cosa: el impacto que ha tenido una figura como Iglesias en gran parte del electorado ha tenido más que ver con sus airadas intervenciones en La Sexta Noche que con sus años de trabajo como activista. Simplificándolo aún más: el Gran Wyoming puede que sea doctor, pero si todo el país lo conoce no es por haberse hecho un reconocimiento en su consulta. “Ten cuidado con lo que aparentas ser, porque eres lo que aparentas ser”, que decía Kurt Vonnegut.

Portada de la novela 'Una bala a Dios y otra al Diablo' (Memento Mori) del concejal Guillermo Zapata.
Portada de la novela 'Una bala a Dios y otra al Diablo' (Memento Mori) del concejal Guillermo Zapata.

Pero, ¿han sido los platós el único espacio de fogueo para los nuevos representantes del pueblo? Ni de cerca: novelistas, músicos, actores y futbolistas están, han estado, o aspiran a estar dentro de nuestras instituciones. Si te consideras fan de Loquillo & Los Trogloditas, deberías saber que uno de los fundadores de Ciudadanos (Sabino Méndez) es el compositor de Cadillac solitario, de la misma forma que el dramaturgo y director Albert Boadella también puso su grano de arena para la formación del partido naranja. Méndez, que cedió El Ritmo del Garaje para la campaña del partido de Rivera a las autonómicas catalanas de 2006, acabó desvinculándose de esta formación para mostrar su afinidad al proyecto de UPyD, otro partido que no es ajeno al fenómeno que estamos tratando: Toni Cantó pasó de interpretar al David de Siete Vidas a convertirse en diputado electo como uno de los representantes de la formación encabezada por Rosa Díez. Siete vidas, muy a su pesar seguramente, es la obra audiovisual cumbre de nuestro país en lo que a representar las cacareadas dos Españas se refiere: el catering de la serie no sólo era devorado por Cantó, sino que, en el polo apuesto, el ahora más activista que actor Willy Toledo también se encargaba de deglutir croissants y cafés de rodaje en la mítica sitcom.

Si con respecto a los músicos que dan el salto a las plataformas cívicas o partidos ya hemos mencionado al guitarrista de Los Trogloditas, es de recibo alejarnos de los macroconciertos y adentrarnos en las okupas más inhóspitas para seguir haciendo recuento: David González, frontman de unos de los grupos bandera del punk antifascista Kaos Urbano, ocupa el número de tres de Sí Se Puede Alcobendas matizando así el “político cabrón: te queremos muerto” que cantaba en Bronca y rebelión; por otra parte, en los últimos días se ha confirmado por fin que Antonio Baños, miembro del desaparecido grupo Los Carradine, será el presidenciable de las CUP en las elecciones plebliscitarias catalanas. Baños, a poco que consiga un escaño, ya se habrá hecho por lo menos con un título: sería el primer diputado que ha actuado en el Primavera Sound. Sin embargo, de no conseguir representación él ni ninguno de los otros partidos que no son Junts Pel Sí (escenario distópico donde los haya), también se habría batido otro record: Guardiola, jugador y entrenador del FCB, se convertiría en un agente político activo, al encontrarse al final de la lista por la independencia impulsada por Convergència y ERC.

El último en sumarse en esta (ahora sí que sí) fiesta de la democracia ha sido Jaime de los Santos, personal manager de Soraya S. de Santamaría y tertuliano al servicio de Ana Rosa “en-Finlandia-no-puedes-tomarte-unas-cañas” Quintana, que ahora ocupa el cargo de Director General de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, decisión recibida con algarabía por la izquierda española, pero sintomática de un escenario político cada vez más orientado a la sociedad del espectáculo: la derecha, por un lado, opta por aglutinar en su seno a personalidades acostumbradas a los focos, a dar conciertos en estadios, a levantar trofeos futbolísticos; la izquierda, por su parte, recupera, con honrosas excepciones, a working class heros educados en el underground más periférico, ya sea el de la música alternativa o el de las publicaciones independientes como Una bala a Dios y otra al Diablo, maravillosa novela firmada por el concejal Guillermo Zapata de Ahora Madrid. Y esto, podéis estar seguros, no ha hecho más que empezar.

España, te quiero, ¡estás muy loca!

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