El aborto
Lo sucedido con el anteproyecto de ley del aborto impulsado por el ya exministro Gallardón es lo que sucede cuando un Gobierno pretende legislar sobre las conciencias y la moral de los ciudadanos. Primero porque la gente no entiende lo contradictorio de este Gobierno que por un lado se posiciona como defensor a ultranza de los valores tradicionales de la familia mientras aplica políticas que destruyen economías familiares en beneficio de los grandes bancos. Lo segundo es que originalmente se les olvidó que si bien un amplio sector de la sociedad española se declara católico no todo el mundo admite el intervencionismo del clero en la vida política. El señor Gallardón no vio lo evidente: no hablo de separación de Iglesia y Estado, sino de conciencia personal. Los españoles somos grandes demócratas y vemos admirable que una persona defienda sus valores y opiniones morales, pero no podemos admitir que eso ofusque su sentido político. El Partido Popular gobierna para todos y cuando digo “todos” no me refiero a católicos, judíos, musulmanes o ateos... Por “todos” entendemos al ciudadano como individuo político. Dios y las cuestiones religiosas son cosas privadas de cada uno. Cualquier intento de legislar sobre la conciencia personal de cada ciudadano no es otra cosa que integrismo. Lo que nos queda a muchos españoles es la incógnita de por qué un gran político se metió en semejante jardín.— César Ruiz Yunta. Madrid.