_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Todos pierden

Tras 50 días de hostilidades, tanto Israel como Hamás claman victoria injustificadamente

HA SUCEDIDO otras veces. De nuevo, Hamás e Israel han clamado victoria tras la firma de un alto el fuego indefinido en Gaza. Han sido 50 días de hostilidades en los que han muerto más de 2.100 personas, en su inmensa mayoría civiles palestinos. Tanto la organización islamista como el Gabinete de Benjamín Netanyahu pretenden justificar sus acciones reclamando el triunfo. Pero para ambos es muy difícil explicar con razones solventes en qué consiste esa victoria, ya que tanto Israel como Gaza están hoy mucho peor que hace dos meses.

Los mayores perdedores son los civiles palestinos de Gaza, atrapados entre las hostilidades de Israel y Hamás, y con un futuro negado por un bloqueo que imponen Egipto e Israel desde 2007. A los gazatíes les queda poco que perder. El acuerdo les ofrece algunos alivios menores: más millas a sus pescadores para faenar, facilidades para que algunos salgan de la Franja, más material de construcción... Es poco. Tras la guerra de 2012 se firmó un pacto similar, que prometía cambios y que al final sólo sirvió para que todo siguiera como estaba.

Editoriales anteriores

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En esta ofensiva Israel ha perdido a 64 soldados y cinco civiles. Sufrió una lluvia de más de 4.300 cohetes que su portentosa Cúpula de Hierro neutralizó en gran número. Es Israel, sin embargo, quien más puede perder en el futuro si se perpetua el statu quo actual. Ante la falta de proporcionalidad de la operación militar, sus enemigos de siempre han intensificado su llamamiento al boicot y sus estrategias para poner en duda su derecho mismo a existir. Y a los aliados más cercanos del Estado judío les resulta muy difícil seguir apoyándole en su derecho a defenderse con tanta contundencia, ante semejante número de bajas civiles y la onerosa cifra de 500 niños palestinos muertos.

Apesar de las negociaciones, el bloqueo de Gaza se va a mantener, porque Israel exige que Hamás deponga sus armas, algo que no sucederá. La ultraderecha israelí ya ha redoblado sus llamamientos a invadir de nuevo Gaza, desocupada en 2006, y a perpetuar la ocupación de Cisjordania, hechos ambos que pondrían en riesgo el carácter democrático de Israel.

Los islamistas como Hamás han quedado arrinconados políticamente en todo Oriente Próximo. Netanyahu lo sabe y ha intentado equiparar el sangriento ascenso del Estado Islámico en Irak y Siria con la dictadura islamista de Hamás. Pero Gaza necesita una alternativa de Gobierno. Ayer mismo, el primer ministro israelí dijo que una solución sería que la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas tomara el control en la Franja. Abbas domina Cisjordania a duras penas, pues su autoridad está en duda por las restricciones que impone Israel al libre movimiento y acceso a recursos naturales.

La de Abbas, sin embargo, es la única opción, secular y moderada, con garantías de erigir un Estado palestino aliado de Occidente y que permita a Israel vivir en paz. Para que triunfe, Israel debe acabar primero con la ocupación y luego con los bloqueos. Es una vía indispensable para lograr consolidarse como la democracia plena e igualitaria que quiere ser.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_