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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Monarquía, en crisis

Cuando más arrecian las críticas al Monarca, más le explico a mis hijos cómo era España antes de que aquellos dos jóvenes Juan Carlos y Sofía recorriesen el país. Eran para mí, un niño aún, un símbolo de libertad y renovación, de paz y progreso. Procuro que mis hijos lo sepan, que rehúyan la crítica fácil, la insidia, el odio. Yo, humilde profesor, doy las gracias a Sus Majestades por la tranquilidad de ánimo que me dieron a mí y a tantos españoles de buena fe. Y eso que mis padres no eran precisamente de derechas o especialmente monárquicos, pero creo que debemos ser justos con unas personas y una institución que, a diferencia de otros países, siempre han estado cerca del pueblo y nos han representado brillantemente. La crítica es buena y necesaria, el odio y la envidia prescindibles. ¿Quizá el supuesto desprestigio del Rey provenga de intereses politizados? Nunca saldremos de esta maldita crisis si solo sabemos tirarnos pedruscos en nuestro propio tejado.— Juan Carlos Merchán Ruiz. L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona.

Durante el mensaje de Navidad 2012, el Rey nos transmitió su apoyo y solidaridad a todos los españoles y dijo una frase en referencia al caso Nóos que fue muy comentada en todos los medios de comunicación “La justicia es igual para todos”. Con ella se ganó la simpatía de muchos españoles.

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Ahora, después de ser imputada la infanta Cristina, y tras el recurso del fiscal anticorrupción contra el auto del juez Castro, la Casa del Rey dice que apoya la decisión del fiscal de recurrir dicha imputación. Esto viene a contradecir lo dicho en el mensaje de Navidad, “que la justicia es igual para todos”, excepto en esta ocasión, y que hace que muchos españoles se sientan engañados con esta decisión.

Es posible que estas palabras le hayan salido del corazón, como un padre que quiere ayudar a su hija, y no como el máximo responsable de la Corona y jefe del Estado. Hubiese sido más razonable dejar que la justicia actúe, que declare la Infanta y defienda su inocencia, ya que nadie puede estar por encima de la ley.

Dice el Gobierno que esta imputación de la Infanta perjudicará a la marca España, aunque en mi opinión esta ya se perjudicó hace tiempo debido a la corrupción política y financiera. Ahora la única perjudicada será la Casa del Rey, que después de lo de Botsuana y Urdangarin perderá credibilidad y afecto de muchos españoles.— Fernando Guerrero Barrio. Cornell

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