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"¿Ronse? Quiere usted decir Renaix, ¿no?", dice el vendedor de billetes de tren detrás del mostrador de la estación de Tournai (Valonia). No es un error de pronunciación, es la manera de llamar a esa ciudad en dos idiomas diferentes: francés y neerlandés. En Bélgica hay 15 municipios en los que funciona lo que llaman "facilidades lingüísticas", es decir, que los ciudadanos pueden hacer uso en ambas lenguas de la Administración pública y del sistema educativo. El letrero de la estación de ferrocarril de Ronse (neerlandés) o Renaix (francés), anuncia que estamos en uno de ellos.
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Flamencos y valones: dos culturas de espaldas

Más allá de las batallas políticas por la independencia de Flandes, valones y flamencos tienen el conflicto menos presente que sus representantes. Recorremos varios pueblos fronterizos para tomar el pulso a la convivencia entre dos culturas que se dan la espalda hablan lenguas distintas, leen periódicos diferentes, sus asociaciones deportivas y de ocio están separadas, y sin embargo, viven puerta con puerta.

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