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Vuelta de semifinales de la Champions | Real Madrid, 1 - M.City, 0

Zidane: “Sueño con la Undécima”

El entrenador del Real Madrid dice que lo mejor del cruce fue el resultado y que la final no tiene favorito

Diego Torres
Zidane y Pellegrini dan instrucciones durante el partido.
Zidane y Pellegrini dan instrucciones durante el partido. Francisco Seco (AP)

Mucho se ha esforzado Florentino Pérez por modernizar al Madrid hasta transformarlo en una entidad que se parece en poco a lo que fue. Incluso el himno ha procurado remozar el presidente, primero con una pieza de corte operístico interpretada por Plácido Domingo y luego con otra de inspiración tecno-soviética compuesta por el productor de Lady Gaga con arreglos de voces que recuerdan al coro del Ejército Rojo. La directiva inventó y reinventó mirando al futuro sideral. Pero puesto a celebrar el billete a la final de Milán, el pueblo madridista se inflamó con el vinilo. Como ayer al escuchar el sonido rayado del pasodoble que Indalecio Cisneros compuso en 1952 antes de arrebatarse en el momento más emocionante de la semifinal. Cuando decenas de miles de personas pusieron en pie al Bernabéu revoleando bufandas mientras entonaban a capela unas estrofas surgidas de lo más negro de la posguerra: “¡Noble y bélico adalid caballero del honor!”.

La noche acabó envuelta en bruma de barbacoas y notas que remitían a tiempos remotos. Hubo algo de irrealidad en el desfile de los entrenadores por la sala de conferencias. Primero, el melancólico Manuel Pellegrini, que volvió a sentarse en la silla que fue suya entre 2009 y 2010 como si el tiempo se hubiera congelado. El chileno habló con voz monocorde tras el partido para exponer la evaluación más deprimente que se puede hacer: “Ninguno mereció ganar”.

Zinedine Zidane le siguió, tan aturdido que cuando quiso hablar en francés entreveró palabras del castellano y cuando quiso recuperar el castellano se expresó en francés. El entrenador del Madrid no desmintió el diagnóstico patético de su homólogo. Cuando le preguntaron si coincidía, su respuesta fue lacónica: “Lo más importante es que cuando miramos el marcador pone 1-0”.

Zidane lo dijo con esa sinceridad con la que a veces desconcierta a su audiotorio. Reconoció que después del agobio estresante de 180 minutos en los que no pasó casi nada reseñable —como en la travesía de un desierto sin referencias en el horizonte— se le hizo necesario buscar el marcador electrónico en lo alto del primer anillo para verificar el resultado. Ese 1-0 brillante representó la decodificación binaria del jeroglífico. Unos uno, otros cero. Unos, los del uno, cantaron evocando bélicos adalides. Otros, los del cero, cantaron la fúnebre Blue Moon.

“Nadie mereció ganar”

“Tuvimos muy mala suerte”, lamentó Pellegrini; “ellos solo nos metieron un gol en un centro que desvía en propia meta Fernando. Nosotros los presionamos y les robamos bien, pero con el balón nos faltó creatividad, sobre todo en los últimos 30 metros. Igual que a ellos. El Madrid en ningún momento tuvo el control del partido, ni ocasiones claras para marcar”.

“Ninguno mereció ganar este partido”, sentenció Pellegrini. “Lo más justo habría sido una definición a penaltis”.

Zidane vivió su noche más triunfal como entrenador. Pero nunca se le vio tan reconcentrado y serio. “Estoy contento pero no solo por mí”, dijo. “Sobre todo, estoy contento por los jugadores, que lo hicieron fenomenal. Hemos sufrido porque en una semifinal siempre se sufre; pero al final conseguimos el pase a la final que es lo más importante”.

“Mi mérito es ser el entrenador”, respondió, cuando le preguntaron qué parte del éxito se atribuía; y añadió: “Algo bueno seguramente he hecho. Pero es cuestión de todos. Sé que lo más importante son los jugadores y lo que hacen cada día”.

“Está claro que sueño con conseguir la Undécima como entrenador”, concluyó. “El 28 tendremos un partido difícil e importante. El favorito no existe. Los dos hemos merecido estar en la final. Ahora es como siempre. Empezamos 50-50”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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