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CALIXTO BIEITO I Director artístico del Teatro Arriaga de Bilbao

“No aspiro a educar al público, vengo a estimular su curiosidad”

Bieito se ha propuesto como reto integrar el teatro bilbaíno en el circuito europeo

Calixto Bieito en el escenario del teatro Arriaga
Calixto Bieito en el escenario del teatro ArriagaFERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Es uno de los directores de escena españoles más internacionales. Sus controvertidos montajes le han colocado la etiqueta de enfant terrible. El nuevo director artístico del Teatro Arriaga, Calixto Bieito (Miranda de Ebro, 1963) tiene mirada de niño algo travieso. Se mueve con sigilo por su "nueva" casa. Permanece en silencio, dejándose sorprender por lo que está por venir.

Pregunta. ¿Qué imagina ver en el escenario del Arriaga dentro de un año?

Respuesta. Me vienen muchas cosas a la cabeza. He trabajado en prácticamente todo el mundo, excepto Asia, y este es uno de los lugares bonitos de Europa. Es inspirador. Está dentro del circuito del Estado pero mira al norte, con autonomía y una personalidad muy fuerte. Veo aquí el espectáculo que estrené en Stuttgart el mes pasado, 'The Fairy Queen', con textos de Shakespeare.

P. En su presentación hace un mes desveló que las negociaciones para ficharle fueron sencillas, ¿qué le llevó a dar un sí rápido a Bilbao?

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R. Sobre todo me transmitieron ilusión. En las conversaciones con los responsables de la corporación intuí que no iba a haber injerencias, ni políticas ni de ningún tipo, en mi programa e inmediatamente pensé que tendría mucha libertad para trabajar.

P. ¿No le plantearon ninguna restricción?

R. No. Ni se mencionó. Mi carrera está consolidada. A estas alturas nadie me va a llamar para exigir “Mi mujer quiere ver Tosca”, desde luego, estoy convencido de que aquí no va a ocurrir. Conservo el niño que llevo dentro y, ante esas situaciones, me rebelo.

P. Releva a Emilio Sagi, ¿va a ser continuista o marcará un punto y aparte?

R. Emilio (Sagi) y yo somos de generaciones y estilos distintos pero él ha creado una muy buena base y yo vengo a sumar. Es una mala costumbre en el Estado español llegar e intentar marcar la diferencia. Ha ocurrido, por ejemplo, con la Educación. Es incomprensible que no haya existido consenso y cada Gobierno haya elaborado su propia ley. Esta actitud ha destruido mucho.

P. Va a compaginar la dirección del Arriaga con su residencia en Basilea, donde es director artístico del Theater Basel, ¿por qué no se plantea volver de forma estable a España?

Cuando uno quiere que se conozca su casa tiene que enseñarla

R. Es una cuestión práctica. Soy residente en el cantón de Basilea desde 2002. Soy un expatriado y no lo digo en el sentido peyorativo de la palabra. Vivo en el centro de Europa, en una ciudad humanista y, si soy capaz de imprimirlo en el teatro, será bueno para el Arriaga.

P. En su declaración de intenciones dijo que su ambición era convertir a Bilbao en un referente del teatro europeo, ¿qué falta para conseguirlo?

R. En realidad, el reto es elevarlo, que sea realmente muy conocido. Para ello, tengo que trabajar en una doble dirección: invitar y viajar. Cuando uno quiere que se conozca su casa tiene que enseñarla y, a la inversa, voy a hacer una línea internacional de difusión de espectáculos muy potente.

P. Lleva la etiqueta de hombre transgresor. El público de Bilbao es más bien clásico, ¿aspira a educar a ese público?

R. No pretendo educarlo, ni cambiarlo. Solo pretendo que se sientan a gusto y ante todo, sorprenderles. Aspiro a estimular su curiosidad y hacerles pensar. Un teatro debe ser un centro de estímulos, emociones y pensamiento.

P. ¿Ha empezado a pensar en la programación?

R. Me he empezado a mover, he pedido algunos derechos. He mencionado la línea internacional , pero, en paralelo, quiero conocer bien qué se mueve en Bilbao. En las próximas semanas tengo que descubrir el contenido de la ciudad, algo que no es difícil para mí porque lo he hecho antes en San Petersburgo, Oslo, París… Tengo claro que este espacio tiene que dar cabida a los profesionales locales.

P. A la inversa, ¿qué espera que en estos cuatro años le dé la ciudad a usted?

R. Soy muy curioso y la lengua (el euskera) me atrae. No creo que lo aprenda pero desde luego haré montajes. Si los hago en ruso o en alemán, ¿por qué no en euskera? Tengo además en mente un plan pedagógico que se ocupe de los estudiantes… Esta ciudad me trae recuerdos de infancia y ahora confío en que estimule mi curiosidad, me motive y, por supuesto, también necesito cariño y sentirme apreciado.

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