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Condenado a 18 años de prisión el violador de la Diagonal por agresiones en Castellón

Deberá indemnizar a las cuatro víctimas con 6.200 euros por secuelas y daños morales

Tomás B.D, conocido como el violador de la Diagonal de Barcelona, en el banquillo del juzgado de lo penal 8 de Castellón.
Tomás B.D, conocido como el violador de la Diagonal de Barcelona, en el banquillo del juzgado de lo penal 8 de Castellón.Domenech Castelló (EFE)

Dieciocho años y cinco meses de prisión. Es la condena impuesta por el Juzgado de lo Penal número 3 de Castellón al conocido como violador de la Diagonal por apuñalar a tres mujeres y acosar a una cuarta el pasado mes de agosto y en apenas cinco días en calles y plazas de la capital de La Plana.

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La sentencia facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) impone también a T.B.D, de 61 años, el pago de una indemnización de 6.279,56 euros a las cuatro víctimas por las lesiones, secuelas y daños morales sufridos.

El fallo, contra el que cabe recurso de apelación, considera al hombre autor de tres delitos de lesiones con instrumento peligroso y en los que concurre la agravante de discriminación por razón de sexo. Además le imputa un delito de robo con violencia con uso de armas en grado de tentativa y un delito leve de coacciones.

La sentencia considera probados los hechos narrados por las cuatro víctimas en la primera y única sesión del juicio celebrada el pasado martes, 8 de noviembre, en Castellón y en la que el acusado se negó a declarar aunque reivindicó su inocencia en el último turno de palabra. “Manifestación ésta que, sin embargo, resulta contradicha por el resultado de las pruebas”, recoge el escrito.

El acusado sembró el pánico en las calles de Castellón entre el 2 y el 6 de agosto de 2016 tras apuñalar con una navaja a tres mujeres y acosar a una cuarta en puntos céntricos de la ciudad, como la calle Vera, las plazas Fadrell y Borrull y la avenida Barcelona. Meses antes, en abril, había desatado la alarma en Valencia tras empujar presuntamente a varias mujeres por las escaleras de diferentes estaciones de metro. El hombre tenía antecedentes por agresiones sexuales, según confirmaron el día del juicio varios agentes de la Policía Nacional.

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La primera de las agresiones en Castellón tuvo lugar el 2 de agosto, cuando el acusado “movido por su animadversión al sexo femenino”, se aproximó a la primera de las víctimas, le pidió un cigarro y ante la negativa de la mujer “se introdujo la mano por debajo de su pantalón y frotándose sus órganos genitales profirió: que me des un cigarro”.

Tres días después, el 5 de agosto, y con apenas tres horas de diferencia, el acusado cometió otras dos agresiones contra dos mujeres a las que hirió con una navaja. La primera en una parada de autobús, donde aguardaba una de las víctimas, a la que intentó robar y a la que hirió con dicho objeto en el costado. Sobre las 9.00 horas del mismo día, agredió a otra mujer con la que se cruzó por la calle, y a la que “con desprecio por su integridad física” sacó una navaja de pequeñas dimensiones y se la clavó en el costado, provocándole una herida en la zona dorsal izquierda de tres centímetros de longitud.

Por último, el acusado, sobre las 3.30 horas del día 6 de agosto, observó a otra mujer transitando por la calle, “a la que comenzó a seguir” y a la que cuando finalmente dio alcance “cogió fuertemente del brazo y con un instrumento apto le dio un corte en el mismo causándole lesiones consistentes en herida en antebrazo derecho de 5 centímetros de longitud”, para lo que precisó puntos de sutura.

 Varias de las víctimas destacaron durante su declaración en el juicio que el ahora condenado “disfrutaba” con los ataques: “Sacó una navaja. Le miré: no por favor, señor. Y me pinchó. Se fue sonriendo, como disfrutando por lo había hecho”, relató una de las mujeres, mientras otra aseguró que tras cortarle con la navaja en el antebrazo “le brillaban los ojos, como si estuviera satisfecho”.

La juez destaca por su parte que las testigos “y a la vez víctimas de los ataques del acusado”, han ofrecido una versión “permanente, coherente, sostenida en el tiempo y, libre de cualquier sospecha de animadversión hacia quien ni tan siquiera conocían con anterioridad a ser abordadas y atacadas por él”. A ello se une “tanto el reconocimiento fotográfico llevado a cabo por las mujeres en dependencias policiales, como el reconocimiento realizado en la rueda de reconocimiento llevada a cabo en el centro penitenciario de Castellón en la que todas ellas identificaron sin género de duda alguno al acusado” como autor de los ataques.

 “Comprende perfectamente la distinción entre el bien y el mal”

Sobre las atenuantes de la responsabilidad criminal del acusado por afectaciones mentales reclamadas por su defensa, la sentencia indica que estas no concurren en el presente caso. Señala que a pesar de figurar un diagnóstico de esquizofrenia y psicosis esquizofrénica del acusado, este “ha sido desvirtuado por las manifestaciones del médico forense” que declaró en el juicio, donde afirmó que el procesado no es esquizofrénico. “Ciertamente puede presentar rasgos de personalidad esquizoide pero que en absoluto afectan a la íntegra conservación de las bases biológicas de su imputabilidad, comprendiendo perfectamente y, sin perjuicio de la particular moralidad de cada uno, la distinción entre el bien y el mal”, recoge el fallo.

El fiscal pedía 17 años de prisión por un delito contra la integridad física, otro de robo con violencia en grado de tentativa y tres delitos de lesiones en los que concurre la agravante de discriminación por razón de sexo. El ministerio público elevó la pena hasta los 20 años y medio de cárcel el día del juicio.

La juez ha decidido mantener la situación de prisión provisional, comunicada y sin fianza en que se encuentra actualmente el acusado hasta que la sentencia sea firme. Estima que concurre el riesgo de que pueda sustraerse al cumplimiento de la pena que se le impone atendiendo a la gravedad de los hechos y al riesgo de reiteración delictiva.

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