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Mas está dispuesto a desobedecer la ley si le inhabilitan por el 9-N

El presidente aseguró que acataría o no una eventual inhabilitación en función "del momento político, de la situación política del país [Cataluña]"

Foto: reuters_live | Vídeo: Albert Garcia / REUTERS LIVE

Artur Mas abrió la puerta ayer a la desobediencia tras declarar como imputado ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) por la celebración de la pseudoconsulta sobre la independencia del 9 de noviembre. El president, tras darse un baño de masas ante los juzgados, apuntó que podría desoír a la justicia en caso de que se le acabe inhabilitando. “Dependerá del momento político en el que estemos y de la situación jurídica del país”, dijo al ser preguntado sobre esta eventualidad. Antes, el coordinador de Convergència, Josep Rull, abogó por “ignorar” una posible inhabilitación.

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Las llamadas a la desobediencia se han ido haciendo más frecuentes en la política catalana a medida que el proceso independentista ha avanzado y se ha agudizado el choque legal y político entre el Estado y la Generalitat. Sin embargo, hasta ayer, Artur Mas había dejado este discurso a los sectores más radicales del independentismo, básicamente Esquerra Republicana y la CUP. Tras declarar como imputado, ni más ni menos que por un presunto delito de desobediencia grave que lleva aparejadas penas de inhabilitación, Mas dejó caer la posibilidad de optar por vías que hasta ahora solo habían defendido sus socios.

Al ser preguntado por si acatará o no una eventual inhabilitación, Mas fue suficientemente explícito. “Esto dependerá del momento en el que estemos, de la situación jurídica del país”, dijo. Con ello se refería a la conocida voluntad de los independentistas de “desconectar” Cataluña del marco legal español en un periodo máximo de 18 meses. De hacerlo así, según ellos, las leyes —y sentencias— de la justicia española ya no serían de aplicación en Cataluña, lo que salvaría a Mas de una eventual inhabilitación.

Mas no fue el único que habló de una eventual desobediencia. Horas antes, el coordinador general de Convergència Democràtica, Josep Rull, aprovechó el alto grado simbólico de la jornada de ayer —la declaración de Mas coincidía con el 75º aniversario del fusilamiento del presidente Lluís Companys— para asegurar que no cederán ante el Estado. Rull dijo ante el foso donde fue ejecutado Companys que Cataluña tiene “el derecho y el deber de ignorar” una posible inhabilitación del presidente catalán.

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Un “proceso político”

Mas no se refirió a este aspecto en su declaración ante el juez. Lo hizo después, durante una multitudinaria conferencia de prensa en el Palau de la Generalitat, donde trató de realzar el mensaje de que él es el “único responsable” político de lo que aconteció el 9-N, pero que fue una legión de “voluntarios” quien lo ejecutó. De esta forma, refuerza su rol de líder independentista ante las bases soberanistas al tiempo que intenta cubrirse las espaldas ante la justicia. En esta comparecencia lanzó otro mensaje de calado político: “Acabando con un presidente de la Generalitat por la vía penal no se acabará con un proceso político como el que vive Cataluña”.

El mensaje del presidente catalán tuvo un carácter épico, con expresiones que fueron reforzadas por los centenares de personas —unas 3.000, según fuentes policiales— que se concentraron ante la sede del TSJC para apoyarle al grito de “Mas presidente, Cataluña independiente”. Mas llegó acompañado, además, por 400 alcaldes y por todos los consejeros de su Gobierno en funciones. Subió las escaleras del Palacio de Justicia solo y se llevó la mano al pecho para agradecer el apoyo.

Tal puesta en escena reforzó la figura de un presidente cuestionado por parte del independentismo, básicamente el que representa la CUP, que insiste en que no votará su investidura. Con este panorama, el presidente catalán reiteró que “no entiende” por qué tiene que dar cuentas de la consulta ante un juez. “La querella es por la rabia de ver el éxito que tuvo el 9-N”, aseveró.

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