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Cine de quita y pon

The Cinema es una iniciativa itinerante que exhibe películas en lugares emblemáticos de Madrid El proyecto se inspira en una tendencia que triunfó hace 10 años en Nueva York y en Londres

Espectadores en el cine de la Galería de Cristal del Ayuntamiento.Vídeo: Carlos Martínez

La noche cae. El público enmudece y Dustin Hoffman irrumpe en la pantalla interpretando El graduado. Decenas de sillas de plástico y una gran pantalla forman desde el 9 de julio una sala de proyecciones en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles. La experiencia suena a cine de verano, pero no lo es. Es The Cinema, la primera organización en España dedicada en exclusiva a aplicar el concepto pop up al séptimo arte: exhibir películas emblemáticas en lugares inusuales durante cualquier época del año. Son espacios con fecha de caducidad, e inspirados en una tendencia que caló con fuerza hace 10 años en Nueva York y en Londres.

“Quizás, lo único que tiene de cine de verano es que estamos en verano”, asegura Nacho Andarias, director de la Fundación Proyecta que organiza este evento. Su compañero, Jesús Mateos, productor de la iniciativa, explica sus peculiaridades: “El objetivo es ir más allá de la sala convencional y probar nuevos lugares durante un periodo de tiempo limitado”. De ahí el término pop up, un concepto inglés que se aplica a espacios que están activos de manera temporal. Como las ventanas que se abren en Internet y desaparecen. En Madrid, el sitio elegido es la Galería de Cristal del Ayuntamiento hasta el 31 de agosto, uno de los lugares más emblemáticos de la capital, pero el Consistorio no ha colaborado con la financiación del proyecto.Contamos con el Ayuntamiento para que nos ceda el espacio de forma privilegiada, pero todo el esfuerzo es nuestro“, asegura Andarias.

La película se proyecta en una explanada que comparte espacio con exposiciones, tiendas, y una zona de restauración. En tan solo un mes, más de 6.500 personas han pasado por esta sala alternativa. Allí, en un ambiente chill out, entre bocado y bocado, el público charla antes del visionado y el lugar se convierte en una terraza de verano. Jóvenes, niños, adultos…La variedad en la programación atrae espectadores de cualquier edad. “Disfrutar de una buena película y tomarnos una copa en un sitio tan bonito merece la pena”, dice uno de los espectadores, mientras muestra el mojito que sostiene en su mano. Le ha costado 7 euros, y la entrada, que no incluye consumición, 5.

A las 10 de la noche empieza el filme. Con todo el mundo acomodado, el ruido de las latas que se abren, la música del DJ, y las risas de los comensales ya no se escuchan. Durante la proyección de El graduado, algunas sillas están vacías, pero los promotores aseguran que el aforo del recinto con capacidad para 500 personas se llena cuando proyectan cine de los 80. “Son películas que puedes disfrutar de una forma relajada, que no son emocionalmente muy complejas, que te apetece ver con tu gente, y con las que te vas a casa con una sonrisa en la cara”, asegura Mateos. Él es el programador y elige las películas siguiendo su gusto personal. La programación para agosto ya está disponible y se podrán ver éxitos como Mejor imposible, Eduardo manostijeras, Amelie o Cantando bajo la lluvia.

El proyecto también estará en los próximos meses en Barcelona y Valencia. La idea es la misma: un espacio que se empleará un tiempo determinado y en el que, además de cine, habrá otras ofertas de entretenimiento. Mientras, en Madrid, todos los días menos los domingos, decenas de personas descubren este espacio abierto desde las ocho de la tarde hasta las dos de la madrugada. Las imágenes en la pantalla consiguen que, durante al menos unos cuantos minutos, los asistentes se olviden del rápido ir y venir de la ciudad. Lejos. De la cotidianeidad y del trabajo, pero en pleno centro.

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