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Se reactiva la búsqueda del holandés desaparecido hace cuatro años

Martin Verfondern vivía con su mujer en un pequeño pueblo ourensano Sus únicos vecinos eran una familia con la que estaba gravemente enfrentado

Martin Verfondern, en 2009 antes de desaparecer
Martin Verfondern, en 2009 antes de desaparecer PEDRO AGRELO

El Instituto de Medicina Legal de Galicia ha encontrado en Madrid los medios que le faltaban para peinar la comarca de Valdeorras en busca de un holandés afincado en la zona que desapareció sin dejar tras de sí ni un solo rastro en 2010. La empresa Cóndor Georradar, con la que ha "contactado" el Imelga, se ha prestado a “colaborar de forma desinteresada” y el juzgado responsable de la investigación, el número 2 de Instrucción de O Barco de Valdeorras, ha dado su autorización para empezar los trabajos este fin de semana.

De esta manera, la Guardia Civil volverá a buscar a Martin Verfondern cuatro años después de intentarlo intensamente y abandonar los rastreos a los pocos meses sin éxito. El domingo, agentes de la Policía Judicial de Ourense, a cargo de las pesquisas desde el principio, montarán su base de operaciones en el antiguo campo de fútbol de O Aguillón, en A Rúa, y emprenderán la enésima búsqueda convencidos de que “las nuevas tecnologías” con las que van a contar ahora y no contaban antes podrán, bajo las aguas de un pantano, si es que se halla allí, “detectar el vehículo” que conducía el holandés aquel 19 de enero de 2010.

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El holandés que nunca apareció, por S. R. PONTEVEDRA

Este vecino de Santoalla (Ourense), natural de Alemania y nacionalizado holandés, fue visto por última vez enfilando con su Chevrolet Blazer pintado a manchas la intrincada carretera que lleva a su aldea, prácticamente abandonada. Hizo la compra en un supermercado de A Rúa, visitó el cibercafé y luego emprendió el camino a casa. Tras girar en la rotonda en la que acaba el núcleo de Petín ya no se supo más de él, y después de su desaparición se investigó a varias personas del municipio, principalmente del entorno de la única familia que compartía la aldea de Santoalla con él y su mujer. Vivían gravemente enfrentados, y cruzaban constantes denuncias judiciales, pero nunca hubo pruebas contra nadie. Mientras tanto, la Interpol emprendió su búsqueda por otros países, y varios medios de comunicación de Holanda y Estados Unidos trataron sobre este misterioso suceso. Su mujer, Margo Pool, todavía residente en el lugar, siempre defendió que su marido había sido asesinado y que su cadáver seguía oculto en las montañas o en alguno de los muchos pantanos de la zona.

En 2010, su cuerpo y su coche, un modelo único en España, fueron buscados con perros, helicópteros, equipos de rescate de alta montaña de varias comunidades autónomas, grupos de cazadores, y especialistas de rastreo submarino en el Sil y en varios pantanos. No hubo suerte. Ahora, según avanza la Guardia Civil, trabajarán un helicóptero y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de este cuerpo en A Coruña. El helicóptero sobrevolará la zona, recorrerá al igual que en 2010 sus cumbres y sus precipicios, pero esta vez lo hará con una cámara geotérmica. Además, una zodiac rastreará el embalse de Santa Baia con sonar de barrido lateral y cámara submarina.

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