Moreno abre un nueva página en el PP
El presidente popular, con un argumentario similar al de Javier Arenas, se propone otra vez “convencer a más andaluces” para gobernar en la comunidad
El nuevo presidente del Partido Popular andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, malagueño de 43 años, se propuso ayer abrir “una nueva página” en su partido y en Andalucía. Empieza ahora una carrera de fondo para conseguir algo que le ha resultado imposible a la derecha en 32 años de autonomía: gobernar en la comunidad más poblada de España.
Lo de Moreno es un volver a empezar, aunque no parte de cero. El PP es un partido que gobierna en 269 Ayuntamientos andaluces, en los que viven el 65% de la población, en cinco diputaciones, tiene 50 diputados en el Cámara autónoma, 33 diputados en Madrid y 26 senadores. Y sobre todo contabiliza 163.000 afiliados. Esa es su armada. Pero sigue sin atraer al número suficiente de andaluces para que le abra las puertas de la Junta de Andalucía.
El primer trabajo que empezó a hacer ayer el nuevo líder popular es el de convencer a los suyos de que es posible alcanzar esa meta. “No hemos tocado techo. Eso no es así. Es posible ganar y lo vamos a conseguir. Tenemos la obligación de ser mejores, lograr una mayoría más amplia no sólo para vencer, sino para convencer a más andaluces”.
Sacar al PP de la inercia de la oposición, en la que algunos en este partido están apoltronados, no va a ser fácil. Él dijo ayer en la presentación de su candidatura en el congreso extraordinario del PP que “va muy en serio” que quiere escribir una nueva página en su partido y también en la “historia de Andalucía”. Y también que quiere un partido “tan plural como la sociedad, sin importar la edad, ni la procedencia, ni la clase social, ni la orientación sexual”. Es decir, un partido más al centro, un viaje que el PP andaluz lleva toda la vida realizando.
Utilizó la tercera persona para presentarse ante los compromisarios y como solía hacer Javier Arenas, que continúa siendo el presidente de honor, citó por su nombre a todo quisqui. “Javier es Javier y yo soy yo”, dijo luego a los periodistas cuando le recordaron algunas semejanzas. Moreno pidió tiempo para consolidarse. Fuentes de su entorno aseguraron que, a partir de ahora, buscará un perfil propio en el PP que le distinga. Se fija en el extremeño José Antonio Monago, el barón rojo del PP, en el gallego Alberto Núñez Feijóo y en el balear José Ramón Bauzá. Pero ayer el perfil con el que más coincidía era con el de Arenas.
Desde que presentó su candidatura el pasado 12 de febrero, Moreno Bonilla ha recorrido todas las provincias —bastante solo, por cierto— para entrevistarse con las direcciones locales y darse a conocer. No ha parado de exponerse desde entonces con declaraciones que, en gran medida, recordaban a las que hace 20 años pronunciaba un joven Arenas cuando inició su largo reinado en el PP. Si uno cierra los ojos y escucha a Moreno Bonilla puede confundirle con el sevillano. No es solo por una cuestión de entonación, de repetir algunas frases tres o cuatro veces. Es, sobre todo, por el argumentario de que es necesaria la alternancia tras tres décadas de Gobiernos presididos por los socialistas, de que el PP se merece una oportunidad, de que se “muere” por ser presidente de la Junta, de que su único “sueño” es dirigir el Gobierno andaluz, de que el cambio político ya está aquí. Ese guion ya lo escribió y lo estrenó Arenas en 1994, pero el PP sigue sentado en los bancos de la oposición. Las nuevas recetas del líder popular, que fue elegido con el apoyo del 98,5% de los 1.447 compromisarios que votaron, no se oyeron ayer.
Hubo dirigentes que, por el contrario, no vieron tanto mimetismo y pusieron como ejemplo el que no citara el caso de los ERE, el caballo argumental en el que galopa el PP desde hace tres años.
Moreno se ha rodeado de un equipo de su total confianza, en la que la provincia de Málaga, la que más votos aporta al conjunto de Andalucía, es la clara vencedora. De los 12 dirigentes del núcleo duro, tres son de esta provincia. El presidente del PP malagueño, Elías Bendodo, será el nuevo portavoz de la ejecutiva, visualizándose así donde está la bandera del poder orgánico. En la anterior ejecutiva presidida por Juan Ignacio Zoido el peso de Sevilla era muy mayoritario: de los ocho puestos del núcleo duro, cinco lo ocupaban sevillanos. Bendodo es presidente de la Diputación de Málaga y ha apostado siempre por Moreno Bonilla, incluso cuando nadie veía posible esa operación.
El presidente del PP ha elegido a un equipo con una media de 39 años, con presencia equilibrada de hombres y mujeres y con representación de todas las provincias. Moreno es consciente de que no todo el mundo ha aplaudido este reparto.
Pero además de las palabras, de las declaraciones y de las valoraciones, los silencios también fueron importantes en el congreso del PP. Que Cospedal no citara a Arenas en su intervención no pasó desapercibido. Es como si un socialista andaluz no mencionara a Felipe González estando presente. Algunos lo consideraron una enorme falta de respeto hacia alguien que lo ha sido todo en el PP andaluz y que logró ganar las últimas elecciones autonómicas, aunque de manera insuficiente para gobernar. Que Arenas tampoco citara a Cospedal también chirrió mucho. La conclusión que sacaron algunos dirigentes es que la guerra entre ambos por el futuro control de Génova va a más.
También hubo frases crípticas de la secretaria general, como cuando aconsejó al nuevo presidente del partido no hacer excursiones por “meandros ni aguas movedizas”. Son las arenas las que pueden serlo, aunque ella prefirió no ser tan explícita (o tal vez sí) con el sobrenombre (Arenas movedizas) con el que se conoce al que sigue siendo presidente de honor.
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