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Urkullu y López coinciden en que el “pequeño gesto” etarra es insuficiente

EH Bildu endosa al Gobierno la “imposibilidad” de un desarme efectivo Lo acusa de interponer “todos los obstáculos posibles” en el proceso

Foto: reuters_live | Vídeo: ELPAÍS-LIVE!
Javier Rivas

Aunque sus respectivas estrategias para gestionar el fin de ETA muestran una distancia patente, el lehendakari, Iñigo Urkullu, y los socialistas vascos coincidieron este viernes en su opinión sobre el anuncio de desarme muy parcial de ETA. Una opinión sustentada en tres puntos: reconocimiento del gesto de la banda —“va en la buena dirección”, para el PSE—, pero recalcando que resulta pequeño e insuficiente y que el horizonte ha de ser el desarme total de ETA, su desaparición definitiva y el reconocimiento del daño injusto causado.

El Gobierno vasco decidió elevar la relevancia de su respuesta después de que Urkullu se reuniese con los verificadores antes de la comparecencia de estos en Bilbao. Inicialmente iba a ser el portavoz de su Ejecutivo, Josu Erkoreka, quien compareciese ante los periodistas, pero finalmente fue el propio lehendakari quien leyó, sin preguntas, una breve declaración —apenas 145 palabras— en una de las sedes del Ejecutivo de la capital vizcaína.

Urkullu, cuyo Ejecutivo ha mostrado su disposición a hablar directamente con ETA si ello contribuye al fin completo de la banda, le puso dos adjetivos a esta “primera y necesaria etapa para el desarme completo”, que apuntan a una mirada positiva dentro del convencimiento de que seguirán más pasos similares: es “unilateral e incondicional”.

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Junto a ello, el lehendakari avaló la tarea de los miembros de la Comisión Internacional de Verificación, desdeñados siempre por el Gobierno de Mariano Rajoy. Urkullu consideró “fiable y segura” su intermediación y mostró su disposición a seguir colaborando con ella y respaldar su gestión de los “próximos pasos”.

El PSE dio también importancia a su reacción dejándola en manos de su secretario general, Patxi López, lehendakari cuando ETA anunció su cese definitivo en octubre de 2011. López, quien comenzó recordando que el Parlamento vasco había homenajeado por la mañana a dos de sus correligionarios asesinados por los terroristas —Fernando Buesa y Enrique Casas—, instó a no caer “con atención desmedida” en un juego de “golpes de efecto y escenificaciones periódicas” que dilate el fin definitivo de la historia etarra.

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En el resto del arco parlamentario vasco, lo esperable: euforia abertzale y desprecio del PP y UPyD, una vez visto en qué se materializaba el anunciado gesto.

EH Bildu escenificó una respuesta con representantes de primera fila de los cuatro partidos coligados (Sortu, Aralar, EA y Alternatiba), en la que el portavoz del primero de ellos, Pernando Barrena, destacó que el “nuevo hito” ofrece “la total seguridad” del fin del terrorismo. Tras insistir en la unilateralidad de la decisión etarra, valor que la izquierda abertzale siempre ha destacado en los movimientos de la banda los dos últimos años para confrontarlo a lo que considera inmovilismo gubernamental, Barrena consideró “imposible” un desarme efectivo porque el Gobierno “no quiere que se produzca e interpone todos los obstáculos posibles”. “Si realmente el Gobierno tiene tanto interés para que en algún momento ese desarme se haga efectivo, lo que debiera hacer es facilitar los medios y los modos para que tenga lugar”, apostilló.

“Tomadura de pelo” y “un engaño más”. Arantza Quiroga dejó claro el desdén con que el PP vasco recibió el anuncio de los verificadores, con los que el partido nunca ha querido reunirse, anuncio que “no aporta nada que no sepamos”. La dirigente popular acusó a la banda de frustrar la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca y aprovechó para incidir en el núcleo de su mensaje en el escenario del final de la violencia: la necesidad de un liderazgo institucional y un acuerdo entre los grandes partidos, pensando en el suyo, los socialistas y el PNV, para consolidar la desaparición de la banda.

El único parlamentario vasco de UPyD, Gorka Maneiro, consideró el anuncio una “farsa” y un “circo mediático” con el que ETA quiere lograr “impunidad”.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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