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El PP andaluz convoca un congreso exprés sin tener aún un candidato

Cospedal no cierra un consenso sobre el nuevo líder y todo depende de Rajoy Zoido se despide de los populares andaluces llamando a la unidad

La división en el Partido Popular de Andalucía está generando situaciones insólitas e inéditas en esta formación. La reunión extraordinaria de la junta directiva regional para convocar un congreso extraordinario terminó este miércoles con una decisión también extraordinaria: no se sabe quién será el candidato a presidir el partido más votado en las tres últimas elecciones en Andalucía. El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, sigue sin dar a conocer su preferencia y ese silencio, en una formación acostumbrada a mirar al dedo de su líder, provoca situaciones tan raras como las vividas este miércoles, cuando se convoca un cónclave exprés sin saber quiénes serán sus protagonistas.

Alrededor de 1.500 compromisarios están citados al 14º congreso regional del PP andaluz el 1 y 2 de marzo en Sevilla. Desde ahora y hasta el día 12 se abre un plazo de siete días para la presentación de preavales de candidaturas. Tan solo hacen falta 90 firmas —una cifra bastante alcanzable incluso para el que persiga una fama efímera—, pero la cuestión es saber si algún dirigente de peso dará ese paso sin las bendiciones oficiales. Todas las fuentes consultadas del PP creen que no, que todos acatarán la palabra del líder. Otra cosa es que las ocho direcciones provinciales quieran tener la parte más grande del pastel en la futura dirección regional.

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Quedan pues ocho días para que se empiecen a despejar incógnitas. En este tiempo se pretende llegar a un acuerdo no solo sobre la persona que sustituirá a Juan Ignacio Zoido al frente del partido, sino sobre el equipo que lo acompañará. En el PP andaluz sí ha habido congresos con dos candidaturas, pero siempre con un aspirante oficial. Y desde 1993, el partido ha estado capitaneado, bien directamente o por persona interpuesta, por Javier Arenas.

Hacia él se dirigen muchas críticas internas por la situación “infumable”, opina un dirigente, en la que se encuentra el PP andaluz, una formación que en noviembre de 2011 aportó casi el 45% del incremento de votos que obtuvo Rajoy respecto a los comicios de 2008.

Los arenistas niegan la mayor. Aseguran que si por dos veces se ha frenado la sucesión en el PP de Andalucía no ha sido por Arenas —“ni siquiera ha hecho falta”, apuntó un dirigente—, sino porque Rajoy así lo ha decidido. El propio Arenas se encargó de desbaratar la versión de estar detrás de las bambalinas para mantener su influencia: “No moveré ni un solo dedo más que para ayudar en la unidad del partido y jamás en la división”.

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La situación creada deja en mal lugar a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y al propio Zoido. Ambos tenían toda la intención de resolver rápidamente la crisis, este mismo miércoles si era posible, con la presentación del candidato preferido por ambos, José Luis Sanz. Pero la operación de momento se ha frustrado y Sanz ha quedado bastante quemado, aunque nadie descarta que finalmente sea él el elegido si Rajoy lo quiere así.

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Después de la suspensión el día anterior de la cena convocada por Zoido con los presidentes provinciales para intentar llegar a un acuerdo, los barones locales se reunieron todos juntos en el restaurante del hotel donde se celebró la junta directiva regional con Cospedal. Esta se desplazó a Sevilla para tratar de arreglar la crisis originada en una comunidad clave no solo para ganar las elecciones generales sino, sobre todo, para tener el control del PP.

Pero en ese almuerzo que duró una hora y media no se habló de nombres. Si alguien creía que la “autoridad competente” traería un mensaje de Rajoy se equivocó de lleno. Nadie puso sobre la mesa un nombre. Tampoco el de Sanz, el secretario general del partido y el favorito de Zoido. Él mismo tampoco defendió su candidatura. Cospedal les dijo que no era momento de hablar de nombres, y que así se lo había trasladado Rajoy. Todos interpretaron que el presidente aún no ha decidido, lo que deja en mal lugar a Sanz, que aspiraba a ser ratificado este miércoles.

Según informaron varios de los asistentes a ese encuentro, los ochos presidentes provinciales se comprometieron a consensuar un candidato y acatar lo que diga Rajoy. Según algunas fuentes del PP, el presidente del Gobierno se pronunciará “pronto”, aunque esta palabra en el PP hace mucho que dejó de significar inmediatez. Otros señalan que como mucho lo hará en una semana, el tiempo para que se conozcan los precandidatos.

En el trasfondo de esta batalla, que tiene un claro componente local en un partido que está sufriendo mucho desde la marcha de Arenas y el ascenso fulminante de la socialista Susana Díaz, está la guerra por el control del PP nacional que libran Cospedal y Arenas. Ambos representan dos sectores claramente enfrentados en el partido sin que ninguno de los dos logre hacerse con la prevalencia definitiva. La secretaria general ha demostrado que no logra imponer, al menos de momento, su candidato en esta comunidad.

El problema de fondo en Andalucía es que Rajoy no decide. Todos están esperando, hace meses, y de forma ya casi angustiosa, que el líder opte por un candidato. Algunos pensaron que ya lo había hecho el lunes, cuando desde la dirección andaluza se dejó caer que el candidato iba a ser Sanz y se anunció una cena para cerrarlo. Pero la interpretación más extendida es que Rajoy, al ver publicado en prensa el nombre de Sanz como algo ya cocinado, mandó parar de nuevo y todo está otra vez en el aire, aunque por poco tiempo. La posibilidad de que el presidente opte por un candidato sorpresa o por la propia ministra de Empleo, Fátima Báñez, sigue encima de la mesa.

Los presidentes provinciales harán lo que les diga el jefe del Ejecutivo

Los comensales también apostaron por evitar polémicas en los medios de comunicación y por la necesidad de que el partido recupere el pulso perdido. Sí hubo críticas de algunos presidentes al retraso en acordar una decisión que se debía haber tomado antes.

Según las fuentes consultadas, Cospedal tomó la palabra al final. La secretaria general admitió que el proceso de sustitución de Zoido había sido “demasiado lento” y emplazó a llegar a un acuerdo en una semana, una vez que se agote el plazo para la presentación de los avales.

En la junta directiva, el máximo órgano entre congresos, nadie pidió turno de palabra cuando se planteó esa posibilidad. Solo hablaron Zoido y Cospedal, quien dio un discurso tan extraordinario y extraño como la propia convocatoria del congreso extraordinario porque no habló de esa cita.

Zoido reclamó unidad al partido y aseguró hasta en tres ocasiones que la elección del nuevo capitán tendrán que “tomarla entre todos”. “Solo nos falta ponerle cara a la persona que va a liderar este proyecto. Sé que algunos lo habéis vivido con incertidumbre, pero la paciencia también es un valor importante”.

Zoido dijo que esta decisión se tomará desde Andalucía “con el apoyo de la dirección nacional”. El presidente saliente admitió que desde el primer momento su interés y vocación han sido la alcaldía de Sevilla y que asumió el cargo en un congreso “de transición” tras la marcha de Javier Arenas, tras ganar las elecciones aunque lejos de la mayoría absoluta que le vaticinaban las encuestas.

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