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El genocidio cultural se asoma al simposio ‘España contra Cataluña’

Rafanell, profesor de historia en la Universidad de Girona asocia la pervivencia actual del catalán a la ocupación napoleónica

Acto del simposio 'España contra Cataluña'.
Acto del simposio 'España contra Cataluña'.ALBERT GARCIA

El simposio España contra Cataluña, organizado por el Departamento de Presidencia de la Generalitat, sigue su curso. Ayer varios estudiosos insistieron en la persecución sistemática sufrida por los catalanes. Jordi Casasas, profesor de Historia en la Universidad de Barcelona, habló del “genocidio cultural” sufrido desde 1714; August Rafanell, de la Universidad de Girona, sugirió que en la pervivencia del catalán tuvo no poco que ver la ocupación de la península por las tropas napoleónicas. Francesc Roca, también de la UB, se refirió a las falsificaciones de la historia, siempre escrita por los vencedores. A causa de ello, por ejemplo, apenas se conoce la importante actuación de los catalanes en América introduciendo el cultivo de la alcachofa.

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Las intervenciones oscilaron entre el análisis global, fuertemente ideologizado, y el dato histórico más o menos significativo. Salomó Marqués, de la Universidad de Girona, describió los intentos de imponer el castellano como lengua vehicular en la enseñanza. Repasó desde el Decreto de Nueva Planta hasta la visión centralizadora y uniformizadora de las Cortes de Cádiz, sin dejar de lado los esfuerzos de parte de la población por mantener viva la lengua y la cultura catalana, con un papel importante de un sector de la Iglesia que navegó siempre entre las dos aguas. No en vano, a principios del XIX, cuando se prohíbe la edición de libros en catalán y se impone la enseñanza del castellano y en castellano en las escuelas primarias hay unos textos que quedan excluidos: los catecismos. Hasta 1902 no habrá un intento de suprimir el uso del catalán por la Iglesia e imponer el castellano también en los catecismos. Fracasó. Y es que, como sugirió, aunque no dijo textualmente, Joan Bada, profesor de la UB, la Iglesia católica fue pastoralmente catalanista, pero financieramente españolista. Unos privilegios financieros que se extienden a sus centros educativos y que se mantienen vivos en el Concordato hoy vigente.

Que el siglo XIX es en Occidente, España incluida, jacobino, parece fuera de discusión. El asunto, insistió Rafanell, es saber por qué el catalán se ha mantenido pese a no tener detrás el apoyo de un Estado que lo definiera como lengua oficial. El motivo, dijo, es que fue también lengua institucional y, al desparecer las instituciones, quedó en el recuerdo de la población que la mantuvo como aspiración. En este punto, Rafanell no tuvo reparos en defender que en Cataluña se enfrentó a la “castellanización” hasta la burguesía. Bien es cierto que, en ese punto, precisó que por “burguesía” entendía los “habitantes de los burgos” y no exclusivamente la clase dirigente en el sentido marxista del término. Asimismo, Rafanell asoció la pervivencia del catalán a Napoleón. Cuando sus tropas ocuparon Cataluña, anexionaron el territorio al imperio. Al decidir su lengua se descarta el castellano sin que nadie se atreva a imponer el francés, claramente ignorado por los habitantes de Cataluña. Esta decisión, dijo, rompió la tendencia impuesta por el centralismo de los Borbones durante el siglo XVIII.

La Iglesia fue pastoralmente catalanista pese a las prohibiciones

Para Casassas, se pueden distinguir diversas fases entre 1714 y nuestros días. Al principio se produjo un “genocidio cultural”, seguido por una época de “represión a base del terror”. Más tarde se persigue lograr que la represión quede interiorizada y se perciba como una situación natural. Una segunda etapa genocida se produce entre 1939 y 1945 con una iglesia, afirmó, que colaboró de forma entusiasta al proceso castellanizador. El último periodo, la transición política, tampoco es para lanzar cohetes de alegría, ya que los ataques contra la lengua y la cultura catalana son crecientes.

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Frente a esta descripción en negro y negro, Marqués alternó la narración de los momentos críticos con los movimientos de resistencia. Le habían pedido que hablara sólo de la represión, aseguró, pero optó por no ignorar que hubo otras actitudes, más allá del sometimiento, entre la población. Así, en 1939, se produce la creación de la escuela Isabel de Villena, que intenta recuperar la tradición republicana, introduciendo canciones populares en catalán. También se inicia la representación de obras de teatro, a veces traducidas, como Los pastorcillos. Por cierto, explicó, en Torelló se representaban en catalán con un único personaje que hablaba castellano: el demonio.

En la fase actual, Marqués señaló que hay un proceso involutivo que se inicia en 1996 cuando Aznar nombra ministra de Educación a Esperanza Aguirre y que lleva directamente hasta José Ignacio Wert.

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